El Cristianismo es Samaritano o no es Estar Despiertos

Declararle la guerra a los derechos de los vulnerables y los excluidos, vaya forma de oponerse a Cristo.

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Hace 10 años se rasgaban las vestiduras por el catolicismo light (Leer: Ser light), ahora lo hacen por el catolicismo woke. El problema es que es el mismo Jesús el que nos invitó a permanecer despiertos. "'So stay awake, because you do not know the day when your master is coming." según la New Jerusalem Bible. Y sí, hay que ser WOKE, hay que serlo de una manera escandalosa, exagerada, sin timidez alguna. Los siglos de un catolicismo vertical y excluyente, más preocupado por la estabilidad de sus instituciones que por la felicidad de sus miembros están llegando a su fin. Las alharacas de los nostálgicos de un pasado irrepetible, que sacan todas las ventajas del mundo moderno mientras juegan a ser medievales en internet - ¡vaya paradoja! - no son más que los gritos de agonía de una religión adormecida, anestesiada, distraída. Ese catolicismo temeroso que gastó sus mejores esfuerzos en el siglo XX para luchar, no contra la guerra, ni el exterminio, ni el holocausto, ni los caudales de desigualdad que se fueron acumulando entre primer y tercer mundo, sino contra el comunismo, ahora en pleno siglo XXI, ya reducido a fanáticos y rabiosos tridentinos, pretende declararle la guerra a los derechos de los vulnerables y los excluidos, vaya forma de oponerse a Cristo.

No se trata de aceptar ni necesariamente aliarse con todos los movimientos de reivindicación porque sí, por estar a tono con el momento, ni por acomodarse con un discurso que va encontrando su lugar en medio de una era - maravillosamente posmoderna - en la que se acabaron las plataformas exclusivas y las voces de todos pueden encontrar un eco y una audiencia en esa extraña y diversa bocina que son las redes; sino de reconocer cuando aparecen coincidencias y alegrarse por ello (Quien no está contra nosotros está por nosotros decía el Nazareno). El Jesús que defiende a los equivocados según la ley, que quebranta las leyes de pureza para acercarse a quienes estaba prohibido acercarse, que otorga un perdón incondicional a quienes jamás habrían podido llenar los requisitos religiosos para el perdón, se nos aparece una y otra vez en cada persona que ha sido históricamente marginada y que hoy, en la era WOKE, reivindica su derecho a existir y a encontrar posibilidades de bienestar y felicidad en un mundo que nunca antes había notado tanto su pluralidad.

Que desde las orillas más acomodadas del planeta se redoblen los esfuerzos para devolver a las mujeres, los sectores LGBTIQ+, los migrantes, las personas con discapacidad, los pueblos originarios, los afrodescendientes, al lugar de sumisión, marginación e incluso inexistencia que tuvieron en el pasado, es algo inaceptable aunque comprensible. La codicia no reconoce dignidades ni derechos, y a su hipócrita grito de "libertad" le siguen siempre medidas en contra de la autonomía de los excluidos. pero que esos mismos discursos y esas mismas medidas sean vociferadas por personajes que posan de cristianos, de creyentes, de jerarcas de la Iglesia, es algo que va claramente en contravía de cada una de las palabras de la buena noticia, que atenta contra la misión de la iglesia en el mundo, y que es deber de toda persona de buena voluntad denunciar y resistir.

Curiosamente, son ministros ordenados y predicadores profesionales los principales somníferos de los tiempos que vivimos. Sus enseñanzas, catequesis, homilías, sus insoportables puntos de vista sobre la actualidad de la iglesia, no son más que un esfuerzo por adormecer al pueblo de dios, por cansarle los párpados a punta de altas dosis de pesimismo, de queja, de lamentación, de crítica a todo lo que no se ajusta a su estrecha visión del mundo y su retorcida interpretación del evangelio. La gracia la convierten en sosería, la fe en una bóveda, la propuesta del amor en una pirámide de fastidio. Usan el mismo mundo que dicen despreciar como depósito de toda su molestia, con discursos antiwoke llenos de clichés irrisorios, consiguiendo likes, patreons y superchats por alimentar el instinto visceral de aquellos a los que deberían estar invitando a convertirse en prójimos.

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Pero hay que despertar. Hay que sospechar de todo discurso que nos invite a separarnos.
Hay que salir hacia la diversidad porque todos somos la diversidad, porque la uniformidad de pensamiento no es más que una ilusión totalitaria. Hay que favorecer que se abran las fronteras de la mente, del corazón y de las tierras, para que podamos acercarnos a cada persona que haya sufrido la injusticia y la desigualdad. El cristianismo es samaritano o no es. Hay que permitirnos preguntarnos por nuestros prejuicios, por las razones que alimentan todos nuestras sutiles exclusiones, por cada momento en el que nos permitimos la simple idea de que algún grupo de personas se queden por fuera. El nuevo testamento, en particular los hechos de los apóstoles y algunos textos de Pablo, son una permanente salida hacia lo distinto, un permanente contacto con lo diverso, un compartir la vida, el pan y la bendición con quienes no son como yo. algo que todo creyente está llamado a permitirse, a practicar, a promover en su comunidad.

Quizá, seguramente, hay líneas de pensamiento y formas de expresión de todos estos movimientos de reivindicación con los que no coincidimos, algunas cosas frente a las que notamos que también pueden carecer de sensibilidad, pero ninguna pequeña o gran impertinencia se compara mínimamente con la imposibilidad de vivir, de respirar, de decidir, que han vivido por siglos. Hay que ser tan indulgentes con sus formas de abrir camino como el Señor ha sido con las nuestras. También, claro, hay que ser indulgentes con todos estos ministros intolerantes y figuras católicas de internet llenas de melancolía por la trasnochada cristiandad de los imperios y las monarquías. Resistir sus enseñanzas no significa de ninguna manera olvidar que son hermanos y que deben recibir manos extendidas cuando sea que sus murallas se agrieten.

Adenda: El cielo ignoró las oraciones de la Vendeé & aliados. Pueda ser que pronto sus seguidores hagan lo mismo con sus rabietas contrarrevolucionarias.

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