Mensaje del Papa al encuentro anual de ACDE Francisco, a los empresarios argentinos: "Saber invertir es creativo. No esconder. Sean audaces"
La exhortación papal fue hecha a través de un videomensaje que envió a la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) con motivo de su encuentro anual
Dijo que "cuando uno esconde no tiene la conciencia tranquila o está rabioso". En cambio, exhortó a "invertir en el bien común" y así dar trabajo
A la vez, advirtió sobre el riesgo de que las finanzas desplacen a la producción. "Hay que ir a la economía de loncreto. La que produce"
Destacó el papel de las Pymes en la eonomía y afirmó que desde ahí llega simepre la creatividad. "Desde abajo"
A la vez, advirtió sobre el riesgo de que las finanzas desplacen a la producción. "Hay que ir a la economía de loncreto. La que produce"
Destacó el papel de las Pymes en la eonomía y afirmó que desde ahí llega simepre la creatividad. "Desde abajo"
| Sergio Rubín
El Papa Francisco exhortó a los empresarios argentinos a “invertir en el bien común y no esconder la plata en los paraísos fiscales” porque “la inversión es dar vida y uno esconde cuando no tiene la conciencia limpia o está rabioso”. A la vez que advirtió sobre el riesgo de que las finanzas hagan “perder lo concreto que es la producción y el trabajo de todos”.
La exhortación papal fue hecha a través de un videomensaje que envió a la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) con motivo de su encuentro anual que se realiza entre hoy y mañana sobre la temática “Hacia un capitalismo más humano: Generando un círculo virtuoso para promover el bien común y construir confianza social”.
“En una sociedad donde haya un margen de pobreza muy grande uno se tiene que preguntar cómo va la economía. Si es justa, si es social. O simplemente busca intereses personales”, dijo Francisco, quien señaló la necesidad de “claridad, transparencia, inversión y producción” ante el “desafío de crear empleo”.
En ese sentido, consideró que “es importante el poder de la pymes para generar empleo porque de abajo viene la creatividad siempre”. Al tiempo que subrayó que “el desafío de ir hacia el bien común con el gesto de crear empleo” se vuelve aún más imperioso “en medio de una pandemia que llevó a que falte”.
Francisco comenzó diciendo que “la mirada cristiana de la economía y de la sociedad es distinta de la mirada pagana o ideológica. Nace de las Bienaventuranzas y de Mateo 25. Y la construcción de una comunidad justa económicamente y socialmente la tienen que hacer todos: sindicalistas, empresarios, trabajadores y dirigentes”.
Tras señalar que los cristianos “queremos ir por el camino de la economía social”, recomendó que “seamos realistas: la economía en los últimos decenios engendró las finanzas y las finanzas tienen el riesgo de terminar como la cadena de San Antonio, que creemos que hay mucho y al final no hay nada”.
Si bien dijo que estaba “simplificando mucho porque la cosa es mucho más compleja”, advirtió que las finanzas pueden reducirse a “una inflación de negocios mediáticos” y pidió “volver a la economía de lo concreto, que es la producción, el trabajo de todos, que no falte el trabajo, la familia, la patria, la sociedad”.
En cuanto a “esconder la plata en los paraísos fiscales” porque “no se tiene la conciencia limpia o se está rabioso” lo graficó con “lo que sabemos que se dice en el campo cuando la vaca no da la leche. Qué le habrá pasado a la vaca que está enojada y esconde la leche”.
“Cuando escondemos es porque algo está funcionando mal”, afirmó a la vez que -en línea con el tema del encuentro- destacó la importancia de “ir creando confianza social porque es muy difícil construir sin confianza social” y (no debemos) nunca traicionarla”.
Pero dijo que “a veces se producen esos grandes acuerdos de empresas o de grandes inversores o grandes gentes que están todos alrededor de una mesa y después de horas hacen un acuerdo, lo firman y en el momento que están brindando uno que está de este lado hace con aquel que está allá otro por debajo de la mesa”.
Francisco había comenzado su mensaje destacando la alegría que le produjo haber firmado semanas atrás el decreto que declara venerable al argentino Enrique Shaw, fallecido en 1962, con lo que quedó a un paso de ser declarado el primer empresario beato del mundo.
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