¿Qué quiere decir Romanos 2,29: "El verdadero judío lo es en su interior, y la circuncisión no es la literal sino la espiritual, la del corazón…”?

01/07/2022

Escribe Antonio Piñero

Me preguntan:

¿Qué quiere decir Romanos 2,29: "El verdadero judío lo es en su interior, y la circuncisión no es la literal sino la espiritual, la del corazón. El que es judío de esta manera es aprobado, no por los hombres, sino por Dios." ¿DE NUEVO CONTRA LOS DOGMAS JUDÍOS?

RESPUESTA:

Léase el párrafo completo: Romanos 2,26-29

“Pues la circuncisión, en verdad, es útil si cumples la ley; pero si eres un transgresor de la ley, tu circuncisión se vuelve incircuncisión.

 Mas si el incircunciso guarda las prescripciones de la ley ¿no se tendrá su incircuncisión como circuncisión?

 Y el que, siendo físicamente incircunciso, cumple la ley, te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión eres transgresor de la ley.

 Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne.

 El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres.

Por tanto la respuesta de Pablo  no es como dice el preguntante: “Pablo ¿De nuevo contra los dogmas judíos?

¡De ningún modo!

El contexto –muy importante para comprender cualquier pasaje de Pablo y de otros autores del Nuevo Testamento y de la literatura en general– es la disputa entre Pablo y los judíos creyentes en Jesús acerca de si el pagano que cree en Jesús como mesías, se arrepiente de su vida anterior, abandona a los dioses falso y gracias a que cree que Dios ha obrado la redención de toda la humanidad en el sacrificio de la cruz, , no solo de  los judíos sino de todos los hombres potencialmente, NO tiene que convertirse además en judío para lograr la salvación completa. Ya que convertirse en judío significaría, para el varón, circuncidarse y la obligación de cumplir la ley de Moisés completa, es decir, además de la circuncisión, habría de observar las leyes sobre la pureza/impureza de los alimentos y las normas sobre la pureza ritual.

Y eso es una tontería, piensa Pablo por dos razones: A. Si se convirtiese en judío, no se cumpliría la promesa completa de Dios a Abrahán, como diré más abajo. B. Al no hacerse judío no tiene que cumplir esa parte de la Ley que es solo para los judíos.

Para entender esta idea, ayuda también leer también 1 Corintios 7, 18-20:

“Que fue uno llamado siendo circunciso? No rehaga su prepucio. ¿Que fue llamado siendo incircunciso? No se circuncide.

 La circuncisión es nada, y nada la incircuncisión; lo que importa es el cumplimiento de los mandamientos de Dios.

Que permanezca cada cual tal como le halló la llamada de Dios.”

Teniendo en cuenta estos pasajes, la respuesta de Pablo es, pues, la siguiente en donde insisto en unos aspectos expuestos más arriba:

  1. Dios NO EXIGE al pagano que se convierte a la fe en Jesús mesías que se haga judío. La razón básica es que si se convierte en judío cada pagano que crea en Jesús, Abrahán será padre en verdad de un solo pueblo, el judío, pero nunca se cumplirá la tercera parte de la promesa de Dios a él que decía que sería “padre de numerosos pueblos” (Génesis 17,4).

  1. Dios NO QUIERE que los paganos injertados en Israel se hagan judíos, sino que sigan siendo “paganos” ( = no judíos de nacimiento, pero paganos entre comillas ya que no creen en los dioses falsos y sí en Jesús como mesías), de modo que estos paganos se injerten en Israel, de acuerdo con Romanos 11,25-29:

“Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades. Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados. En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres. Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables”.  

Cumplido este requisito, el injerto de cierto número de paganos en el Israel verdadero y único, llegará el fin del mundo y los predestinados se salvarán. Los demás irán al infierno o serán aniquilados.

Por tanto Pablo sostiene que los paganos, que cumplen la ley de Moisés (la que a ellos les compete; no las partes de la Ley que son solo para los judíos (= circuncisión / alimentos / pureza ritual) son “judíos” en su corazón y en realidad.

No judíos físicos, hijos naturales de Abrahán, sin judíos espirituales con una circuncisión espiritual, igual de valiosa que la física.

Y eso se confirma con el siguiente pasaje de Filipenses 34,2-3:

“Atención a los perros; atención a los obreros malos; atención a los falsos circuncisos.

Pues los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que damos culto según el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús sin poner nuestra confianza en la carne”.

Los “perros” y los obreros malos son los judíos creyentes en Jesús que quieren que os paganos creyentes igualmente en Jesús “rematen la faena”, se hagan judíos y se circunciden. Pero Pablo responde: No. Dios no quiere que se hagan judíos, sino que sigan siendo “ex paganos”, que sean los representantes de los paganos que se convierten a la fe en Jesús, que sigan siendo paganos, que no tienen obligación de cumplir la parte de la Ley que es solo para os judíos, y que se salvarán igual que estos. Lea circuncisión espiritual (fe en Jesús y cumplir la ley del Mesías o la Ley del amor los hace judíos espirituales. Y eso basta.

NOTA:

Toda esta larga respuesta sería innecesaria, ya que todo lo tengo escrito en mi obra “Guía para entender a Pablo de Tarso. Una interpretación del pensamiento paulino”, de la Edit. Trotta, 2ª edición de 2019.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

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