Fue secretario de Carlos Osoro, quien le nombró canónigo Alvaro Almenar, elegido nuevo Celador del Santo Cáliz
Su labor será ocuparse de todo lo concerniente al cuidado y culto del Santo Cáliz de la Cena del Señor, que, desde el siglo XV, es custodiado y venerado en este templo
Alvaro Almenar, hombre eficiente, diplomático y todoterreno, es Consiliario y capellán de distintas asociaciones, entidades y órdenes, entre ellas la de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén
Es verosímil que este hermoso vaso estuviera en las manos del Señor cuando la víspera de su Pasión. Desde entonces su historia está llena de avatares, viajando por medio mundo y ocultada en varias ocasiones
En realidad, la reliquia es la parte superior, que es una taza de ágata finamente pulida considerada de origen oriental y de los años 100 al 50 antes de Cristo
Con el canónigo celador, la Real Hermandad (corporación nobiliaria) y la Cofradía del Santo Cáliz que, junto con el Cabildo Metropolitano, mantienen el culto y la difusión de la devoción del Santo Cáliz
Es verosímil que este hermoso vaso estuviera en las manos del Señor cuando la víspera de su Pasión. Desde entonces su historia está llena de avatares, viajando por medio mundo y ocultada en varias ocasiones
En realidad, la reliquia es la parte superior, que es una taza de ágata finamente pulida considerada de origen oriental y de los años 100 al 50 antes de Cristo
Con el canónigo celador, la Real Hermandad (corporación nobiliaria) y la Cofradía del Santo Cáliz que, junto con el Cabildo Metropolitano, mantienen el culto y la difusión de la devoción del Santo Cáliz
Con el canónigo celador, la Real Hermandad (corporación nobiliaria) y la Cofradía del Santo Cáliz que, junto con el Cabildo Metropolitano, mantienen el culto y la difusión de la devoción del Santo Cáliz
| Baltasar Bueno, corresponsal en Valencia
El Cabildo Catedralicio ha elegido nuevo celador del Santo Cáliz de la Cena del Señor, que se conserva en la Catedral de Valencia, al canónigo Alvaro Almenar, quien sucede al recientemente fallecido Juan Migue Díaz Rodelas.
Su labor, una de la más importante de la Catedral, que se denomina Catedral del Santo Cáliz, será ocuparse de todo lo concerniente al cuidado y culto del Santo Cáliz de la Cena del Señor, que, desde el siglo XV, es custodiado y venerado en este templo.
El sacerdote Alvaro Almenar, de 43 años, recibió la ordenación sacerdotal en junio de 2001, cursó sus estudios en la Facultad de Teología “San Vicente Ferrer” de Valencia y es Licenciado en Sagrada Teología del Matrimonio y Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II. Ha ejercido su ministerio sacerdotal en las localidades valencianas de Requena, La Pobla del Duc, Ràfol de Salem y Beniatjar y en Valencia.
Fue secretario de Carlos Osoro cuando fue arzobispo de Valencia, quien le nombró canónigo antes de ocupar la sede episcopal de Madrid. Persona afable, eficaz, espiritual, con don de gentes, dotes para la organización y muy apreciado por clero y laicos, se ha desempeñado con soltura en todas las misiones y oficios que se le ha encomendado.
Con Osoro fue el hombre eficiente, diplomático y todoterreno que el prelado necesitaba para una Diócesis de tal envergadura. Actualmente desempeña el oficio de vice-rector de la Real Basílica de la Virgen de los Desamparados. Es Consiliario y capellán de distintas asociaciones, entidades y órdenes, entre ellas la de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Historia del Santo Cáliz
Tanto por los datos arqueológicos como por el testimonio de la tradición y los documentos que se poseen, es completamente verosímil que este hermoso vaso estuviera en las manos del Señor cuando la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos diciendo:
“Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros”. Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía”
En realidad, la reliquia es la parte superior, que es una taza de ágata finamente pulida, que muestra vetas de colores cálidos cuando refracta la luz; es una preciosa “copa alejandrina” que los arqueólogos consideran de origen oriental y de los años 100 al 50 antes de Cristo. Ésta es la conclusión del estudio efectuado por el profesor D. Antonio Beltrán y publicado en 1960 (“El Santo Cáliz de la Catedral de Valencia”), nunca refutado, y que está en la base del creciente respeto y conocimiento del Santo Cáliz.
Mucho más posteriores son las asas y el pie de oro finamente grabado, que encierra una copa o “naveta” de alabastro, de arte islámico, diferente a la copa; todo ello, lo mismo que las joyas que adornan la base son de época medieval. Las dimensiones son modestas: 17 cm. de altura, 9 cm. de anchura de la copa y 14,5 x 9,7 cm. que tiene la base elíptica.
La tradición dice que es la misma Copa que utilizó el Señor en la última Cena para la institución de la Eucaristía, que luego fue llevado a Roma por San Pedro y que conservaron los Papas sucesores a éste hasta San Sixto II, en que por mediación de su diácono San Lorenzo, oriundo de España, fue enviado a su tierra natal de Huesca en el siglo III para librarlo de la persecución del emperador Valeriano. Recomienda esta permanencia del Santo Cáliz en Roma la frase del Canon Romano mencionada antes: “Tomo este Cáliz glorioso”, hoc praeclarum calicem; expresión admirativa que no encontramos en otras anáforas antiguas, y no podemos olvidar que la plegaria eucarística romana es la versión latina de otra en lengua griega, pues ésta fue la propia de la Iglesia de Roma hasta el Papa San Dámaso en el siglo V.
Durante la invasión musulmana, a partir del año 713, fue ocultado en la región del Pirineo, pasando por Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe (hoy San Adrían), Bailio y, finalmente, en el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca), donde puede referirse a él un documento del año 1071 que menciona un precioso cáliz de piedra.
La reliquia fue entregada en el año 1399 al Rey de Aragón, Martín el Humano que lo tuvo en el palacio real de La Aljafería de Zaragoza y luego, hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410, mencionándose el Santo Cáliz en el inventario de sus bienes (Manuscrito 136 de Martín el Humano. Archivo de la Corona de Aragón. Barcelona, donde se describe la historia del sagrado vaso) Hacia 1424, el segundo sucesor de Don Martín, el Rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia, y con motivo de la estancia de este Rey en Nápoles, fue entregado con las demás regias reliquias a la Catedral de Valencia en el año 1437 (Volumen 3.532, fol. 36 v. Del Archivo de la Catedral).
Fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el “monumento” del Jueves Santo. Durante la guerra de la Independencia, entre 1809 y 1813, fue llevado por Alicante e Ibiza hasta Palma de Mallorca, huyendo de la rapacidad de los invasores napoleónicos. En el año 1916 fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz. Precisamente esta exposición pública permanente de la sagrada reliquia hizo posible que se divulgara su conocimiento, muy reducido mientras permaneció reservado en el relicario de la catedral.
Durante la guerra civil (1936-1939) permaneció oculto en el pueblo de Carlet. El Beato Juan XXIII concedió indulgencia plenaria en el día de su fiesta anual, el Papa Juan Pablo II celebró la Eucaristía con el Santo Cáliz durante su visita a Valencia el 8 de noviembre de 1982 y lo mismo sucedió con Su Santidad Benedicto XVI que celebró la Eucaristía con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, el 8 de Julio de 2006.
Con el canónigo celador, la Real Hermandad (corporación nobiliaria) y la Cofradía del Santo Cáliz que, junto con el Cabildo Metropolitano, mantienen el culto y la difusión de la devoción del Santo Cáliz, que se expresa en las peregrinaciones de parroquias y entidades religiosas y cívicas, todas las semanas, en la celebración de los “jueves del Santo Cáliz”.