La Misa sobre el Mundo (Teilhard de Chardin)






Oración
(Cont.)

Toda mi alegría y mis éxtitos, toda mi razón de ser y mi gusto por la vida, Dio mío, penden de esa visión fundamental de tu conjunción con el Universo. ¡Que otros anuncien , conforme a su función más elevada, los esplendores de tu puro Espíritu! Para mí, dominado por una vocación anclada en las últimas fibras de mi naturaleza, no quiero ni puedo decir otra cosa que las innumerables prolongaciones de tu ser encarnado a través de la Materia:¡nunca sabría predicar más que el Misterio de tu Carne, oh, Alma que transparece en todo lo que nos rodea!

A tu Cuerpo, con todo lo que comprende, es decir, en el Mundo convertido, por tu poder y por mi fe, en el crisol magnífico y vivo en el que todo desaparece para renacer -por todos los recursos que ha hecho surgir en mí tu atracción creadora, por mi excesivamente limitada ciencia, por mis vinculaciones religiosas, por mi sacerdocio y (lo que para mí tiene más importancia)por el fondo de mi convicción humana -me entrego para vivir y para morir en tu servicio, Jesús.

Ordos 1923.

Presencia de Dios en el Mundo

XII. PARA EL HUMANISMO CRISTIANO -fiel en esto a la más segura teología de la Encarnación- no existe independencia actual ni discordancia, sino subordinación coherente entre la génesis de la Humanidad en el Mundo y la génesis de Cristo, mediante su Iglesia, en la Humanidad. Inevitablemente, por razón de su estructura, los dos procesos se hallan ligados entre sí, uno (el segundo)requiere el otro como materia sobre la cual se posa para reanimarla. Desde este punto de vista se respeta totalmente la concentración progresiva, experimental, de pensamiento humano en una consciencia cada vez más consciente de sus destinos unitarios. Pero en lugar del vano hogar de convergencia requerido como término en esta evolución, aparece y se instala la realidad personal y definitiva del Verbo encarnado, en quien todo adquiere consistencia.

La Vida para el Hombre. El Hombre para Cristo. Cristo para Dios.

Y para asegurar la continuidad física, en todas sus fases, a este vasto desarrollo extendido a miríadas de elementos diseminados en la inmensidad de los tiempos, un solo mecanismo: la educación.

Todas la líneas se unen y se completan y se engarzan. Todo constituye una sola cosa.
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Poesía bucólica de san Juan de la Cruz

Canción de la Glosa Soberana

Unidme a Vos, Dios mío,
apartando de mí lo que esto impide,
quitadme aqueste frío
que a vuestro amor despide,
el cual en os amar tan corto mide.

¡Oh si tu anor ardiese
tanto que mis entrañas abrasase!
¡Oh si me derritiese!
¡Oh si ya me quemase
y amor mi cuerpo y alma desatase!

Abrid, Señor, la puerta
de vuestro amor a aqueste miserable,
dad ya esperanza cierta
del amor perdurable
a aqueste gusanillo deleznable.

No tardes en amarme
y en hacer que te ame fuertemente,
no tardes en mirarme,
¡oh Dios omnipotente!,
pues me tienes a mí siempre presente.

Tú mandas que te llame
y aquí estoy con suspiros ya llamando,
Tú mandas que te ame:
ya lo estoy deseando,
mas, Señor mío, Tú, ¿hasta cuándo, cuando?

¿Cuándo has de responder
y darme aqueste amor que estoy pidiendo?
Vuelve, Señor, a verme:
mira que estoy muriendo
y parece que vas de mí huyendo.

Ea, Señor, eterno,
dulzura de mi alma y gloria mía,
ea, bien sempiterno,
ea, sereno día,
tu luz, tu amor, tu gracia presto envía.

Por tí suspiraré
en tanto que duraren mis prisiones:
nunca descansaré
de echar mis peticiones
hasta que a Tí me lleves y corones.

De Tí si me olvidare,
mi Dios, mi dulce amor, mi enamorado,
en el olvido pare
sin que haya en lo creado
quien de mí, triste, tenga algún cuidado.
y aquí estoy con suspiros ya llamando
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