Cristianismo y Secularidad



2. Superación de la teología escolástica y fe personalista

La conclusión a que llega Geffré es que asistimos a una nueva concepción de la teología fundamental, que, superando el objetivismo de la escolástica medieval, con su característica argumentación silogístico-aristotélica, y el existencial-personalismo de Bultmann, quiere tomar en serio al hombre y al mundo en toda su problemática.

Motivada por la esperanza y sin romper con el pasado, quiere hacer creíble el cristianismo, resaltando con mayor énfasis sus aspectos sociales. Pero hay que hacer notar que ya en la teología del cardenal Danielou la esperanza cristiana está íntimamente unida a las esperanzas humanas por la caridad. Por consiguiente, el cristiano siente el deber de militar en el orden temporal, porque, aunque las realidades temporales no condicionan la parusía de Cristo, ciertamente condicionan la existencia cristiana actual.

El binomio fe-hombre es, pues, una constante en la nueva teología fundamental, que la separa infinitamente de las motivaciones apologéticas del siglo XVIII, como ha puesto de manifiesto Latourelle. A diferencia del teocentrismo medieval hoy se insiste en la dimensión antropocéntrica de la revelación, preguntándose por el sentido que puede tener para el hombre actual la intervención de Dios en la historia, mediante la acción y la palabra del mismo hombre.

De modo que la opción privada de la fe que se desarrollaba en la intimidad "Dios-yo", ha recuperado su dimensión social y política. Por tanto, pertenece a la teología fundamental revalorizar esta dimensión esencial de la revelación, de la fe y de la salvación. De todo lo cual Fries concluye muy acertadamente que cualquier manifestación de Dios al hombre sólo puede suceder dentro de la historia, porque ella es el lugar del otro y porque sólo en forma de palabra humana puede acontecer una nueva revelación de Dios.

Por otra parte, Metz distingue entre teología dogmática y teología fundamental. La dogmática presupone la fe de los enunciados cristianos, es decir, parte de dogmas y creencias ya aceptados. Su teología fundamental, en cambio, es más bien preparación a esa fe, es una teología de conversión y génesis de la fe. Por eso precisamente es la teología del diálogo entre cristianos y no creyentes y la más apropiada para dialogar con el mundo secularizado actual.

2.1.Orientación sociopolítica del cristianismo

Latourelle en el artículo ya citado, al que remito una vez más al lector, porque es preciso retenerlo en la memoria, se ha hecho eco de la cuestión sociopolítica en estos términos: así como la teología clásica, cuya mejor expresión está en Santo Tomás, se esforzaba por entender el misterio de Dios y los misterios de la fe, la teología actual se preocupa por la significación que el mensaje cristiano tiene para el hombre de nuestro tiempo. Por eso, la teología fundamental se propone mostrar la dimensión antropocéntrica e histórico-política de toda la teología.

Así es como muestra ella su concordancia con la revelación bíblica, que no habla del en sí de Dios, sino de Dios en relación con el hombre y su mundo: la revelación de Dios mira a la salvación del hombre, afirma Latourelle en plena sintonía con Geffré. Dada, pues, la orientación actual de la teología fundamental, el autor no duda en considerar la Dei Verbum del Vaticano II como la carta magna de esta teología, puesto que se manifiesta como hermenéutica o interpretación de la palabra de Dios y de la existencia humana.

Metz insiste en su tesis: en un mundo postreligioso donde el hombre se siente centro y artífice del mismo, la función de la teología fundamental no puede ser otra que desarrollar la orientación sociopolítica del cristianismo. De ahí que el teólogo fundamental no pueda conformarse con destacar la dimensión antropocéntrica de la teología, ha de insistir también en la dimensión escatológica de la teología cristiana, dimensión que comprende los postulados teológicos referidos al mundo nuevo aquí y ahora, que quiere el evangelio.

Moltmann comparte esta misma tesis: la teología ha de hacerse en y con el mundo y será realmente contemporánea cuando sea solidaria con los que sufren en él. Otras alternativas le parecen falsas. El teólogo evangélico que fundamenta toda su obra sobre la esperanza, se sirve de la encarnación de Cristo para decir que en la teología no debe existir dicotomía entre fe y praxis de liberación, entre verticalismo y horizontalismo: quien los divida o separe, divide la unidad de Dios y del hombre en Cristo .

Ver: Francisco Garcia-Margallo Bazago
Cristianismo y Secularidad
Manual de Nueva Teología Política Europea
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