Lo asegura José Carlos Fuertes, prestigioso psiquiatra clínico y forense ¿Sufren ‘delirio contagiado e inducido’ la exabadesa de Belorado y sus 10 exmonjas?
A juicio de José Carlos Fuertes, la raíz del trastorno psiquiátrico que se está produciendo en las exmonjas de Belorado hunde sus raíces en el falso obispo, Pablo Rojas
“Yo creo que haría muy bien el señor arzobispo de Burgos en ver este cisma no como un acto de rebeldía ante su jerarquía, ante su capacidad de mando, sino como un trastorno psicopatológico, como una alteración psíquica”
“Estamos ante unas personas desequilibradas, alteradas, con un trastorno de personalidad importante y eso les lleva a actuar así. Les lleva a ser rebeldes, unas rebeldes sin causa”
“Estamos ante unas personas desequilibradas, alteradas, con un trastorno de personalidad importante y eso les lleva a actuar así. Les lleva a ser rebeldes, unas rebeldes sin causa”
Está claro que Laura García de Viedma, la hasta hace poco abadesa de Belorado, es la líder indiscutible de las 10 monjas cismáticas. Como dicen en ámbitos clericales, “ella es la cabeza a través de la que todas ven, porque ella ha formado y formateado durante años a las demás exmonjas”. ¿Y si esa cabeza sufriese algún trastorno o algún desequilibrio mental? Ésa es la última hipótesis que circula en medios eclesiásticos y que avala el prestigioso psiquiatra, José Carlos Fuertes.
Nadie se explica cuál ha podido ser la motivación profunda que condujo a las ya exmonjas de Belorado a romper con la Iglesia católica y, por lo tanto, con toda una vida de entrega a Dios a través del carisma de las clarisas y en una donación total a la oración y al trabajo, ratificada con los votos solemnes de pobreza, castidad y obediencia.
¿Qué llevó a las exmonjas a tirar por la borda 50,40, 30 o 20 años de vida contemplativa? Ni los especialistas en vida religiosa ni sus propias compañeras de la federación clarisa se lo explican. Y eso que se empeñan en buscar eventuales razones en todos los ámbitos. Una de ellas, desde el primer momento, apuntaba al carácter autoritario y a la fuerte personalidad de la exabadesa.
A ella punta, por ejemplo, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, el único prelado español, junto a monseñor De las Heras, titular de León, con el que quisieron hablar las exclarisas de Belorado: “Les he dado Ejercicios espirituales, cursos de teología, jornadas de espiritualidad, retiros. Por eso experimento la extrañeza de esta deriva, preguntándome cómo han podido llegar a tanto tan equivocadamente. Sólo encuentro una explicación en la ofuscación de la exabadesa arrastrando absurdamente a sus hermanas más jóvenes en el propio ‘cuasi suicidio’ intelectual, espiritual y eclesial”.
Una posible respuesta al 'caso Belorado' llega de la psiquiatría. Según el doctor Fuertes, especialista en psiquiatría clínica y forense, “estamos ante una enfermedad mental colectiva, un delirio contagiado e inducido”. A su juicio, la raíz del trastorno psiquiátrico que se está produciendo en las exmonjas de Belorado hunde sus raíces en Pablo Rojas.
“Este supuesto obispo tiene indicios más que racionales de padecer lo que llamamos coloquialmente un trastorno delirante, una enfermedad que afecta al contenido del pensamiento y que antes se llamaba paranoia”, explica el doctor Fuertes.
Para el psiquiatra, el falso obispo contagió a las monjas, especialmente a la exabadesa, sus “ideas delirantes de superioridad y de pertenencia a la única auténtica Iglesia católica”. Y lo hizo con relativa facilidad, porque las exclarisas son “personas fácilmente influenciables y manipulables” por su régimen de vida aislado y con escaso contacto con el exterior.
Por eso, el doctor Fuertes se permite dar un consejo al comisario pontificio: “Yo creo que haría muy bien el señor arzobispo de Burgos en ver este cisma no como un acto de rebeldía ante su jerarquía, ante su capacidad de mando, sino como un trastorno psicopatológico, como una alteración psíquica”.
Y es que, según el psiquiatra, el caso Belorado no es el de “unas monjas rebeldes o díscolas, que están plantando cara de una manera racional a la jerarquía eclesial, sino ante un grupo de personas manipuladas, seducidas, influidas, persuadidas por un individuo, por un sujeto que cree firmemente, que está llamado a una renovación de la Iglesia y a poner orden en el caos actual de la Iglesia católica”.
Basado en indicios y presunciones (porque tanto las exmonjas como el falso obispo se niegan a someterse a un diagnóstico clínico), el doctor Fuertes concluye: “Estamos ante unas personas desequilibradas, alteradas, con un trastorno de personalidad importante y eso les lleva a actuar así. Les lleva a ser rebeldes, unas rebeldes sin causa. Por eso, a mí, como psiquiatra veterano me parece que estamos ante un delirio contagiado o un delirio inducido, que es un concepto que hemos manejado ampliamente en la psiquiatría convencional y por supuesto en la psiquiatría forense”.