La Misa sobre el Mundo (Teilhard de Chardin)

Oracion

Escóndeme en Tí, Señor.¡Creo que las tinieblas completamente exteriores a Tí swerían la pura nada. Nada puede subsistir fuera de tu Carne, Jesús, hasta el punto de que imncluso aquellos que se encuentran rechazados fuera de tu amor se benefician todavía, para su desgracia, del apoyo de tu presencia. ¡Todos nos encontramos irremediablemente en Tí, Medio Universal de consistencia y de vida! Pero, porque no somos algo completamente terminado que pueda ser concebido indiferentemente como cercano o alejado de Tí; precismente porque en nosotros el sujeto de la unión crece con la unión misma que nos entrega progresivamente a Tí, en nombre de lo que hay de más esencial en mi ser, Señor, escucha el deseo de eso que me atrevo a llamar mi alma, aunque cada día me doy más cuenta de que es mayor que yo, y para apagar mi sed de existir, a través de las zonas sucesivas de tu Subsistencia profunda, ¡empújame hacia los pliegues más íntimos del Centro de tu Corazón!

Reflexión

¿Qué sería de NUESTROS ESPÍRITUS, Dios mío, si no tuvieran por alimento el pan de los objetos terrestres, el vino de las bellezas creadas para embriagarlos, el ejercicio de las luchas humanas para fortificarlos? ¡Qué menguadas energías, qué corazones exangües te ofrecerían tue criaturas, si llegaran a separarse prematuramente del seno providencial en que las has situado!

Señor, explícanos cómo, sin dejarnos seducir, podemos mirar a la Esfinge. Sin sutilezas de doctrina humana, sino en el simple gesto concreto de tu inmersión redentora, déjanos entender el misterio ocuilto, aún aquí, en las entrañas de la Muerte. Por la virtud de tu dolorosa Encarnación, Señor, descúbrenos, y enséñanos luego a captar celosamente, para Tí, la fuerza espiritual de la materia.


Poesia de San Juan de la Cruz

Subida del Monte Carmelo

La Noche Oscura

En una noche oscura
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A escuras y segura,
por las secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la nche dichosa,
en secreto, que nadioe me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía,
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba,
más cierto que la luz del meiodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste,
oh noche, amable más que la alborada,
oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transfornada!

En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire del almena,
cuando sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro decliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
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http://glosadejuan.blogspot.com
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