El presidente del AVEPRO reflexiona sobre los retos globales de una enseñanza católica que busca la excelencia Armand Puig: "Educar bien es formar a personas libres y responsables"

Armand Puig
Armand Puig

Armand Puig, presidente del AVEPRO (Agencia de la Santa Sede para la Valoración y la Promoción de la Calidad de las Universidades y Facultades Eclesiásticas) se instaló en su despacho situado en el número 5 de la Vía della Conciliazione de Roma en septiembre de 2023

Una de las primeras cosas que hizo el teólogo, biblista y académico catalán fue colgar en la pared dos mapas de grandes dimensiones: uno del Viejo Continente y otro del mundo entero

Se le dio la consigna de extender la perspectiva y el alcance más allá de Europa…

(FLAMA).- Cuando la Secretaría de Estado de la Santa Sede nombró a Armand Puig presidente del AVEPRO le dio la consigna de extender la perspectiva y el alcance más allá de Europa. Por eso, una de las primeras cosas que hizo el teólogo, biblista y académico catalán cuando se instaló en su despacho situado en el número 5 de la Vía della Conciliazione de Roma en septiembre de 2023 fue colgar en la pared dos mapas de grandes dimensiones: uno del Viejo Continente y otro del mundo entero.

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“Son muy útiles”, asegura Puig a Flama desde la sede de esta agencia que tiene por función promover y desarrollar una cultura de calidad dentro de las instituciones académicas dependientes de la Santa Sede y asegurar la validez de los criterios de calidad a escala internacional.

Armand Puig en su despacho de Roma
Armand Puig en su despacho de Roma

Desde esta atalaya romana, Puig tiene una perspectiva privilegiada del latido de la Iglesia en todo el mundo a través de un trabajo que implica contacto constante con personas de países diversos, desde Chile hasta el Congo, pasando por Hungría, los EE.UU. o Filipinas. “Mi función consiste no sólo en saber dónde se encuentran todas y cada una de las instituciones con las que trabajamos, sino descubrir cómo van, qué volumen tienen, y cuál es su relación con la sociedad”, detalla.

Fundada por Benedicto XVI en 2007, esta agencia colabora con instituciones académicas en la definición de procedimientos internos para evaluar la calidad de la enseñanza, la investigación y los servicios. “Tenemos una responsabilidad sobre todas ellas, no por obligarlas a hacer nada, sino por promover, invitarlas cordialmente a mirarse en el espejo de manera crítica y sincera”, explica.

Persuadir y no fiscalizar

Según este eclesiástico catalán, las agencias de calidad suelen ser "organismos temidos" por su naturaleza auditora. Pero señala que, desde el AVEPRO, lejos de adoptar una actitud "fiscalizadora" o "coercitiva", lo que se hace es "persuadir a las instituciones para que detecten sus carencias y puedan mejorar aquellas cosas que no funcionan". “No es fácil aceptar las limitaciones de tu institución, pero es la única forma de poder avanzar. Porque si quieres disimularlas o no enseñas todo lo que tienes que enseñar, el primer perjudicado eres tú, ya que pierdes en calidad”, describe Puig.

AVEPRO hace su función de evaluación de forma gratuita gracias a la colaboración desinteresada de expertos de primer orden esparcidos por todo el mundo. Una red de personas que desarrollan su misión gratis, por "pura vocación", con espíritu de servicio "por una causa que consideran concreta y justa", como explica el presbítero catalán.

La hoja de ruta actual del organismo es la constitución apostólica del papa FranciscoVeritatis gaudium, de 2016. El documento, que sustituye a Sapientia christiana, promulgada por Juan Pablo II en 1979, establece cuatro principios cardinales del AVEPRO: introducción espiritual, intelectual y existencial en el corazón del anuncio de la fe cristiana; diálogo omnicomprensivo; transdisciplinariedad ejercida con sabiduría y creatividad; y "trabajo en red" entre las instituciones que promueven estudios eclesiásticos.

"Saber controlar" la inteligencia artificial

Lo que no se encuentra en Veritatis gaudium son referencias a la llamada inteligencia artificial, un fenómeno sobre el que ha reflexionado el papa Francisco en diversas publicaciones e intervenciones posteriores. Sobre el papel de esta nueva tecnología en el mundo educativo católico, Armand Puig piensa que sólo funcionará si el ser humano es quien tiene la última palabra: “El primero que tocó el fuego se quemó seguro, hasta que no entendió que aquello era útil para hornear carne. Lo mismo ocurre con otras realidades tecnológicas actuales que, como el fuego, debemos saber controlar”, sostiene.

En este sentido, en un mundo en el que "la dimensión ética está de baja", para Puig es clave "saber apreciar las ventajas de las nuevas tecnologías" y "establecer limitaciones haciendo uso de la responsabilidad social". "Nos corresponde a todo el mundo tomar parte en este asunto y saber plantear una respuesta colectiva a algo que nos incumbe a todos", advierte.

Gratuidad, persuasión y análisis crítico, éstos serían, pues, los criterios básicos del AVEPRO, según su presidente, que se muestra convencido de que, en el fondo, la educación es fuente de libertad. “Cuando educas bien –apunta–, formas personas libres y responsables. Sin responsabilidad, el mundo se convierte en una guerra de todos contra todos”.

El acierto del Jubileo

En el contexto actual, en pleno Jubileo, Puig destaca el acierto del Papa de centrar este Año Santo en la esperanza, ya que tener esperanza, como remarca, es una reacción necesaria a una situación mundial difícil, a un mundo que no nos gusta, pero en el que estamos llamados a hacer algo diferente entre todos”.

Un mundo que a muchos no gusta en parte por la irrupción en la última década de mandatarios beligerantesy nefastos como el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. “¿Ha visto su fotografía oficial? Haría asustar a cualquier criatura”, comenta Puig sobre la expresión del magnate que contrasta con la del papa Francisco en la foto que tiene colgada también en la pared de su despacho. "Es la imagen de un hombre bueno".

No acaban aquí los cuadros que acompañan a Armand Puig en su hábitat cotidiano en Roma: de otra pared cuelga un cartel del curso 2023-2024 del Ateneu Sant Pacià, el último que encargó antes de dejar de ser rector de esta institución. En él, se puede apreciar una foto de detalle de la cruz de cuatro brazos que corona la torre de la casa Batlló de Gaudí, acompañada de una inscripción en latín: Quaecumque lingua a Deo inspirata (Que toda palabra sea inspirada por Dios).

Fuera de algunas salidas puntuales a comer con algún amigo o visitar alguna exposición (hace pocos días fue a ver la Crucifixión Blanca de Marc Chagall), la Ciudad Eterna es para Armand Puig un espacio de trabajo intenso sólo interrumpido por sus viajes periódicos a Cataluña a servir en varias áreas a los arzobispados de Barcelona y Tarragona, donde tiene la casa natal y donde volverá, si todo va bien, dentro de dos semanas. “Hoy en día, el avión facilita mucho las cosas. Además, de Barcelona a Roma, el trayecto está en línea recta”, observa señalando el mapa de Europa.

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