Enseña Historia de la Iglesia en alemán desde 1997 El vallisoletano Mariano Delgado es el nuevo decano de la Facultad de Teología de Friburgo
El que también es Director del Instituto para el Estudio de las Religiones y el Diálogo Interreligioso de la universidad ocupará el cargo hasta 2022
En 2018, recibió un doctorado honoris causa de una Universidad alemana
Enseña una teología que busca servir a la convivencia pacífica de los pueblos
Enseña una teología que busca servir a la convivencia pacífica de los pueblos
| Redacción
El nuevo decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo, Mariano Delgado, de la Tierra de Campos de Valladolid, tiene la doble nacionalidad hispano-suiza y enseña historia de la Iglesia en alemán desde 1997. También es Director del Instituto para el Estudio de las Religiones y el Diálogo Interreligioso en esa Universiad, así como miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes (Salzburgo) y de otras instituciones académicas. En 2018, recibió un doctorado honoris causa de una Universidad alemana.
Con el Papa Francisco, Delgado aboga por una teología orientada al evangelio que promueva el diálogo, el discernimiento, la colaboración interdisciplinar e internacional, pero también la parrhesia o la libertad profética de expresión, es decir, la capacidad de perseverar en la frontera para ir más allá, dentro de la fidelidad debida al Magisterio. Es una teología que busca servir a la convivencia pacífica de los pueblos y a la construcción de un mundo en el que los valores del Reino de Dios (libertad y verdad, justicia y paz) encuentren cada vez más un hogar "para todos".
La Iglesia y la teología deben siempre mantener vivo ese anhelo con un sentimiento especial por "todos los que están afligidos y agobiados" (Mt 11,28), pero sin caer en el "mesianismo político o científico" del "homo Deus". La teología no debe olvidar que es también "antropología", que trata del conocimiento de la naturaleza humana frente a Dios, del vínculo inseparable entre el conocimiento de sí mismo y el conocimiento de Dios, del conocimiento humilde de la diferencia y de la semejanza entre nosotros y Dios, de la apertura a su gracia que nos transforma, para que podamos llegar a ser verdaderamente colaboradores de su Reino.
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