El pan compartido



Primero sea el pan,
después la libertad.

(La libertad con hambre
es una flor encima de un cadáver

Donde hay pan, allí está Dios.

"El arroz es el cielo", dice el poeta de Asia.
La tierra es un plato gigantesco de arroz,
un pan inmenso y nuestro, para el hambre de todos.
Dios se hace Pan, trabajó para el pobre,
dice el profeta Ghandi.


La Biblia es un menú de Pan fraterno.
Jesús es el Pan vivo. El universo es
nuestra mesa, hermanos.
Las masas tienen hambre,
y este Pan es su carne,
destrozada en la lucha, vencedora en la muerte.

Somos familia en la fracción del pan .
Sólo al partir el pan podrán reconocernos.
Seamos pan, hermanos.

Danos, oh Padre, el pan de cada día:
el arroz o el maíz o la tortilla,
¡el pan del Tercer Mundo!

Y ponemos también delante de tus Ojos creadores
delante de los nuestros, absortos por el miedo,
el mecanismo tricontinental
de la pobreza libre que contempla
y la lucha en la esperanza.

"El amanecer dejó de ser una tentación".
Para ser una opción
, y un largo desafío
de todo sueño humano.
Dejó de ser apenas mio para ser nuestro hermano.

Que el Pueblo tenga en sus manos
el Pan de la Eucaristía,
puesto que el pueblo hace el pan.
La tierra y su esposo, el Hombre,
produzcan la Eucaristía,

culto vivo del Dios vivo.

La sangre derramada es una voz
que se recoge, viva, en la carne
del Pueblo que es la tierra.

Su Sepulcro vacío, nuestros sepulcros llenos
de pueblo masacrado, ¡anucian la Mañana"!

Quiero plantar en esta Amazonia
mi libre grito humano
,
mi protestante fe liberadora,
la derramada antorcha de mi sangre.

Yo sé que la semilla
será un día cosecha convocada.
(CEL, 3-12)
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Centroamérica Nuestra
Como un volcan en tí, la paz de la justcia.
Bandera de los pobres, como un viento de luchas,
la libetad en tí.

Centroamérica nuestra, toda en dolor de parto,
futura como el Reino, diaria como el llanto.
Maíz de tierra y sangre, madura la Esperanza.
Amor en cada piedra, tatuada de Historia.
Tortilla compartida, la pascua verdadera.

Eje del Mundo Nuevo,
¡Centroamérica nuestra!

Calladla, eruditos, fariseos.
Dejadla en paz, los grandes, invasores.
Veladla, de rodillas, los pequeños.
(Dios la tenga en sus manos, día y noche,
como un pájaro en vuelo).

Que nadie aborte el sueño que late en las montañas.
Que nadie apague el fuego que dora de promesa
las lonas del exilio.
¡Que nadie vea el día desnudamente nuestro
que nace de la noche en Centroamérica
Pedro Casaldáliga
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