El obispo de Barbastro-Monzón celebra una década de pastoreo Pérez Pueyo: "Soy vuestro. Hasta la muerte si fuera necesario. No me pertenezco"

"Sigamos construyendo juntos este sueño de Dios para nuestra Diócesis"
Con la misma casulla que llevó el 22 de febrero de 2015 y el báculo del beato Florentino que le entregara don Alfonso, el obispo de Barbastro-Monzón dio gracias al Señor por el décimo aniversario de su episcopado
"No hemos cambiado el Evangelio, que es eterno e inmutable, pero lo hemos adecuado a una nueva forma de transmitirlo (…) para que la Palabra de Dios llegase a todos los rincones de nuestra tierra"
"No hemos cambiado el Evangelio, que es eterno e inmutable, pero lo hemos adecuado a una nueva forma de transmitirlo (…) para que la Palabra de Dios llegase a todos los rincones de nuestra tierra"
| Ascen Lardiés, diócesis de Barbastro-Monzón
Con la misma casulla que llevó el 22 de febrero de 2015 y el báculo del beato Florentino que le entregara don Alfonso, el obispo de Barbastro-Monzón dio gracias al Señor por el décimo aniversario de su episcopado en una eucaristía cuajada de símbolos, que concelebró acompañado por 25 sacerdotes y fieles de los cuatro arciprestazgos. «¡Cómo no os voy a querer!», exclamó, visiblemente emocionado, al inicio de la ceremonia que solemnizó el coro BARMON en la Catedral de Barbastro.
En su homilía, dio gracias, pidió disculpas y repasó la última «década de trabajo arduo, de siembra y cosecha, de sacrificios y de alegrías, de retos superados y de milagros visibles. Sobre todo, ha sido un tiempo de conversión personal y pastoral, de fidelidad al Evangelio y de esperanza renovada».
Don Ángel estableció un paralelismo entre la labor de los agricultores, y los viticultores en particular, y su pastoreo en Barbastro-Monzón, porque «la vid necesita cuidados constantes» y más, en procesos de cambio de los que «hoy vemos los frutos». En este sentido afirmó, «no hemos cambiado el Evangelio, que es eterno e inmutable, pero lo hemos adecuado a una nueva forma de transmitirlo (…) para que la Palabra de Dios llegase a todos los rincones de nuestra tierra».
Evocando su ordenación, reconoció sentir el mismo escalofrío «al besar el anillo episcopal que me desposó con vuestro pueblo» y, repitiendo el gesto, renovó su compromiso diciendo «soy vuestro. Hasta la muerte si fuera necesario. No me pertenezco».
Los cuatro rasgos más representativos de Barbastro-Monzón se hicieron presentes en las ofrendas. El tomillo, entregado por el animador de la Comunidad Juan de Pano, simboliza la impronta martirial de esta tierra. La devoción mariana, encarnada en una imagen de la Virgen de El Pueyo, la entregó el superior del IVE en Barbastro, el padre Pablo di Césare. A continuación, el seminarista Sergio Ibarz ofreció una mitra, emblema de la fe del pueblo de una diócesis milenaria, mitra que, además, fue un regalo para don Ángel. Y, finalmente, la delegada de Misiones, Fina Obis, llevó al altar una llama encendida, emblema de una diócesis misionera. El pan y el vino lo ofrecieron carmelitas de Graus, con su provincial.
La oración y el Himno a los mártires fueron el broche final para una celebración que se cerró con los aplausos de los asistentes a su pastor.
Etiquetas