"El enfermo no es un número, es una persona que necesita humanidad" El Papa invita a “humanizar la medicina y la realidad hospitalaria y sanitaria”
Pidió que los lugares de atención sanitaria “sean casas de acogida y confort, donde el enfermo encuentre amistad, comprensión, gentileza y caridad”
| RD/Aica
En su discurso, el pontífice dijo que “el enfermo no es un número, es una persona que necesita humanidad”.
Puso de relieve “la evolución tecnológica y los cambios de naturaleza social, económica y política” que “han cambiado el tejido sobre el que se sustenta la vida de los hospitales y de las estructuras sanitarias”.
Esa evolución y esos cambios es lo que justifica “la necesidad de una nueva cultura, especialmente en la preparación técnica y moral de los trabajadores sanitarios en todos los niveles”.
Exigencias de los pacientes
“Acudir al encuentro de las exigencias de los pacientes y de sus familias, obligados, con frecuencia, a migrar a centros especializados alejados de su propio territorio” es una de las prioridades del Grupo Villa Maria que el Papa citó como ejemplo de ese cambio cultural.
“El compromiso por ampliar el área de acción con la adquisición o la creación de nuevas estructuras y la ampliación de las infraestructuras denota la voluntad de garantizar el equipo de trabajo y las comodidades necesarias para la dignidad de los enfermos y su curación”.
En ese sentido, el Papa pidió que los lugares de atención sanitaria “sean casas de acogida y confort, donde el enfermo encuentre amistad, comprensión, gentileza y caridad”.
“Con ese propósito, es necesario estimular la colaboración de todos, para satisfacer las necesidades del enfermo con espíritu de servicio y actitud de generosidad y de sensibilidad. Para alcanzar esos objetivos, es necesario no dejarse absorber por ‘sistemas’ que sólo miran el componente económico-financiero, sino actuar con un estilo de proximidad a la persona, para poder asistirla con calor humano frente a las ansiedades que la afligen en los momentos más críticos de la enfermedad”.
A aquellos trabajadores sanitarios que tengan fe cristiana, el Papa los invitó “a desarrollar su servicio en el espíritu de las palabras de Jesús: ‘Todo lo que hagáis a uno de estos de mis hermanos más pequeños, me lo hacéis a mí’”.
Servicio a la debilidad
En esas palabras “se encuentra el fundamento evangélico del servicio al prójimo. Así, los enfermos y los que sufren se convierten, para quien tiene fe, en presencia de Cristo, el Hijo de Dios, venido para sanar y curar, asumiendo en sí nuestra fragilidad, nuestra debilidad”.
“Hacerse cargo del hermano que sufre significará, en este sentido, hacer sitio al Señor. De los lugares de curación y de dolor nos llega también un mensaje de vida para todos; una gran lección que ninguna cátedra puede impartir. El hombre que sufre, de hecho, comprende más las necesidades y el valor del don divino de la redención y de la fe, y ayuda también a todos los que se encuentran a su lado a apreciar y recibir tal don”.
El Papa Francisco finalizó su discurso invocando del Señor “los dones de la paciencia y de la confianza, junto a la capacidad de ser siempre dóciles a la voluntad de Dios”.