Ágora, una película parcial y partidista

Con gran deseo de gozar con una nueva película de A. Amenábar y con un poco de prevención por el tema y por las críticas que había leído, acabo de ver Ágora, la historia del asesinato de la filósofa pagana Hypatia, por obra de unos cristianos fanáticos, en la Alejandría de finales del siglo IV. Pocas cosas sabemos de ella: que era hija de un filósofo pagano y filósofa ella misma y que fue asesinada por cristianas, en un momento de tensión entre los diversos grupos sociales y religiosos de una Alejandría ya decadente, donde Cirilo, obispo cristiano oficial, llegará a ser la figura decisiva.
Lo que sabemos es poco, pero las circunstancias en que vivió y murió eran y siguen siendo muy significativas, de manera que Amenábar ha podido tejer a partir de ellas una “parábola” socio-cultural fácilmente aplicable a nuestro tiempo. (a)Hypatia y los filósofos paganos de Alejandría serían el signo de la cultura democrática, la ciencia y la libertad moderna, representada por la Biblioteca. (b) Los cristianos, en cambio, habrían sido una masa de ignorantes fanáticos y violentos, dirigidos por Cirilo, un obispo ambicioso y sin cultura, que quiso tomar el control sobre la ciudad, quemando para ello la Biblioteca. (c) El imperio romano en decadencia habría sido incapaz de mantener el control de la ciudad, de manera que con el asesinato de Hypatia, mujer y representante suprema de la libertad y la cultura “democrática”, se habría iniciado el tiempo de barbarie cristiana en Alejandría.
Pues bien, esa parábola que Amenábar ha construido sobre unos poco datos resulta paarcial y y partidista, como saben todos los que llevan estudiando y pensando desde hace mucho tiempo sobre el destino social, cultural y religioso de la antigua ciudad de Alejandría. Yo no soy especialista sobre el tema pero he leído bastantes obras la cultura y religión de Alejandría en el siglo IV y me he preocupado desde hace muchos años por Hypatia. Desde ese fondo y por amor a la verdad me atrevo a criticar esa película (dejando ahora de lado sus aspectos positivos). Una advertencia: por error de ordenador, en la primera versión de este trabajo puse Aspasia en vez de Hypatia; he vuelto a releerlo y he procurado corregir las erratas; doy gracias a los lectores que han advertido los fallos.

1. Una película parcial (e ignorante)

Digo “ignorante” por no decir mentirosa, pues no quiero no quiero prejuzgar las intenciones de Amenábar, que puede haber filmando su obra con toda la buena fe del mundo. Pero debo afirmar que él y aquellos que le han aconsejado ignoran algunas cosas fundamentales sobre la situación de Alejandría… o se han dejado llevar por la moda de simplificar todas las cosas, adobándolas para un público que no sabe ni debe pensar.

1. Debo empezar diciendo que la figura de Hypatia es histórica, y todos los que nos hemos dedicado de alguna forma al estudio del cristianismo en Alejandría a finales del siglo IV y principios del V d. C. nos hemos encontrado con ella y lamentamos su muerte. Más aún, muchos de nosotros tenemos una gran prevención por el tipo de cristianismo que empezaba a triunfar en ese momento en la Alta Iglesia de Alejandría, con brotes absolutistas y violentos. Es más, a pesar de sus grandes dotes intelectuales, la figura del obispo Cirilo nos resulta menos agradable. Quiero añadir que siempre me ha dolido el asesinato de Hypatia, por lo que ella fue (mujer sabia) y por lo que su muerte ha significado en el comienzo de una historia de violencia del cristianismo triunfante (como la ejecución de Prisciliano en Occidente). Pero, dicho eso, debo confesar que el trasfondo y el conjunto de elementos de la película me parecen poco exactos.

2. La Alejandría que presenta Amenábar no es la de finales del siglo IV, empezando por el cartón piedra y por los decorados, que pueden resultar llamativos, pero que no se ajustan a lo que era entonces la famosa ciudad. Su centro real, donde se supone que transcurre la historia, está en la parte baja, que estaba empezando a hundirse en el mar (donde ahora se encuentra, bajo metros de agua) y no en un alto, como en la película. Se trata, además, de una ciudad helenista/romana, como sabemos por los testimonios literarios y arqueológicos, y no podemos confundirla con la mezcla algo hortera de elementos egipcios antiguos (estatuas, columnas…) de la película, que están fuera de lugar en ese contexto, aunque puedan ser llamativos para espectadores menos enteros, que tienden a confundir los diversos planos de la historia antigua.

3. La famosa Biblioteca existió y tuvo inmensa importancia, sobre todo entre los siglos III y I a C. Pero ella se quemó ya en las guerras de conquista romana de Egipto (y varias veces después) y aunque se reconstruyó al final del siglo IV no tenía la importancia que la película le atribuye. Más que un lugar exclusivo vino a ser un conjunto de lugares donde se siguieron cultivando los saberes de diverso tipo (literario, científico y filosófico). Supone que Hypatia enseñaba públicamente en la gran Biblioteca está fuera de lugar.

4. El paganismo filosófico alejandrino fue cayendo por sí mismo, a través de un largo proceso que duró varios siglos y no por persecución de los cristianos. En esa caída pueden haber influido elementos judíos y cristianos, pero en ella influyó sobre todo la misma dinámica del pensamiento y de la vida, que en Alejandría había tomado formas múltiples, con influjo de la gnosis y el hermetismo, con presencia de “filosofías orientales” y con el predominio de una religiosidad de Isis (¡de la que nos habla muy precisamente Plutarco!), que tiene muy poco que ver con aquello que Ágora presenta como paganismo. Por otra parte, los trasvases entre paganismo, filosofía y religión (incluida el cristianismo) habían sido constantes en los siglos anteriores.

5. Los cristianos de Alejandría no eran esa masa de ignorantes violentos y “oscuros” que nos ofrece Amenábar (¿por qué los presentará como talibanes? ¿será por unir a musulmanes y cristianos en una misma ignorancia y fanatismo?). El cristianismo de Alejandría, desde el siglo II hasta el principio del siglo V, fue un prodigio de tendencias y grupos, donde se desarrolló una de las mayores actividades cultuales de occidente. Basta con pensar en Clemente y Orígenes, los mayores pensadores de su tiempo, sin necesidad de evocar las disputas en torno al arrianismo, que llenaron la ciudad de tendencias filosófico-religiosas con influjos cristianos. Recordemos a hombres como Evagrio y Dídimo, por no citar los grupos de cristianos de las diversas iglesias gnósticas que llenaban la ciudad con sus formas de búsqueda de sabiduría simbólica.

6. Sin duda, en tiempo de Cirilo (a principios del siglo V), el cristianismo de Alejandría tiende a perder su riqueza y variedad, aislándose en sí mismo, en contra de lo que sucederá por ejemplo en algunas zonas de Siria (donde va a florecer con más fuerza un tipo de simbiosis entre platonismo y cristianismo). Pero esa “decadencia” de Alejandría se debe a las mismas condiciones de la ciudad que va perdiendo su importancia antigua, tanto en sentido social como político y filosófico. Sea como fuere, la cita de la lectura bíblica por la que Cirilo condena a las mujeres que piensan y enseñan (tomada de 1 Tim 2, 11-15) no sólo está tergiversada, sino que tomada aisladamente va en contra del conjunto de la Biblia cristiana (aunque a veces los cristianos se hayan apoyado en ella).

7. Finalmente, la figura de Hypatia, tal como Amenábar la presenta, resulta totalmente inverosímil dentro de la Alejandría romano/helenista de finales del siglo IV. No tiene sentido presentarla dirigiéndose al el Senado, ni organizando una escuela en la misma Biblioteca, ni teniendo su independencia social, como líder “feminista”. Tampoco se puede seguir afirmando que las mujeres greco-romanas como tales más independencia que las cristianas, ni se puede apoyar aquí un tipo de feminismo (con un retorno a la cultura greco/pagana, en contra del cristianismo, que sería antifeminista). No quiero entrar en el tema de los posibles descubrimientos astronómicos de Hypatia, pero presentados como lo hace la película me parecen fuera de lugar. Por otra parte, hacerle decir que ella “cree en la filosofía” y no en una religión como la cristiana está fuera de luchar. De haber dicho algo, ella hubiera afirmado que creía en la divinidad de la Naturaleza y en no en un hombre especial como Jesús. Pero curiosamente, el mismo Cirilo que en la película aparece como su competidor había dicho que creía en el Logos divino de la Naturaleza (que él vincularía después con Jesús).En realidad, entre el Cirilo histórico y el pensamiento que Amenábar atribuye a Hypatia hay más convergencias de fondo que diferencias.


2. Una película partidista


1. Amenábar ha querido hacer una película de buenos y malos, dentro del estilo maniqueo más simplista. Así quiere presentar a Hypatia como sabia, demócrata y pluralista, abierta a la sabiduría del cosmos, en contra de Cirilo, que sería monolítico y “talibán” al servicio de su verdad única, impuesta por la fuerza. Pues bien, queriendo defender a Hypatia, Amenábar parece estar mucho más cerca del “Cirilo” que él condena que de su Hypatia tolerante. Para defender a Hypatia, Amenábar se ha convertido en una Anti-Hypatia y condena de hecho, de un modo ignorante y partidista, a todos los cristianos, incluido al obispo Sinesio de Cirene, a quien la historia resal presenta de un modo muy distinto. Para defender a Hypatia no hay que optar por un radicalismo anticristiano (y anti-hypatiano), que termina siendo dictatorial.

2. Como he dicho ya, el cristianismo de Alejandría, del siglo II al V ha sido un prodigio de pluralidad y de riqueza cultural. Ignorar ese dato y presentar a todos los cristianos de la ciudad como “negros fanáticos” resulta inaceptable. Por otra parte, la Biblioteca y la cultura pagana de la ciudad no declinó por obra de la violencia y persecución de los cristianos, sino por desgaste interno. La Biblioteca no se destruyó de una vez, por la violencia de unos talibanes-religiosos (ni en tiempo de Cirilo ni en tiempos de la invasión musulmana), sino que se fue desintegrando y dividiendo y fue perdiendo su función central sagrada. Las escenas en que la Biblioteca, antes limpia (templo de cultura) se convierte en sucio redil de ovejas y en corral de gallinas, por obra de los cristianos, resulta simplemente insultante y no es digna de un buen Amenábar. A mí me produce simplemente asco, y me lleva a pensar en lo contrario de lo que parece que el film ha pretendido. Un ataque de ese tipo a los cristianos termina siendo una defensa; si no tienen otra forma de condenarles es que no debían ser tan malos. Cuando se llega al insulto cesan las razones y se muestra que quien insulta de esa forma no las tiene.

3. Ciertamente, tanto en Alejandría como en otros lugares del Imperio romano, sobre todo a partir del reinado el emperador Teodosio, hubo momentos de imposición por parte de los cristianos. Pero la inmensa mayoría de las conversiones al cristianismo no se hicieron por imposición, sino por ósmosis social. No se trató de abandonar la filosofía para hacerse cristianos, sino de abandonar el paganismo, pues el cristianismo se consideraba vinculado a la filosofía, sobre todo al platonismo y estoicismo.

4. La forma de trasponer, en forma de parábola, la historia de Hypatia y Cirilo a nuestro tiempo resulta falta y partidista. Ciertamente, el tema de la película no es un asunto histórico del pasado (como podría ser una película sobre Alejandro Magno), sino una cuestión de máxima actualidad (sobre todo en lugares donde ha sido fuerte el cristianismo), ya el lector identifica pronto a los cristianos de la vieja Alejandría con los actuales y a lo filósofos paganos con los “demócratas actuales” (al menos de España). Pues bien, esa trasposición resulta no sólo equívoca, sino incluso falsa, porque la llamada democracia actual deriva tanto o más del cristianismo que del paganismo griego.

5. La manera de presentar por un lado a Hypatia y los paganos (limpios, educados) y por otro a los cristianos (oscuros, cetrinos, sucios) pertenece a los peores teatros de guiñol que he podido imaginar. No pensaba que Amenábar pudiera recurrir a esos trucos infantiles de guapos y feos, buenos y malos. Si sigue en ese camino se desacredita a sí mismo. La escena en que los cristianos giran y giran como hormigas negras en torno a la Biblioteca destruida es simplemente de mal gusto (y quizá de mala idea); a mí me resulta simplemente desagradable y me lleva a pensar todo lo contrario a lo que Amenábar quiere que pensemos…

6. Me atrevo a decir que esta película de Amenábar nos toma por idiotas o, al menos, esa ha sido mi reacción al acabar de verla. Cuando un artista sabe contar una historia la cuenta bien, él deja que sea el lector o espectador el que tenga que pensar y saque las conclusiones. Pero en esta película no se nos deja pensar, sino que se nos adoctrina y se nos dice lo que tenemos que pensar, como si fuéramos incapaces de hacerlo por nosotros mismos. Así, la visión final de satélite sobre Egipto y el Mar Rojo, con África a un lado y al otro Arabia, es muy hermosa, pero está estropeada por los rótulos de adoctrinamiento que la acompañan.

7. No intento defender aquí el cristianismo, ni quiero justificar en modo alguno el asesinato de Hypatia, un crimen que todavía me sigue doliendo. Pero la historia de su entorno y de su muerte resulta mucho más compleja de lo que supone en Sr. Amenábar. Por otra parte, la aportación cultural de los cristianos de Alejandría (incluido Cirilo) ha sido y sigue siendo fundamental para la cultura de occidente y del mundo entero. Sin aquellos cristianos (desde Orígenes hasta el mismo Cirilo, pasando por muchas escuelas y líneas de pensamiento) se habría perdido parte de la cultura pagana de la misma Alejandría, pues fueron los mismos cristianos los que la acogieron y transmitieron. Más que destructores de la Biblioteca ellos han sido continuadores de la obra de la Biblioteca antigua, después que ella se fuera hundiendo por los mismos avatares de la historia.

Por todo esto, sigo esperando una defensa de Hypatia, pues la película de Amenábar no es una defensa, sino una deformación y en el fondo una destrucción de su figura. Pensándolo bien, me sigo quedando con la figura de Santa Catalina de Alejandría, que es la figura (quizá legendaria) de una sabia filósofa cristiana de Alejandría condenada por los “otros”, es decir, por los incultos (que en este caso serían los paganos). Algunos cristianos han podido matar y han matado a Hypatia la Sabia. Pero otros han respondido idealizando la figura de una Catalina Santa, asesinada por los enemigos de la cultura, sean quienes fueren.

Nota final: lo que más me ha enfadado es el heho de que la película esté patrocinada por un Ministerio del Gobierno (no sé si es el de Educaciòn), como pone al comienzo. ¿Tendremos que mandar a la escuela al Ministerio? Se puede opinar como se vea mejor, pero la historia hay que conoceerla y respetarla.
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