Trump empieza a molestar hasta a los cristianos conservadores
El presidente republicano mantiene las medidas anti-discriminación y pro-derechos LGBT que impuso Obama
¿Se darán cuenta pronto los votantes de derechas de que "han sido tomados por idiotas", como afirma un influyente periodista conservador?
Donald Trump empieza a molestar hasta a los cristianos conservadores que le auparon a la Casa Blanca. ¿El motivo? En menos de un mes de mandato, el presidente republicano ha realizado dos gestos de fuerte respaldo a la comunidad LGBT. El último data de este lunes: la retención del enviado especial para los derechos humanos del colectivo alrededor del mundo.
Randy Berry -nombrado al entonces nuevo puesto de enviado especial para las personas LGBT por Obama en 2014- "continuará en su papel en la administración actual", confirmó un portavoz del Departamento de Estado. Aunque no se sabe en qué exactamente consistirá su trabajo bajo el mandato de Trump, con el anterior presidente Berry tuvo el encargo de combatir la discriminación y violencia que sufren las personas LGBT no solo en EEUU sino también en otros países.
Desde que fue creado la mera existencia del puesto de Berry no ha dejado de levantar las sospechas de los grupos conservadores de que se trata de otra manera más de imponer una agenda social radical y de menospreciar los asuntos "pro-vida" o "pro-familia". Las controversias solo se intensificaron este mismo enero cuando Obama, en uno de sus últimos actos como presidente, elevó a Berry al rango de vice Secretario adjunto de Estado, con influencia sobre las políticas de EEUU en la ONU: categoría que Berry seguirá teniendo en la era Trump.
Esta semana, con la noticia de la renovación del enviado especial el presidente del evangélico Consejo de Investigación Familiar (FRC), Tony Perkins, ha reavivado la polémica en torno al puesto, sosteniendo que es una prueba de que el "libertinaje" de los años Obama sigue vivo y coleando.
Otro periodista conservador, Rod Dreher, también reaccionó con un exabrupto, advirtiendo de que es solo cuestión de tiempo para que los votantes de derechaS retiren su apoyo al flamante presidente.
"En un momento u otro, me apuesto a que los cristianos conservadores se despiertan y se dan cuenta de que han sido tomados por idiotas", escribió Dreher. Y es que este peligro que Dreher avecina para Trump se vuelve aún más concebible al recordar que a finales del pasado mes el mandatario señaló su intención de preservar las protecciones especiales para los funcionarios federales LGBT introducidas por Obama.
"El presidente Trump sigue respetando y apoyando los derechos LGBT, como ya lo hizo durante las elecciones", afirmó un comunicado de la Casa Blanca emitido en aquel momento.
Y aunque el republicano ya ha señalado su intención de no seguir con la lucha impulsada por Obama para que los estudiantes transexuales puedan usar el baño del género con que se identifican, no el que corresponde con su sexo al nacer, el balance del actual mandato para el colectivo LGBT resulta hasta aquí mejor que lo esperado. Especialmente si no llega a materializarse la rumoreada orden ejecutiva que reforzaría la "libertad religiosa": el derecho al que se aferran los conservadores para discriminar contra las personas LGBT en la prestación de servicios relacionados con las bodas, por ejemplo.
Ya que el 61% de los estadounidenses se oponen a discriminación de este tipo, según una nueva encuesta del Public Religion Research Institute, puede ser que Trump escuche por una vez a la razón democrática en cuanto a la "libertad religiosa" y no a los reclamos de los conservadores.
¿Se darán cuenta pronto los votantes de derechas de que "han sido tomados por idiotas", como afirma un influyente periodista conservador?
Donald Trump empieza a molestar hasta a los cristianos conservadores que le auparon a la Casa Blanca. ¿El motivo? En menos de un mes de mandato, el presidente republicano ha realizado dos gestos de fuerte respaldo a la comunidad LGBT. El último data de este lunes: la retención del enviado especial para los derechos humanos del colectivo alrededor del mundo.
Randy Berry -nombrado al entonces nuevo puesto de enviado especial para las personas LGBT por Obama en 2014- "continuará en su papel en la administración actual", confirmó un portavoz del Departamento de Estado. Aunque no se sabe en qué exactamente consistirá su trabajo bajo el mandato de Trump, con el anterior presidente Berry tuvo el encargo de combatir la discriminación y violencia que sufren las personas LGBT no solo en EEUU sino también en otros países.
Desde que fue creado la mera existencia del puesto de Berry no ha dejado de levantar las sospechas de los grupos conservadores de que se trata de otra manera más de imponer una agenda social radical y de menospreciar los asuntos "pro-vida" o "pro-familia". Las controversias solo se intensificaron este mismo enero cuando Obama, en uno de sus últimos actos como presidente, elevó a Berry al rango de vice Secretario adjunto de Estado, con influencia sobre las políticas de EEUU en la ONU: categoría que Berry seguirá teniendo en la era Trump.
Esta semana, con la noticia de la renovación del enviado especial el presidente del evangélico Consejo de Investigación Familiar (FRC), Tony Perkins, ha reavivado la polémica en torno al puesto, sosteniendo que es una prueba de que el "libertinaje" de los años Obama sigue vivo y coleando.
Otro periodista conservador, Rod Dreher, también reaccionó con un exabrupto, advirtiendo de que es solo cuestión de tiempo para que los votantes de derechaS retiren su apoyo al flamante presidente.
"En un momento u otro, me apuesto a que los cristianos conservadores se despiertan y se dan cuenta de que han sido tomados por idiotas", escribió Dreher. Y es que este peligro que Dreher avecina para Trump se vuelve aún más concebible al recordar que a finales del pasado mes el mandatario señaló su intención de preservar las protecciones especiales para los funcionarios federales LGBT introducidas por Obama.
"El presidente Trump sigue respetando y apoyando los derechos LGBT, como ya lo hizo durante las elecciones", afirmó un comunicado de la Casa Blanca emitido en aquel momento.
Y aunque el republicano ya ha señalado su intención de no seguir con la lucha impulsada por Obama para que los estudiantes transexuales puedan usar el baño del género con que se identifican, no el que corresponde con su sexo al nacer, el balance del actual mandato para el colectivo LGBT resulta hasta aquí mejor que lo esperado. Especialmente si no llega a materializarse la rumoreada orden ejecutiva que reforzaría la "libertad religiosa": el derecho al que se aferran los conservadores para discriminar contra las personas LGBT en la prestación de servicios relacionados con las bodas, por ejemplo.
Ya que el 61% de los estadounidenses se oponen a discriminación de este tipo, según una nueva encuesta del Public Religion Research Institute, puede ser que Trump escuche por una vez a la razón democrática en cuanto a la "libertad religiosa" y no a los reclamos de los conservadores.