La Misa sobre el Mundo. Teilhard de Chardin
Oremos
(Cont., viene del 14)
¡Oh Cristo Jesús!, en tu benignidad y en tu Humanidad sustentas verdaderamente toda la implacable grandeza del Mundo. Y es en virtud de todo eso, en virtud de esa síntesis realizada en Tí, de todo lo que en nuestra experiencia y en nuestro pensamiento no se hubiesen atrevido jamás a reunir para adorarlos: el Elemento y la Totalidad, la Unidad y la Multitud, el Espíritu y la Materia, lo Infinito y lo Personal; es en virtud de los contornos indefinibles que esa complejidad confiere a tu Figura y a tu Acción, que mi corazón, enamorado de las realidades cósmicas, se entrega apasionadamente a Tí.
Te amo, Jesús, por la Multitud que se refugia en Tí y a la que se oye bullir, orar, llorar juntamente con todos los demás seres...,cuando uno se aprieta junto contra Tí.
Te amo como la Fuente, el Medio activo y vivificante, el Término y la Solución del Mundo, incluso natural, y de su Porvenir.
Centro donde todo se encuentra y que se extiende a todas las cosas para atraerlas hacia sí, te amo por las prolongaciones de tu Cuerpo y de tu Alma en toda la Creación, por medios de la Gracia de la Vida, de la Materia.
Jesús, dulce como un Corazón, ardiente como una Fuerza, íntimo como una Vida; Jesús, en quien puedo fundirme, con quien debo dominar y liberarme, te amo como un Mundo, como un Mundo que me ha seducido, y eres Tú, ahora me doy cuenta de ello, a quien los hombres, mis hermanos, incluso los que no creen, sienten y persiguen através de la de la magia del gran Cosmos.
Jesús, centro hacia el que todo se mueve, dígnate disponernos a todos, si es posible, un lugar entre las mónadas elegidas y santas que, desprendidas una a una del caos actual por tu gran solicitud, se suman lentamente a Tí en la unidad de la Tierra nueva.
II
Las PRODIGIOSAS DURACIONES que preceden a la primera Navidad no están vacías de Cristo, sino penetradas de su influjo poderoso. El bullir de su concepción es el que remueve las masas cósmicas y dirige las primeras corrientes de la biosfera. La preparación de su alumbramiento es la que acelera los progresos del instinto y la eclosión del pensamiento sobre la Tierra. No nos escandalicemos tontamente de las esperas interminables que nos ha impuesto el Mesías.
Eran necesarios nada menos que los trabajos tremendos y anónimos del Hombre primitivo, y la larga hermosura egipcia, y la espera inquieta de Israel, y el perfume lentamente destilado de las místicas orientales, y la sabiduría cien veces refinada de los griegos para que sobre el árbol de Jesé y de la Humanidad pudiese brotar la Flor. Todas estas preparaciones eran cósmicamente, biológicamente, necesarias para que Cristo entrara en la escena humana. Y todo este trabajo estaba maduro por el despertar activo y creador de su alma en cuanto este alma humana había sido elegida para animar al Universo. Cuando Cristo apareció en brazos de María, acababa de revolucionar al Mundo.
III
SEMEJANTE A UN RIO que se empobrece gradualmente y luego desaparece en un cenagal, cuando se llega a su origen, el ser se atenúa, luego se desvanece, mientras intentamos divisarlo cada vez más minuciosamente en el espacio o, lo que es lo mismo, hundirlo cada vez más en el tiempo. La magnitud del río se comprende en su estuario, no en su hontanar. El secreto del Hombre, análogamente, no se halla en los estadios ya superados de su vida embronaria(ontogénica o filogénica); está en la naturaleza espiritual del alma. Ahora bien, este alma, toda síntesis en su actividad, escapa a la Ciencia, que tiene por esencia analizar las cosas en sus elementos y en sus antecedentes materiales. Sólo pueden descubrirla los sentidos íntimos y la reflexión filosófica.
Se engañan por completo quienes imaginan materializar al Hombre al hallarle raíces cada, vez más numerosas y profundas, hundidas en la Tierra. Lejos de suprinir el espíritu, lo mezclan al mundo como un fermento. No hagamos el juego a estas gentes creyendo, como ellos, que para que un ser venga del cielo sea necesario que ignoremos las condiciones temporales de su origen.
Ver: Teilhard de Chardin
La Misa sobre el Mundo
y otros escritos.