"¡Y entonces, adelante! Sin temor, abiertos y firmes en los valores humanos y cristianos, acogedores, pero sin compromisos sobre la dignidad humana". El Papa cerró su viaje exprés a Trieste con el rezo del Angelus al término de la misa, en el que renovó "nuestro empeño a rezar y a trabajar por la paz: por la martirizada Ucrania, por Palestina e Israel, por Sudán, Myanmar y por cada pueblo que sufre por la guerra".
Tras agradecer a Zuppi y al obispo de Trieste la organización de las jornadas, y de la visita, el Papa quiso mostrarse cerca de "los enfermos, los encarcelados, los migrantes" y "todos aquellos que tienen más afanes".
"Trieste es una de aquellas ciudades que tienen la vocación de hacer encontrar gente diversa: sobre todo porque es un puerto, es un puerto importante, y luego porque se encuentra en el cruce de caminos entre Italia, Europa central y los Balcanes", recordó el Pontífice, quien insistió en que "el desafío para la comunidad eclesial y para aquella civil es el saber conjugar la apertura y la estabilidad, la acogida y la identidad".
"Y entonces puedo decirles: ¡tienen todos los “papeles en regla” para encarar este desafío! Como cristianos tenemos el Evangelio, que da sentido y esperanza a nuestra vida; y como ciudadanos tienen la Constitución, “brújula” confiable para el camino de la democracia", finalizó. "Con la dignidad humana no se juega", finalizó.
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