Xabier Gómez toma posesión como obispo de Sant Feliu: “Ayúdame a soñar palabras de amor en lengua catalana”
“Esta misión la desarrollarás en medio de una sociedad que no es esencialmente cristiana. El modelo medieval de civitas christiana ya no vale para el momento actual”, ha advertido en su homilía el cardenal Joan Josep Omella
Omella ha presidido la ceremonia con el administrador apostólico de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés, el nuncio apostólico, Bernardito Auza, y el obispo de Holguín (Cuba) y amigo de Gómez, Emilio Aranguren, como principales concelebrantes
Gómez ha bendecido a los cientos de personas que llenaban el recinto y se ha dirigido por primera vez como obispo recordando que "sólo el amor puede salvar y unificar las fracturas personales y sociales"
“Gracias, querido obispo Agustí por ponerme el listón tan alto. Ésta será siempre su casa y su familia”
( Flama).- "Llamaré a mi abuela para que me explique qué es eso que hacen hoy", ha dicho una joven este sábado por la mañana a sus amigos en la terraza de una cafetería de la rambla Pi y Maragall de Sant Feliu de Llobregat al ver la procesión de eclesiásticos que se dirigían, entre decenas de miradas curiosas, a la catedral de San Lorenzo para participar en la primera ceremonia de ordenación episcopal en el medio milenio de historia de este templo.
A pocos metros de los jóvenes se encontraba el protagonista del día, el dominico vasco Xabier Gómez, flanqueado por los dos vicarios episcopales de la diócesis, uno de los cuales llevaba en la mano el mandato apostólico (autorización formal por parte del papa Francisco que le otorga a una persona permiso y la autoridad para ser obispo) que sería leído pocos minutos más tarde en el inicio del largo ritual de ordenación.
“Esta misión la desarrollarás en medio de una sociedad que no es esencialmente cristiana. El modelo medieval de civitas christiana ya no vale para el momento actual”, ha advertido en su homilía el cardenal Joan Josep Omella, quien, después de agradecer “el trabajo infatigable” de Agustí Cortés durante los últimos veinte años al frente de la diócesis, ha instado al nuevo obispo a amar a los pobres e indefensos. "La discriminación que sufren los pobres es la falta de atención humana y espiritual, necesitan a Dios", ha sentenciado el cardenal arzobispo de Barcelona.
Omella ha presidido la ceremonia con el administrador apostólico de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés, el nuncio apostólico, Bernardito Auza, y el obispo de Holguín (Cuba) y amigo de Gómez, Emilio Aranguren, como principales concelebrantes. Los han acompañado, entre otros muchos, los obispos de las diócesis con sede en Cataluña, la mayoría de los presbíteros de Sant Feliu, y decenas de otras diócesis, abades y abadesas de monasterios de Cataluña, frailes dominicos llegados de diferentes partes del Estado, así como cientos de fieles de la diócesis de Sant Feliu, algunos de los cuales han podido seguir el acto a través de la pantalla colocada en la capilla del Santísimo.
La ceremonia, asimismo, ha contado con la presencia del consejero de justicia, Ramon Espadaler, y el director general de Asuntos Religiosos, Ramon Bassas, entre otras muchas personalidades y autoridades del mundo civil, cultural, social, académico y militar.
"Sólo el amor puede salvar y unificar"
Después de la homilía, el ritual ha proseguido, como es habitual desde hace más de quince siglos, con la promesa del escogido, la letanía de los santos, la imposición de las manos, la oración de ordenación, la unción del cabeza y la entrega del libro de los evangelios y de las insignias episcopales. Posteriormente, Gómez ha bendecido a los cientos de personas que llenaban el recinto y se ha dirigido por primera vez como obispo recordando que "sólo el amor puede salvar y unificar las fracturas personales y sociales".
En su alocución, en la que ha alternado el catalán, el euskera y el castellano, Gómez ha pedido al Espíritu Santo humildad, "paciencia y sabiduría para servir de la mejor manera". Y ha tenido palabras de agradecimiento para sus padres y su familia (“mi mejor preparación para ponerme a su servicio”, ha dicho); para el laicado, que ha definido como "la fuerza de la Iglesia"; para los obispos, presbíteros, diáconos, seminaristas, religiosos y laicos que le han acompañado en la ceremonia. Mención especial ha merecido su mensaje de agradecimiento al obispo Agustí Cortés, que ha provocado una larga y sentida ovación dentro de la catedral, llena hasta los topes: “Gracias, querido obispo Agustí por ponerme el listón tan alto. Ésta será siempre su casa y su familia”.
El obispo y religioso vasco ha recordado que "cada palabra es un latido de vida que quiere darse". “¿A qué o a quién nos damos? Vigilamos al servicio del que ponemos nuestras palabras y silencios”, ha apuntado, antes de terminar su parlamento rememorando el Abad Oliba, figura clave en la historia de la Iglesia y de la espiritualidad catalana durante la edad media. "Que resuenen cada día dentro de nosotros y lleguen hasta quienes tienen influencia para recomponer las roturas del mundo: ¡Paz y tregua!", ha recordado el obispo antes de llegar al final de la ceremonia, coronada por dos jóvenes que han bailado un aurresku, danza tradicional del País Vasco y de otras regiones del norte de España que se interpreta en ocasiones especiales.
La ordenación y toma de posesión de Xabier Gómez, que fue nombrado obispo por el papa Francisco el pasado 9 de octubre, abre una nueva página en la breve historia del obispado de Sant Feliu, creado junto con el de Terrassa en 2004 a raíz de la partición territorial de la archidiócesis de Barcelona y que Gómez, como recordó el día de su nombramiento, ve como una iglesia "diversa y llena de oportunidades".