Teología de J. Ortega y Gasset. Evolución del Cristianismo
Socialización de la escuela
Si la sociedad es consecuencia de la cooperación mediante el trabajo, sus miembros tienen que ser trabajadores. Quien no trabaja no participa en la sociedad. Por eso la verdadera democracia se da en el socialismo. "Socializar al hombre es hacer de él un trabajador en la magnífica tarea humana, en la cultura, donde cultura abarca todo, desde cavar la tierra hasta componer versos".
El único estado social que considera Ortega moralmente admisible es el estado socialista. Frente al socialismo toda teoría política es para él anarquismo. Ahora bien, si el principio fundamental de la pedagogía social exige que todo individuo sea un trabajador en el quehacer humano, todo trabajador tiene derecho a que se le dote de la conciencia de su labor humana que constituye la cultura.
Y esta es precisamente la tarea de la escuela y también de otras instituciones del Estado. Lo que caracterizaba al esclavo que construía las pirámides era su pasiva cooperación; el trabajador necesita tener conciencia viva y libremente aceptada de lo que hace. He aquí el valor ético de la pedagogía social: si todo individuo social ha de ser trabajador en la cultura, todo trabajador tiene derecho a que se le dote de la conciencia cultural, que entraña toda actividad humana.
Sin embargo, no sólo en España, sino tampoco en los países europeos se respeta este derecho, porque la escuela en sí misma es una contradicción al admitir una escuela de pobres y otra de ricos. Esto lo califica Ortega como "crímen de lesa humanidad". Él espera que llegue pronto el tiempo en que no se clasifique a los hombres en pobres y ricos, como se clasifican las animálculas en vertebradas e invertebradas.
Pero considera aún peor que hoy los hombres se dividan en cultos e incultos, en hombres y subhombres. Esta es una grave inmoralidad que rompe la unidad humana; y es inmoral que el Código de Justiniano conozca dos clases de hombres, el hombre libre y el esclavo. No obstante, insiste en que la existencia de cultos e incultos, la división de la escuela, es una inmoralidad mayor porque rompe más conscientemente la unidad humana.
"La pedagogía social que exige la educación por y para la sociedad, exige también la socialización de la educación".
Ortega cree que los partidos obreros prestan poca atención a la escuela única. Y teme él mismo no haber sido capaz de transmitirnos con la intensidad que lo siente el carácter tan noble que encierra la educación social. Finaliza este epígrafe con una frase lapidaria de Platón: "Hagámos de la educación la ciudadela del Estado".(Ibid., 517-518).
B. La escuela laica
La escuela que exige la pedagogía científica, afirma igualmente Ortega, es una escuela laica. Para evitar los malentendidos y tergiversaciones que se han producido recientemente entre nosotros, conviene volver de nuevo al primer capítulo en el que aclaro en el epígrafe que titulo Filosofía del lenguaje lo que significa el adjetivo laico, que viene de laos y quiere decir simplemete popular.
Nada más que eso. Ahora bien, después en la evolución del cristianismo, sobre todo, a partir de la concepción de la Iglesia tal como ha llegado hasta nosotros, se da entre laico y eclesiástico una ruptura que no existía en la cultura judía, con la que Jesucristo se identificó plenamente. Por eso digo en ese mismo epígrafe que pertenece a las iglesias cristianas recomponer la unidad sin fisuras de la relación del hombre con Dios.
Y en el capítulo segundo, en el epígrafe 2 titulado Laicidad en el cristianismo primitivo, refiero que algunos preclaros escrituristas defienden hoy que el pueblo judío en su momento de mayor autenticidad se relacionaba directamente con Dios sin mediación sacerdotal alguna y que Cristo se identificó totalmente con esa cultura judía y, consecuentemente, no fue sacerdote.
Todos sabemos que la religión conforma una comunidad religiosa importante, por lo que Ortega se ve obligado a reconocer grandes poderes de socialización en la idea religiosa, pero seguidamente se pregunta ¿cuántas veces no ha perturbado la religión la paz en la tierra? Pero lo que ciertamente es antisocial para él es la institución clerical tal como él la ha conocido, en su faceta de poder y de religión particularista.
Por lo que dice sin más rodeos refiriéndose a la enseñanza impartida en los colegios de religiosos: "la escuela confesional frente a la laica, es un principio de anarquía, porque es pedagogía disociadora". Es evidente que para él escuela laica es la instituida por el Estado. Y tiene muy claro que para un Estado socializado lo privado no existe, todo es público, popular, laico.
Lo que ratifica contundentemente de esta manera: "contradiría cuanto he dicho, admitir la libertad de enseñanza que tan aguerridamente toman como bandera los anarquistas conservadores apenas el Estado trata de inmiscuirse en la enseñanza ya privada".
Incluso la moral se hace integramente moral pública. La moral privada no sirve para engrandecer y perpetuar ciudades, es una moral estéril, maniática y subjetiva. La misma vida privada no tiene sentido, el hombre todo él es social y no se pertenece a sí mismo. La vida privada como distinta a la pública no es más que un pretexto para refugiarse en un feroz egoísmo.
Y llega a decir algo que puede sorprendernos mucho hoy: "no compete, pues, a la familia ese presunto derecho de educar a los hijos: la sociedad es la única educadora, como es la sociedad único fin de la educación: así se repite en las aplicaciones legislativas concretas la idea fundamental de la pedagogía social: la correlación entre individuo y sociedad" (La escuela laica I, 519).
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