Dios hoy




TEOLOGÍA DE LA SOCIEDAD

Equipos teológicos

¿En qué equipo juega un judío, un ruso, un chino, un argentino, un árabe un europeo, un español?. El científico debe responder a estas preguntas no siguiendo a Don Quijote, sino levantando acta notarial de los hechos.

En 1968 comienzo a caminar por los senderos durkemianos y malimowiskianos guiado por el eminente antropólogo Sir Edward Evan Evans-Pritchard en la Universidad de Oxford. Sir Edward me introduce en el estudio de la sociedad humana desde las premisas de la sociedad "salvaje" o "primitiva". En ese momento está en plena moda académica el marxismo y la "lucha de clases". El marxismo "se vende bien, de hecho los dos equipos académicos son marxistas y antimarxistas(es decir, todos ellos marxistas.

Los primitivos, salvajes, se estructuran en tribus y los civilizados, evolucionados (Darwin/Marx/Freud/etc.), nos estructuramos en clases(salvo en la URSS, China o Cuba, donde las clases han desaparecido según el evangelio marxista). Los primitivos no tienen clases y los civilizados no tienen tribus.

Evans-Prichard, en su célebre y clásica monografía Los Nuer(pueblo "primitivo" del Sudán), define la tribu como una sociedad que tiene:1)un territorio común; 2)un nombre común; un sentimiento común que denomina el sentimiento tribal. Llevando esta programación en mi ordenador cerebral, con un magnetófono y un cuaderno de notas, doy el primer paseillo en el ruedo antropológico en los sanfermines de 1969 en Pamplona.
Por vez primera observo a los nativos -incluyéndome a mí mismo que soy nativo navarro-, con la distancia del observador que conviento lo conocido en desconocido, lo normal en exótico, y lo de todos los días en algo extraño o extranjero.

Por vez primera me sorprenden, fascinan y divierten estos nativos, estos navarros: Para ser un buen navarro, aunque sea de Pamplona hay que correr en el encierro, hay que ser noble y ser bravo. "Cositas tiene Pamplona que no las tiene Madrid/unas chicas como soles y el famoso chacolí/ y lo mejor de este mundo/las fiestas de San Fermín.

"¡Madrid se quema se quema Madrid!", cantan por las calles los mozos al son de los tambores y gaiantas de la mano de los dioses Baco y Dionisio (he vuelto a oir las mismas tonadillas en los sanfermines de 1991). Me suenan estos cantos y me huelen a "sentimiento tribal" y comienzo a rastrear las pisadas de la tribu.

Ver:José Antonio Jáuregui, Dios hoy

Ediciones NOBEL
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