Cuatro opciones para 'rearmar' Europa Monseñor Satué: "El rearme que nuestro continente necesita tiene que ver sobre todo con los valores"

"Mucho está cambiando el panorama político mundial y, en este contexto, los gobiernos europeos han optado por aumentar significativamente el gasto en armamento"
"No estoy cualificado para valorar esta decisión en sus justos términos, pero sí me parece claro que el rearme que nuestro continente necesita tiene que ver sobre todo con los valores"
"En el escaso espacio de esta carta, quisiera al menos enunciar cuatro opciones que podemos vivir y promover para colaborar en ese necesario rearme moral"
"En el escaso espacio de esta carta, quisiera al menos enunciar cuatro opciones que podemos vivir y promover para colaborar en ese necesario rearme moral"
| José Antonio Satué Huerto, obispo de Teruel y Albarracín
Mucho está cambiando el panorama político mundial y, en este contexto, los gobiernos europeos han optado por aumentar significativamente el gasto en armamento. No estoy cualificado para valorar esta decisión en sus justos términos, pero sí me parece claro que el rearme que nuestro continente necesita tiene que ver sobre todo con los valores, ya que, como escribió San Juan Pablo II, refiriéndose a Europa,
«Del futuro se tiene más temor que deseo. Lo demuestran, entre otros signos preocupantes, el vacío interior que atenaza a muchas personas y la pérdida del sentido de la vida. Como manifestaciones y frutos de esta angustia existencial pueden mencionarse, en particular, el dramático descenso de la natalidad… Prevalece una sensación de soledad; se multiplican las divisiones y las contraposiciones. Entre otros síntomas de este estado de cosas, la situación europea actual experimenta el grave fenómeno de las crisis familiares y el deterioro del concepto mismo de familia, la persistencia y los rebrotes de conflictos étnicos, el resurgir de algunas actitudes racistas, las mismas tensiones interreligiosas, el egocentrismo que encierra en sí mismos a las personas y los grupos, el crecimiento de una indiferencia ética general y una búsqueda obsesiva de los propios intereses y privilegios. Para muchos, la globalización que se está produciendo, en vez de llevar a una mayor unidad del género humano, amenaza con seguir una lógica que margina a los más débiles y aumenta el número de los pobres de la tierra… Junto con la difusión del individualismo, se nota un decaimiento creciente de la solidaridad interpersonal… de manera que muchas personas, aunque no carezcan de las cosas materiales necesarias, se sienten más solas, abandonadas a su suerte, sin lazos de apoyo afectivo» (Exhortación “Ecclesia in Europa”, n. 8).
Las palabras del Pontífice fueron tachadas de catastrofistas, pero, aunque muchos gobernantes y ciudadanos persistan en ignorarlas, los datos de la dura realidad diaria confirman que el Papa no iba desencaminado al reclamar un rearme moral de Europa.
En el escaso espacio de esta carta, quisiera al menos enunciar cuatro opciones que podemos vivir y promover para colaborar en ese necesario rearme moral. Primera, cuidar nuestras relaciones personales con los miembros de nuestras familias, con los vecinos y con quienes compartimos el trabajo y el ocio; de modo que todos podamos ofrecer y recibir apoyo material y afectivo. Segunda, apostar por la vida en todas las fases de la existencia humana, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable, también con quienes vienen de lejos. Tercera, participar en la multiforme y variada acción política, económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común. Y cuarta, fomentar el silencio y la interioridad, que nos permiten desenmascarar los engaños y conocer mejor la verdad de la vida y de nosotros mismos; nos ayudan además a conectar con la fuente de la que brota la paz y la fortaleza, para ser más libres y amar más y mejor.
Un saludo muy cordial en el Señor.

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