Los Santos fueron seres humanos



Un pueblo oprimido y reprimido

La meta de la santidad

Todos estamos llamados a la santidad, es la medida misma de la vida cristiana. Y la santidad no consiste en realizar acciones extraordinarias. Los santos son verdaderas estrellas que nos indican el camino. Muchos son personas sencillas, buenas, que conocemos y otras "estrellas" son personas que nunca serán canonizadas, pero que nos indican asimismo, el camino del cielo

En las vidas de todos los santos, encontramos las siguientes similitudes: Amor a Dios y al prójimo, determinación para seguir a Jesús y para levantarse de inmediato después de una caída, completa ruptura con el pecado grave, crecimiento en la virtud y la oración y el cumplimiento de la voluntad de Dios.

La santidad es una "experiencia de crecimiento" y este consiste en incremento del conocimiento, amor, autocontrol y todas las demás virtudes imitables de Jesús. Este deseo de pertenecer enteramente a Dios no excluye, sino que incluye amar al prójimo, ser compasivo, caritativo, paciente y amable.
Una madre de familia santa lo será en la medida en que sea una buena esposa y madre.

Un esposo y padre será santo en la medida que sea un hombre trabajador, honrrado y honesto, con las ideas claras sobre su papel en la familia. Y así el joven, el niño y el anciano.

El santo, la santa, luchan como lucha todo ser humano; trabaja, come, duerme, llora y ríe; no siempre toma la decisión corecta, pero aprende de sus errores. No consiente el
pecado y sin embargo está consciente de su condición de pecador; ama a su prójimo lo suficiente como para corregirlo con amabilidad y concederle su perdón. Es libre. Puede poseer cosas con desprendimiento o ser un desposeído sin amargura.

No existen santos "grandes" o "pequeños", sólo hombres y mujeres que lucharon y oraron pare ser como Jesús. Los santos son gente común que percibieron en sus vidas un cambio. Cuando
Jesús nos deice "..a vino nuevo, odres nuevos...", nos está invitando a hacer un cambio interior, una conversión radical, una transformación profunda de la mente y del corazón. No es tiempo de leyendas doradas. Es necesario recordar que los hombres y mujeres santos de todas las épocas no caminaron jamás
como ángeles alados sobre nubes de purpurina, sino que fueron labrando su santidad día tras día, paso a paso, a fuerza de dificultades y tropecios.

La santidad es una "experiencia de crecimiento" y este consiste en el incremento del conocimiento, amor, autocontrol y todas las demás virtudes. Pero los santos fueron seres humanos con sus miserias humanas y sus propios defectos y limitaciones. Las vidas de los santos son como nuestras vidas: luchaban y ganaban, luchaban y perdían. La santidad radica en el amor a Dios, no en la ausencia de defectos y de errores. El juego, la broma, el descanso, el deporte, etc, forman parte de la vida cotidiana de los santos.

Sí, son personas que aman. El amor auténtico no razona, no mide, no levanta barreras, no calcula, no recuerda las ofensas y no pone condiciones. Los santos -por eso eran santos- son expertos en ese amor sin límites.



Ver: José Manuel Coviella Corripio
Los santos fueron seres humanos
S. Melchor de Quirós
Ediciones CyC
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