† Javier Gutiérrez, bilbaíno, mercedario, amigo

((Dejo pendiente lo de Pilar y Antonio, los "angoleños", para el sábado; allí lo veréis de nuevo. Quiero reponerlo entonces, para animaros a ver el programa de la TV o el de internet que allí cito... Mientras tanto, introduzco esta noticia de la muerte de otro misionero insigne. Hombres y mujeres como éstos son lo mejor de la Iglesia... y de agradecidos mantener su memoria))
Había nacido en 23 de mayo del 1946 en el centro del viejo Bilbao, en el Bocho, Carnicería Vieja, rodeado de historia y de vida. Tenía pues 65 años, pero a mis ojos era simplemente un muchacho. Allí le conocí, y conocí a su madre santa (Antonia), que mucho me quería, y a sus hermanos (Esther y Rodolfo...). Allí le recuerdo, vinculado a la Iglesia de la Merced, pasado el puente de su nombre, (véase gran imagen, de Bay-Sala) donde vivían en oración y presencia de Dios las Madres Mercedarias, custodiando desde el otro lado del río, en oración y enseñanza de vida, la vida del viejo Bilbao.

Era de Bilbao, estudió en Poio donde coincidimos largos años (fui su compañero y profesor novato), pero vivió casi cuarenta años en Puerto Rico. No era hombre de organizaciones, para dirigir parroquias complejas, colegios con duros horarios y disciplinas... Fue amigo de la vida, compañero de los más pobres, hombres a ras de camino, en línea de humanidad.
Por eso vivió siempre a la intemperie de la calle, de los ranchos, aldeas y suburbios, con los más pobres, con su amistad universal y su sonrisa, con su lección de humanidad cristiana y mercedaria.Vaya para él este recuerdo emocionado.
La Merced de Bilbao
Las Madres de la Merced dejaron su antiguo convento y se fueron a Lañomendi (entre Lujua y Derio) donde tienen su nuevo colegio y su convento, y otras han fundado un monasterio en Noja (Cantabria), mientras la Iglesia de la Meced antigua ha quedado aislada, sin convento, convertida en Rockódromo (Bilborock), lugar de conciertos famosos, pero sin el alma, que era sus monjas y canto y el culto, donde Javier aprendió con el P. Fermín, capellán famoso, el arte de la religión verdadera.
Las Mercedarias de Bilbao han recorrido caminos, han creado instituciones, y siguen irradiando una estela fuerte de cristianismo, ahora en las afueras de Bilbao, en Lañomendi, entre Loiu y Derio.

La historia de Javier
También la historia de Javier ha cruzado caminos, llegando mucho más lejos, hasta el Caribe, donde ha sido un signo cristiano muy intenso. Le tuve un par de años de estudiante en Poio. Era listo. Estudiaba las asignaturas de Teología para aprobar, con dignidad, pero sin excesos, porque le interesaba mucho más la vida inmediata, la piedad, la bondad, la poesía.
Marchó después a Puerto Rico, y entre Puerto Rico y la República Dominicana ha vivido casi cuarenta años, a la intemperie de la vida, todo corazón, todo palabra cercana, todo humanidad, todo poesía.
No era hombre de organizaciones, para dirigir parroquias complejas, colegios con duros horarios y disciplinas... Por eso vivió siempre a la intemperie de la calle, de los ranchos, aldeas y suburbios, con los más pobres.
Fue simplemente un misionero mercedario, lo más alto, lo más grande: Ser presencia de vida, ser humanidad, ser signo de libertad, entre los últimos de los últimos. Sin grandes sermones, sin diatribas sectarias, simplemente siendo humanidad.

Fue siempre humanidad cercana. Buscaba y ofrecía signos de ayuda con su propia vida, con su caridad inmediato, mano a mano, para necesidades inmediatas, siempre con una sonrisa, una palabra buena, pero con gestos de ayuda expresa (un poco de comida, una ropa, una estampa, una oración, algo de dinero...), que eran una expresión de su rica humanidad.
Porque él mismo (en persona) era la ayuda verdadera, sin darse nunca importancia, y de esa forma ofrecía siempre lo más importante: El testimonio de su fe. No era caridad expresada (y a veces fosilizada) en cosas y en instituciones y en ayudas puramente externas... Era caridad hecha vida en sus gestos personales, de presencia cercana.
Un par de veces, hace ya tiempo, de visita en Puerto Rico, me perdí con él por los ranchos, alquerías y caminos, siempre a pie, sin coche, en horario de humanidad, a paso de hombre (de ser humano). Llevaba estampas y sonrisas con regalos para niños, enfermos y pobres; era de los de siempre, con gestos que quizá hoy parecerían menos adecuado en España, pero que eran de gran eficacia entre la gente sencilla y de corazón de Puerto Rico y de la Dominicana.
Con una estampa iba, casa a casa, enfermo por enfermo, abandonado por abandonado, para sentarse y hablar un momento, superando y rompiendo todas las distancias, como un signo del Dios que es siempre cercanía de amor; como expresión de una Virgen Madre, a la que siempre llevaba en sus "estampñas", en un pueblo necesitado de "madre", como es el pueblo caribeño. Hablaba con todos, les daba una estampa y les decía con su propia vida y su sonrisa que hay Dios, que hay Vida, por encima de todas las muertes.
Su palabra era poesía, se hacía poesía. Una poesía popular, muy cercana, que le gente entendiera. Y así imprimía estampas con su oración hecha poesía en el reverso, para rezar con unos y con otros, por todos los caminos, en el corazón pobre de un Caribe externamente Yanqui, postmoderno... pero internamente muy cordial, muy necesitado de presencia humana.
No era postmoderno ni premoderno, era simplemente humano…, viniendo de su Bilbao del corazón, donde ya no vivían sus hermanos, después que murió su madre (¡que mucho me quería!). Era simplemente humano, mercedario redentor, hermano de los pobres, de los que no tenían voz.
Era sencillamente una persona, un creyente... No tenía programas de pastoral, no escribió instrucciones de adoctrinamiento, no impartió grandes "clases"... Pero vivió con honda clase, con la madurez del que sabe escuchar, acompañar, querer a todos, de un modo directo, como Jesús en el evangelio.
Vivió callado, callado ha muerto. Se estaban muriendo sus hermanos, vino a ver a los que le quedaban, hace exatamente un mes, entre Julio y Agosto, y volvió con la impresión de que era la última vez. Había dejado de fumar, por una promesa… pero el mal estaba dentro, el pulmón deñado, y así, en sólo tres semanas dejó de respirar.
Javier, amigo… Hace tiempo que no nos escribíamos, pero yo sabía que estabas. Tengo entre mis miles de libros, en algún sitio que buscaré, muchos de tus poemas. He querido pedir uno que tus amigos de Puerto Rico editaron y venden por Amazón.
Hace tiempo que no nos veíamos, pero yo sabía que estabas ahí, y que cualquier día te podía llamar. Ahora sólo puedo hablarte en oración.

Sigues siendo, eres más que nunca, una presencia, allí en Carnicería Vieja, cuando pase al lado de tu antigua casa, por la Merced de Bilbao, por Poio (recuerdo una vez que te suspendí y que viniste a pedir cuentas, y quedamos en que estudiarías… ¡cuánto sabías!).
Eres presencia en oración, una parte de la Vida de Dios en mi vida. Así quiero dejar este recuerdo en mi blog, para ti, con unos poemas, con unas fotos de nuestro viejo Bilbao, con la Merced querida, con unos poemas tuyos. Agur Txabi, geroarte, con un beso para Esther y para Rodolfo, tus hermanos.
Apéndice 1.
ANTIGUO CONVENTO DE LA MERCED
La primera mención documentada de un “convento de San José de Abando” es de 1619. Pa¬rece que se trata del convento de la Merced ya que la advocación de éste era la de San José. Así, hacia 1652, se cita con el nombre de “Convento de San José de las religiosas Mercedarias de la anteiglesia de Abando”. Podemos asegurar, por lo tanto, que existió un edificio anterior al que hoy podemos observar, que fue construido entre 1663 y 1673 por Antonio Ortiz de Colina y Francisco de Elorriaga. En 1750 se reedificó. En época contemporánea ha sufrido diversos avatares.

La iglesia de la Merced tiene tres naves con crucero alineado, cabecera rectangular y amplio coro alto a los pies. Su fachada está compuesta de hastial, espadaña típica del siglo XVIII y una portada en forma de arco de triunfo con escudo de la Orden en el centro del arquitrabe. El ingreso es un arco de medio punto que cae sobre pilastras cajeadas de estilo barroco. En el interior destaca la cúpula sobre pechinas.
La Iglesia de La Merced, sufrió diversos avatares hasta su cierre en la década de los 80 del siglo XX. En 1989 el Ayuntamiento de Bilbao la compró y la convirtió en propiedad pública. A partir de 1997 el edificio fue remodelado por la sociedad municipal SURBISA, pasando a ser sede del proyecto “Bilbo Rock-La Merced”. Así, se le ha dotado de una sala polivalente en la planta baja, y de palcos y coro, obteniendo un aforo de 390 espectadores sentados y 500 de pie. Su carácter multifuncional le permite acoger todo tipo de actividades escénicas y musicales, como conciertos, teatro, títeres, cine, seminarios, presentaciones literarias o discográficas, e incluso, desfiles de moda.
Asimismo en la planta bajo cubierta existen siete locales de ensayo, equipados e insonorizados para su uso por parte de grupos musicales. También se ubican en esta planta el Archivo Musical de Euskal Herria, con más de 7.000 referencias y con un sistema multimedia de consulta, un puesto de acceso a internet, y tres puntos de escucha de las últimas novedades discográficas.

Entre las actividades de Bilbo Rock destacamos el concurso pop-rock “Villa de Bilbao”, uno de los más reputados a nivel estatal y que aspira a ser un referente en el panorama musical europeo de nuevos grupos. La participación está abierta a bandas europeas y existen tres categorías: Pop-Rock, Metal y Nuevas Tendencias.
Poemas de Javier
Haití
El temblor impío destrozó sus vidas
agitando el suelo con furor letal.
La campiña yace como tumba fría,
los escombros cubren lo que fue ciudad.
Cantan las campanas repicando altivas
la tonada muerta del que muerto está.
Huérfanos y viudas lloran la partida
del que fue esposo, del que fue papá.
¿Dónde están los niños que cantaban risas
con el tierno juego de su tierna edad?
¿Dónde los adultos con su eterna prisa
por llevar ansiosos de su casa el pan?
La despensa austera se quedó vacía.
Un sepulcro cubre lo que fue ciudad.
Sólo queda un rayo de esperanza tibia:
el Amor se tiene si el Amor se da.
z
BUSCADOR DE TESOROS
Entre tantas sendas buenas
hay una senda mejor:
seguir los pasos de Cristo
haciendose redentor.
El canto del Mercedario
es canto liberador.
solamente si eres libre
escucharán tu canción.
Si apuestas fuerte por Cristo
triunfará tu vocación,
pues será al mismo tiempo
redimido y redentor.
¿Quién puede romper cadenas?
Quien se encadena al Amor.
La Virgen de la Merced
espera tu decisión.
(Imagen: algunos amigos de Javier, Mercedarios en Santo Domingo)
¡LIBERA!
Ser Mercedario...
ese es tu reto:
servir a Cristo,
vivir tu sueño.
¡Rompe cadenas!
¡Deja tus miedos!
¡Hay tanto esclavo
en tanto infierno...!
Sé de una Madre
allá en el cielo.
Es Mercedaria,
¡oye sus ruegos!
¡Sigue su senda!
¡No vivas muerto!
¡Sé Mercedario!
¡Sirve a tu pueblo!
¡Joven sin rumbo:
busca lo eterno!
¡Haz con nosotros
un mundo nuevo!
Poemas
http://pjvmercedariard.blogspot.com/2010/03/buscador-de-tesoros-por-el-padre-javier.html
Libro de poemas de Javier, para adquirirse en
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Nota final. Un epitafio
Rvdo. Padre Javier Gutiérrez
O. de M.
De la mano de Nuestra Madre y con los Santos de la Orden de La Merced descansa
en la paz del Señor nuestro hermano Padre Javier. Sus hermanos Esther y Rodolfo;
sus cuñados Patxi y Lupe; sus sobrinos Pablo, Cristina y Aitziber, y sus Hermanos
Mercedarios al notificar esta sensible pérdida ruegan a sus amigos y relacionados
eleven una Oración al Todopoderoso por el eterno descanso de su alma.
Javier, padre, hermano, amigo de todos, pero en especial de los pobres, deambulantes y de todo ser necesitado. Gracias por el ejemplo de tu vida