La Tierra madre universal

Espiritualidad y Ética, bases de la nueva sociedad mundial
I. Nuevo pacto sociocósmico de convivencia fraterna
El sufrimiento provocado por el derrocamiento del antiguo sistema mundial convencerá a todos de que no se podrá construir un nuevo pacto mundial fundado sólo entre los humanos. La Tierra, los ecosistemas y todos los seres deberán entrar en un pacto sociocósmico de sobreviencia y de fraterna convivencia. Dicho pacto no se sustentará apoyado en la cultura de un paradigma único, puramente racional y material.
El arco iris, la señal de la alianza cósmica que Dios estableció entre todos los vivientes, después de la devastación del diluvio, servirá de referencia e inspiración común. Las diversidades coexistirán y convergerán en la busca del bien común de todos, lo cual nos remandará a una nueva sensibilidad cuyas raíces se encuentran en la lógica del corazón y en el cuidado de los unos con los otros.
Esta sensibilidad dará origen a una íntima espiritualidad.
El ser humano descubrirá lo espiritual, como dimensión objetiva del cosmos y de cada ser humano. Es dimensión de interioridad e historia inherente a cada cosa. Es la conciencia que se siente inserta en un todo mayor y percibe el hilo secreto que atraviesa todo, formando una inconmensurable unidad dinámica, diversa y convergente.
Ese hilo conductor vivo e irradiante será descubierto como Dios que se revela en nuestro corazón como entusiasmo de vivir, de luchar, de crear y de plasmar la vida y la naturaleza consonantes en un propósito de sabiduría, de amortización y de belleza. Esta óptica funda una nueva ética erigida sobre dos valores fundamentales sin los cuales no se preservará la vida y nuestro esplendoroso planeta azul-blanco: la justa medida y el cuidado esencial.
2. La justa medida
La justa medida garantizó que el cosmos y la vida llegaran hasta nosotros hoy. Las culturas sobreviven en la medida en que se rigen por ese principio llamado de norma áurea. Al abandonarlo, se desectructuran y mueren.
La nuestra es absolutamente sin medida en todos los campos. De ahí la proximidad de su disolución.
¿Qué es la justa medida? Es el equilibrio entre lo más y lo menos. Es lo óptimo relativo. Es la sabiduría de lidiar con los recursos limitados, naturales y culturales de tal manera que puedan durar lo más posible o puedan regenerarse y reproducirse. La sustentabilidad de cada ser o de cualquier ecosistema depende de la justa medida. Es ella la que hace frente a la ley inexorable de la entropía, del desgaste irrefrenable de todas las cosas. Sin la justa medida todo acaba antes y muere más pronto. Con la justa medida todo se prolonga y vive más.
El primer párrafo de la constitución mundial comenzará con la proclamación solemne del principio sagrado de la justa medida. ¿No son la misma cosa los griegos con su médem ágan (nada de exceso), o los romanos con su ne quid nimis (nada den demasía), o los chinos con su wwu-wei y ying-yang (la armonía perfecta)?.