En veinte años, la causa ha reunido 16.000 folios con información encontrada en parroquias, archivos militares, libros y revistas "Sólo el amor detiene la espiral del odio": el obispado de Vic culmina la fase diocesana de la beatificación de 169 mártires de la Guerra Civil

El obispado de Vic culmina la fase diocesana de la beatificación de 169 mártires de la Guerra Civil
El obispado de Vic culmina la fase diocesana de la beatificación de 169 mártires de la Guerra Civil

Culminó la fase diocesana de la causa de beatificación por martirio del sacerdote igualadino Jaume Serra Jordi y 168 compañeros presbíteros, religiosos, seminaristas y laicos asesinados por razón de fe durante la década de 1930

Según Compte, la causa supone una mirada al futuro, ya que "señala como meta de la vida el amor de Dios"; al presente, en un mundo actual en el que “muchos justos inocentes mueren cada día fruto del odio irracional”; y al pasado, porque es "un acto de justicia y agradecimiento" que pone de relieve "el coraje y el heroísmo de personas sencillas del pueblo en momentos de extrema violencia"

El pasado 16 de noviembre el Obispado de Vic culminó la fase diocesana de la causa de beatificación por martirio del sacerdote igualadino Jaume Serra Jordi y 168 compañeros presbíteros, religiosos, seminaristas y laicos asesinados por razón de fe durante la década de 1930.

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Un hito histórico, teniendo en cuenta que, si bien el proceso lo abrió oficialmente el obispo Romà Casanova en noviembre de 2005, fue a inicios de los años cuarenta cuando, una vez terminada la Guerra Civil, se empezaron a recoger datos sobre los mártires y posteriormente, ya en los noventa, se tomó declaración a testigos antes de su desaparición.

Actas de la causa de beatificación
Actas de la causa de beatificación Flama

En estos veinte años de proceso, los trabajos llevados a cabo por el tribunal y las comisiones histórica, teológica y testifical, bajo la dirección de un postulador, han logrado reunir 16.000 folios con información hallada en parroquias, archivos militares, libros y revistas, que viajarán a la Congregación para las Causas de Santos para su evaluación y determinar si la Iglesia les declara beatos.

Para el sacerdote David Compte, juez delegado de la causa, los principales retos a lo largo de estas dos décadas han sido tres y han tenido que ver con la identidad, el volumen y la rigurosidad. “Por lo que respecta a la identidad, una causa de beatificación tiene sentido si la fe de los fieles capta una auténtica santidad en aquellos presuntos mártires, y los tienen como intercesores y como ejemplo a seguir. Es lo que se llama 'fama de santidad'”, detalla Compte.

En el aspecto de volumen, el presbítero destaca la ingente tarea de recoger y estudiar la información de las 169 personas consultadas. Y en cuanto a la rigurosidad, asegura que las tres comisiones han trabajado "de forma independiente" y "sin mantener contacto, para no viciar a las fuentes". “Se han aplicado los estándares científicos contemporáneos, especialmente en la investigación histórica, a fin de asegurar que se trata de testimonios de amor a Dios y al prójimo hasta dar la vida, y no de otros asuntos ajenos a la finalidad de la Iglesia”, sentencia el juez delegado de la causa, consciente de la necesidad que existía en esta primera fase diocesana de “separar totalmente el testimonio de fe de otras cuestiones de carácter político u otros intereses”.

Una mirada al pasado, al presente y al futuro

Según Compte, la causa supone una mirada al futuro, ya que "señala como meta de la vida el amor de Dios"; al presente, en un mundo actual en el que “muchos justos inocentes mueren cada día fruto del odio irracional”; y al pasado, porque es "un acto de justicia y agradecimiento" que pone de relieve "el coraje y el heroísmo de personas sencillas del pueblo en momentos de extrema violencia".

El obispo Romà Casanova reivindicó en la ceremonia de clausura el mensaje de perdón y reconciliación de estos mártires. Un espíritu que, para muchos, es necesario seguir fomentando en las comunidades cristianas actuales. “Esto debe hacernos reflexionar a todos. El papa Francisco habla a menudo de la Iglesia como hospital de campaña. Es urgente dejar lo accidental que nos pueda separar e ir a lo esencial”, puntualiza Compte, convencido de que la credibilidad de las comunidades cristianas es “proporcional a la concreción de la caridad entre los discípulos de Cristo”.

El presbítero, que habla también desde su experiencia en parroquias del territorio diocesano de Vic con refugiados procedentes de Ucrania, advierte que “la lección vivida por los mártires” es el mejor antídoto para paliar los “terribles estragos de la violencia”. “Su testimonio de perdón es unánime y demuestra que sólo el amor incondicional detiene la espiral del odio y regenera las heridas profundas de la guerra. Sólo el amor es más fuerte que el odio”, concluye.

Clausura de la causa de beatificación
Clausura de la causa de beatificación Flama

El testimonio de Jaume Serra Jordi

El primero de los tres testigos de la causa de beatificación fue el sacerdote Jaume Serra Jordi. Nacido en Igualada en 1847, con nueve años ingresó en el Seminario de Vic, donde estudió la carrera eclesiástica hasta que fue ordenado sacerdote en 1870. Después de cursar Derecho Civil y Canónico en Barcelona, en 1880 fue nombrado vicario general de la Seu d'Urgell y, dos años después, vicario general de Vic, cargo que ocupó durante cincuenta y cuatro años bajo el mandato de cuatro obispos.

En 1902 fundó la residencia de las Hermanitas de los Pobres en Vic. Durante la Guerra Civil, en 1936, su casa fue saqueada, y sus papeles, quemados. Fue encarcelado y, el 13 de agosto, ejecutado en Sant Martí de Riudeperes. En 1939 sus restos fueron trasladados a Igualada.

Tras la clausura de la fase diocesana de la causa, el siguiente paso será dar una positio para cada mártir, es decir, recoger todos los datos de cada persona y valorar su muerte martirial. “Para que la causa avance es necesario que todos los candidatos sean encontrados idóneos”, detalla Compte, que a pesar de desconocer los tiempos que se podrá tardar en realizar este trabajo, asegura que “está bien avanzada y sistematizada por el ingente trabajo de la fase diocesana”.

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