"El Papa nos pidió que en su Twitter sobre todo animáramos a la gente"

Paul Tighe, secretario adjunto de Cultura del Vaticano, habla de evangelización y "branding" en el mundo digital

"La mayor parte de las enseñanzas de Jesús se puede comunicar en 140 caracteres", defiende el obispo en SXSW




"La mayor parte de las enseñanzas de Jesús -'Ama a tu prójimo', 'No pienses en ti sino en los demás'- se puede comunicar en 140 caracteres". El obispo Paul Tighe, secretario adjunto del Consejo Pontificio de Cultura, apareció esta semana en el festival SXSW en Austin, Texas, y allí habló con consejos de este tipo acerca de la estrategia del Vaticano para evangelizar el "continente digital".

Refiriéndose a la fama de esta feria, South by Southwest, de atraer a algunos de los perfiles más creativos de los círculos de cine, música, tecnología y los demás medios interactivos, Tighe -irlandés de 59 años- declaró que "a pesar de toda la sofisticación, pretensión por aparecer, sarcasmo e ironía en un evento como éste, creo que si hablas con autenticidad, hay aún una posibilidad de tocarle a la gente el corazón".

Y es que esta búsqueda de la autenticidad, explicó, es lo que debe guiar a la Iglesia en sus sondeos en el mundo online. El cual no le queda otro remedio que habitar ella también, ya que la gran colonización digital "ya está pasando y configurando el modo de pensar de la gente, cómo forma sus ideas, cómo se educa".

Si la Iglesia no está presente en la red, continuó, "nos vamos a alejar de las experiencias" de las personas. Internet "no es un mundo separado", afirmó, aludiendo al hecho de que ya tenemos dos vidas que vivimos, la digital y la "concreta". Existencias de las que la Iglesia tampoco puede quedar al margen, dado que "Cristo nos dijo que nos fuéramos al mundo entero, que trajéramos la Buena Nueva a todos".

A modo de explicación de la razón por la que aceptó, en nombre del Vaticano, la invitación de estar presente en la feria de SXSW, Tighe manifestó que "en un mundo en que cada vez más (la Iglesia) no estamos invitados a tomar parte en diferentes conversaciones, creo que si hay gente que quiere que estemos, estamos encantados de estar". Presencia que alabó el director del festival, Hugh Forrest, quien elogió la manera en la que "este Papa y el Vaticano actual estén abrazando a la tecnología", esfuerzo que para él "tiene sentido" para "conectar con la multitud". "Creo que este Papa tiene un papel de liderazgo que tiene poca gente más", continuó Forrest, añadiendo que líderes "innovadores y creativos" como Francisco siempre están bienvenidos en la feria.

Tighe dijo asimismo que al margen de la mesa redonda a la que le invitaron en concreto -sobre el papel de la fe en los debates del mundo secular- quería ambular por la feria y "aprender y experimentar las cosas que están motivando a una generación de personas que está cambiando el mundo tal y como lo conocemos". Gente que, precisó, "en lo más profundo" también está buscando "cualquier tipo de conexión".



"Un ambiente bastante bronco"

El responsable de la cuenta de Twitter del pontífice reflexionó sobre cómo, a lo largo de estos cinco años de vida de aquel perfil, él ha descubierto que en muchos rincones de la red "hay un ambiente bastante bronco: hay mucho trolling, mucha negatividad". "Pero si la gente que quiere usarlo para bien se retiran", matizó, "habrán ganado los trolls", argumentando así que "la potencial aquí para establecer conexiones" y de "aprender de otros que quizás nos sorprendan" hacen que el uso de la red merezca la pena para fieles católicos.

El Papa Francisco, reveló Tighe, les dio en el Consejo Pontificio de la Cultura una estrategia clara en cuanto a cómo comunicar -más que evangelizar- en Internet.

"Cuando nos dio nuestras instrucciones nos dijo, 'Lo único que quiero que hagáis, sobre todo, es animar a la gente. Es un mundo fatigoso, un mundo duro: al menos animemos a la gente'", parafraseó el obispo. Un principio pontifical que ha guiado el equipo del Twitter del Papa, y que puede servir como ejemplar para otros evangelizadores de la red alrededor del mundo, aún cuando la obligación de estar presentes en Internet "ha perturbado muchas de las maneras de formar comunidades" de la Iglesia y "nos ha impulsado a repensar" acerca del modelo de "negocio" que siempre ha tenido.

Aparte de la necesidad imperiosa de construir un ambiente positivo en Internet, Tighe explicó, otra manera en la que la Iglesia está especialmente bien situada para aportar a la comunidad de la red lo que él llamó no solo "contenido" orgánico -creado por los usuarios- sino también "cultura" ("user-generated culture"). Ya otra aportación al mundo digital que puede venir de la comunidad católica, aventuró, puede ser la de una perspectiva resolutamente humanista frente al fenómeno del big data.

"Todos los datos del mundo aún dejarán espacio para las decisiones que tengo que tomar", comentó el oficial en esta línea. "Si decimos que el big data nos dirá que está bien o que está mal, yo ya no soy agente, y mis decisiones ya han sido tomadas por mí. Esto no corresponde a mi experiencia de ser humano", sentenció Tighe.



La "marca católica" en Internet

En lo que se refiere a las discusiones en las que Tighe tomó parte en la mesa sobre las perspectivas que puede ofrecer la fe a las discusiones del mundo secular, hubo un consenso entre el representante del Vaticano y sus co-ponentes -dos innovadores tecnológicos de la Iglesia alemana y una ex-responsable de comunicación de la Iglesia norteamericana- de que "la Iglesia tiene que conectar con la generación joven donde está".

Partiendo de ese punto, Tighe explicó que no le corresponde al Vaticano definir y gestionar la "marca católica" en red con la que han de alinearse las diferentes diócesis de diferentes países, precisamente porque la fortaleza de la Iglesia global reside en las iglesias locales.

"Digo que veamos al mundo y a las diócesis que lo hagan bien", dijo el secretario adjunto de Cultura del Vaticano respecto al proceso de construcción de la fama y el prestigio de los negocios que se engloba en el término inglés branding. "Hay iglesias diferentes en diferentes partes del mundo, y eso es la riqueza de las liturgias, de la música, del idioma y demás", prosiguió. Pretendió el oficial del Vaticano con esta observación advertir del peligro de insistir en una rígida uniformidad en la identidad católica online, si bien reconoció que "hay valor, al mismo tiempo, en decir, 'Definemos (en Internet) unos estándares y un lenguaje que puedan funcionar conjuntamente'".

Los medios sociales, digitales y demás nuevas tecnologías, finalizó diciendo el obispo Tighe, aún representan una asignatura pendiente para una Iglesia cuyo momento comunicativo más importante -la elección de un nuevo Papa- todavía se da a conocer mediante una tecnología no precisamente innovadora, como es la emisión de la fumata blanca. Si es cierto que la Iglesia se ha convertido en otro negocio más en Internet, observó, siempre hay un elemento clave que la distinguirá de cualquier otra empresa: el enfoque que debe tener en cuestiones más allá de los indicadores de audiencia o de influencia.

Una de las cosas que tenían claras en el Consejo de Cultura del Vaticano cuando empezaron el experimento de una presencia en las redes sociales ya hace cinco años, explicó Tighe, fue que "no entrábamos como negocio intentando medir su rendimiento". "Estamos al fin y al cabo en las redes como una presencia que habla de algo más de ella misma, es decir, de la Buena Nueva del Evangelio", finalizó.

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