Las ordenaciones anglicanas no son "nulas"

El cardenal Coccopalmerio abre la puerta al reconocimiento del sacerdocio anglicano

Se lamenta de que haya en la Iglesia católica "una comprensión muy rígida de la validez y la invalidez" de las órdenes sagradas




"Cuando alguien se ordena en la Iglesia anglicana y se convierte en párroco de una comunidad, no podemos decir que no haya pasado nada, que todo es 'inválido'". El presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el cardenal Francesco Coccopalmerio, acaba así de poner en entredicho la determinación del Papa León XIII en la bula Apostolicae curae que las ordenaciones anglicanas "son absolutamente nulas y sin efecto".

Según recoge el Tablet, Coccopalmerio -uno de las autoridades más importantes en la Iglesia en cuanto a la interpretación de las leyes canónicas- ha abogado por que la Iglesia reconsidere su negativa a reconocer el sacerdocio de la Iglesia de Inglaterra. Lo ha hecho en la última entrega de las actas de las llamadas Conversaciones de Malines -un foro de diálogo católico-anglicano-, un tomo al que el purpurado ha contribuido un trabajo.

Al meollo de este asunto para el cardenal están no solo las realidades pastorales a las que se entregan sin reserva los sacerdotes anglicanos, sino también un concepto de "validez" en la Iglesia católica que resulta demasiado inflexible.

"La cuestión de la validez... no es una cuestión de ley, sino de doctrina", escribe Coccopalmerio. "Hemos tenido y todavía tenemos una comprensión muy rígida de la validez y la invalidez: esto es válido y aquello no. Uno debería poder decir: 'esto es válido en un determinado contexto, y aquello es válido en otro'". "Esto se trata de la vida de una persona y lo que ha dado... ¡son cosas muy importantes!", afirma.

Una base importante en la que se apoya el purpurado para hacer su argumento son las muestras de cariño en tiempos recientes entre diferentes Papas y los arzobispos de Canterbury, los cabezas de la Iglesia anglicana. En ocasiones éstas han pasado, cabe recordar, por intercambios de objetos litúrgicos, tales como cruces pectorales. En el encuentro histórico en 1966, por ejemplo, entre el Papa Pablo VI y el entonces arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey -reunión que abrió la etapa moderna de acercamiento entre las dos comunidades eclesiales- el obispo de Roma entregó a su homólogo no solo su anillo episcopal, sino también un cáliz.



"¿Qué significa cuando el Papa Pablo VI dio un cáliz al arzobispo de Canterbury?", se pregunta Coccopalmerio en su trabajo. "Si fue para que celebrara con él la Cena del Señor, la Eucaristía, fue para que lo celebrara válidamente, ¿no?". El cardenal prosigue que, a su juici,o el regalo de una copa que contenía la Sangre de Cristo "es más fuerte" que el de una cruz pectoral, "porque un cáliz se usa no solo para beber sino para celebrar la Eucaristía". "Con estos gestos la Iglesia católica ya intuye, ya reconoce una realidad", declara el purpurado.

Pero no es solo el cardenal Coccopalmerio el que sostiene que la postura de la Iglesia católica sobre las ordenaciones anglicanas debe cambiarse. También lo hacía -aunque en menor grado- el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger, según el trabajo que publica en el presente volumen el otrora obispo anglicano de Europa, Geoffrey Rowell.

Sobre las órdenes anglicanas, el obispo Rowell cita al cardenal Ratzinger, en el transcurso de las Conversaciones de Malines, al efecto de que "no podemos hacer nada acerca de las palabras de León XIII pero hay, no obstante, otras maneras de mirar las cosas". "Cuando una comunidad eclesial, con su ministerio ordenado, en obediencia al mandamiento del Señor, celebra la eucaristía, los fieles se hallan en los lugares celestiales, y allí se alimentan de Cristo", habrá dicho en una ocasión, según Rowell, el hoy en día Papa emérito.

Pero la verdadera novedad que desprende de este último volumen del foro católico-anglicano son las declaraciones del cardenal Coccopalmerio. Palabras que, incluso, podrían desencadenar en un gesto histórico de la Iglesia católica hacia la anglicana en este año en el que se celebra el 500 aniversario de la Reforma de Lutero.

"Hoy, las Iglesias están divididas, o, más bien, dicen que están divididas porque carecen de elementos comunes que, sin embargo, no son fundamentales porque no son cuestión de fe", afirma el purpurado en cuanto al actual estado de las relaciones ecuménicas. "Decimos: 'no tienen esta realidad, que es cuestión de fe, por consiguiente estamos divididos'. Pero en verdad no es ninguna cuestión de fe; solo aparentamos que lo sea". Una situación de menos que óptima claridad, añade, que merece que se reexamine el grado hasta el que la Iglesia católica podría reconocer el sacerdocio anglicano.

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