La misa no es un precepto

Yo no voy a misa para cumplir un precepto.
Ese fue un gran error de la santa iglesia católica y romana: hacer del domingo un sabbat, una ley. Se comete pecado mortal si no se oye misa los domingos. Y es preciso tener una excusa para no cumplir con el precepto y con Dios.
He pasado largos años de mi vida , dice JL. Alemán,"sin ir a misa". Me producía náuseas. Sentí la necesidad de lavarme el estómago de tanto precepto dominical.
Hoy me entero que esa asimilación del domingo cristiano al sábado judío se introdujo a finales del siglo VI, apoyándose -según los historiadores- en una carta caída del cielo y que venía firmada por el mismo Cristo.
Superada la náusea, acudo de nuevo a misa porque necesito unir mi voz a la del desconocido que se sienta junto a mí y decir con él y con la humanidad que sufre: "Padre nuestro". Necesito ponerme a la cola para que me den el trozo de pan que me mantiene en pie por este desierto. Veo que la copa de vino se la reserva el clero y, a veces, comparte con algunos amigos que le rodean.
No funciona la mesa. Sigue el altar. Un sacerdote puede más que el pueblo. Me quedo con hambre de fraternidad y con la duda de si Jesús estuvo allí en medio. ¡Escuece vivir siempre soñando utopías!
Aún debo superar muchas rebeldías, mucho asco y mucha indigestión al comprobar la ignorancia, el paganismo y la vanidad de los que administran lo sagrado, Trato de superarlo metido en la multitud hambrienta que intenta oír la voz de Jesús -si funcionan los altavoces- y con el "Padre nuestro" y con el trozo de pan.
Voy a misa porque lo necesito. LLego a pensar que el que lo hace por cumplir un precepto, comete --objetivamnete- sacrilegio.
Luís Alemán Mur, La Ingenuidad de Jesús. La venganza de la Torá
Ed Nueva Utopía 2002
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Cambiar el mundo mediante la política democrática popular, como quieren los ecuatorianos que van a reelegir hoy al presidente de su país, porque creen que va en esa línea.