Misa sobre el Mundo (Teilhard de Chardin)
El fuego en el Mundo
El fuego ha penetrado una vez más la tierra.
No ha sido ruidosamente sobre las cimas, como el rayo en su estallido
¿El Dueño fuersa las puertas para entrar en su casa?
La llama lo ha iluminado todo sin sacudidas, sin trueno, desde dentro.
Desde el corazón del más pequeño de los átomos hasta la energía de las leyes mas universales ha invadido individualmente y en su conjunto, con naturalidad, a cada uno de los elementos, a
cada uno de los resortes, a cada una de las conexiones de nuestro Cosmos, de tal fotma que podría creerse que el Cosmos se ha inflamado espontáneamente.
En la nueva Humanidad que se esta engendrando hoy, el Verbo ha prolongado el acto sin fin de su nacimiento, y en virtud de su inmersión en el seno del Mundo, las grandes aguas de la Materia se han cambiado la vida sin un estremecimiento. Nada se ha estremecido, en apariencia, en esta inefable transformación. Y, sin embargo, al contacto de la Palabra sustancial, el Universo, inmensa Hostia, se ha convertido, misteriosa y realmente, en Carne. Desde ahora, toda la materia se ha encarnado, Dios mío, en tu Encarnación.
Hace ya mucho tiempo que nuestros pensamientos y nuestras experiencias humanas habían reconocido las extrañas propiedades que hacen al Universo tan semejante a una carne...
Lo mismo que la Carne nos atrae, por el encanto que flota en el misterio de sus pliegues y la profundidad de sus ojos.
Lo mismo que la Carne se descompone y se nos escurre tras los esfuerzos de nuestros análisis, de nuestros fracasos y de su propia duración.
Lo mismo que la Carne, no se comprime realmente más que en el esfuerzo sin fin para alcanzarla siempre más allá de lo que se nos concede.
Todos nosotros, Señor, advertimos esa mezcla turbadora de proximidad y distancia al nacer. Y no hay, en la herencia de dolos y de esperanza que se transmiten las edades, no hay nostalgia más desoladora que la que hace llorar al hombre de irritación y de deseo en el seno de la Presencia que flota, impasible y anónima, en todas las cosas, a su alrrededor: "Si forte attrectent eum" (Tan fuertemente le atraen).
Presencia de Dios en el mundo
¡Oh CRISTO JESUS!, en tu benignidad sustentas verdaderamente toda la implacable grandeza del Mundo. Y es en virtud de todo eso, en virtud de esa inefable síntesis,
realizada en Tí, de todo lo que nuestra experiencia y nuestro pensamiento no se hubiesen atrevido jamás a reunir para adorarlos:
el Elemento y la Totalidad, laUnidad y la Multitud, el Espíritu y la materia, lo infinito y lo Personal; es envirtud de los contornos indefinibles que esa complejidad confiere a tu Figura y a un Acción, que mi corazón, enamorado de las realidades cósmicas, se entrega a Tí apasioinadamente.
Te amo, Jesús, por la Multitud que se refugia en Tí y a la que se oye bullir,
orar, llorar juntamente con todos los demás seres...cuando uno se aprieta contra Tí.
Te amo por la trascendencia e inexorable fijeza de tus designios, en virtud de la cual tu dulce amistad se matiza de inflexible determinismo y nos envuelve sin
remisión entre los pliegues de su voluntad.
Te amo como Fuente, el Medio activo y vivificante, el Término y la Solución
del Mundo, incluso natural, y de su Porvenir.
Centro en donde todo se encuentra y que se extiende a todas las cosas para atraerlas hacia sí, te amo por las prolongaciones de tu Cuerpo y tu Alma en toda la Creación, por medio de la Gracia de la Vida, de la Materia.
Jesús, dulce como un Corazón, ardiente como una Fuerza, íntimo como una Vida; Jesús, en quien puedo fundirme, con quien debo dominar y liberarme, te amo como un Mundo, como el Mundo que me ha seducido, y eres Tú, ahora me doy cuenta de ello, a quien los hombres, mis hermanos, incluso los que no creen, sienten y persiguen a través de la magia del gran Cosmos.
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Mañana, reciente el aniversario de la muerte del
profesor Aranguren, reflexionamos sonbre su fa-
ceta ética y su profundo compromiso cristiano.
Os espero con vuestros amigos.
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www.porunmundomasjusto
El fuego ha penetrado una vez más la tierra.
No ha sido ruidosamente sobre las cimas, como el rayo en su estallido
¿El Dueño fuersa las puertas para entrar en su casa?
La llama lo ha iluminado todo sin sacudidas, sin trueno, desde dentro.
Desde el corazón del más pequeño de los átomos hasta la energía de las leyes mas universales ha invadido individualmente y en su conjunto, con naturalidad, a cada uno de los elementos, a
cada uno de los resortes, a cada una de las conexiones de nuestro Cosmos, de tal fotma que podría creerse que el Cosmos se ha inflamado espontáneamente.
En la nueva Humanidad que se esta engendrando hoy, el Verbo ha prolongado el acto sin fin de su nacimiento, y en virtud de su inmersión en el seno del Mundo, las grandes aguas de la Materia se han cambiado la vida sin un estremecimiento. Nada se ha estremecido, en apariencia, en esta inefable transformación. Y, sin embargo, al contacto de la Palabra sustancial, el Universo, inmensa Hostia, se ha convertido, misteriosa y realmente, en Carne. Desde ahora, toda la materia se ha encarnado, Dios mío, en tu Encarnación.
Hace ya mucho tiempo que nuestros pensamientos y nuestras experiencias humanas habían reconocido las extrañas propiedades que hacen al Universo tan semejante a una carne...
Lo mismo que la Carne nos atrae, por el encanto que flota en el misterio de sus pliegues y la profundidad de sus ojos.
Lo mismo que la Carne se descompone y se nos escurre tras los esfuerzos de nuestros análisis, de nuestros fracasos y de su propia duración.
Lo mismo que la Carne, no se comprime realmente más que en el esfuerzo sin fin para alcanzarla siempre más allá de lo que se nos concede.
Todos nosotros, Señor, advertimos esa mezcla turbadora de proximidad y distancia al nacer. Y no hay, en la herencia de dolos y de esperanza que se transmiten las edades, no hay nostalgia más desoladora que la que hace llorar al hombre de irritación y de deseo en el seno de la Presencia que flota, impasible y anónima, en todas las cosas, a su alrrededor: "Si forte attrectent eum" (Tan fuertemente le atraen).
Presencia de Dios en el mundo
¡Oh CRISTO JESUS!, en tu benignidad sustentas verdaderamente toda la implacable grandeza del Mundo. Y es en virtud de todo eso, en virtud de esa inefable síntesis,
realizada en Tí, de todo lo que nuestra experiencia y nuestro pensamiento no se hubiesen atrevido jamás a reunir para adorarlos:
el Elemento y la Totalidad, laUnidad y la Multitud, el Espíritu y la materia, lo infinito y lo Personal; es envirtud de los contornos indefinibles que esa complejidad confiere a tu Figura y a un Acción, que mi corazón, enamorado de las realidades cósmicas, se entrega a Tí apasioinadamente.
Te amo, Jesús, por la Multitud que se refugia en Tí y a la que se oye bullir,
orar, llorar juntamente con todos los demás seres...cuando uno se aprieta contra Tí.
Te amo por la trascendencia e inexorable fijeza de tus designios, en virtud de la cual tu dulce amistad se matiza de inflexible determinismo y nos envuelve sin
remisión entre los pliegues de su voluntad.
Te amo como Fuente, el Medio activo y vivificante, el Término y la Solución
del Mundo, incluso natural, y de su Porvenir.
Centro en donde todo se encuentra y que se extiende a todas las cosas para atraerlas hacia sí, te amo por las prolongaciones de tu Cuerpo y tu Alma en toda la Creación, por medio de la Gracia de la Vida, de la Materia.
Jesús, dulce como un Corazón, ardiente como una Fuerza, íntimo como una Vida; Jesús, en quien puedo fundirme, con quien debo dominar y liberarme, te amo como un Mundo, como el Mundo que me ha seducido, y eres Tú, ahora me doy cuenta de ello, a quien los hombres, mis hermanos, incluso los que no creen, sienten y persiguen a través de la magia del gran Cosmos.
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Mañana, reciente el aniversario de la muerte del
profesor Aranguren, reflexionamos sonbre su fa-
ceta ética y su profundo compromiso cristiano.
Os espero con vuestros amigos.
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