Emotiva audiencia de Francisco en el Aula Pablo VI Una medalla de la paz y un libro para el Papa
A través de Mario Tronca, presidente de la Asociación Cultural cristiana ítalo-ucraniana, Tetyana, una niña de 8 años enferma, envió a Francisco una medalla con una paloma de la paz que le fue entregada al final de la audiencia general
También estuvo presente en esta audiencia Giampaolo Matrone, quien regaló al Pontífice un libro con su firma sobre el drama que vivió cuando estuvo 62 horas bajo los escombros y la avalancha de nieve
| Rosario Capomasi
(Vatican News).-Una medalla que representa la paloma de la paz sobre un fondo amarillo y azul de la bandera ucraniana. La artista que la ha creado tiene sólo 8 años, se llama Tetyana, y se la envió al Papa Francisco como agradecimiento personal por su constante cercanía en la oración a su pueblo, que también el miércoles fue recordado junto a todos los demás países en guerra.
La esperanza como respuesta a la inutilidad de la guerra
Un problema de salud que la aquejaba le impidió estar presente la mañana del miércoles en la audiencia general que se celebró en el Aula Pablo VI, pero confió su «precioso» regalo a Mario Tronca, presidente de la Asociación Cultural cristiana ítalo-ucraniana, fundada durante el Año Santo del 2000 a instancias de San Juan Pablo II, con los objetivos de difundir la cultura de la solidaridad y favorecer la integración entre los dos pueblos. Un vínculo reforzado durante el conflicto iniciado hace casi tres años en el atormentado país del Este de Europa.
«La niña todavía lleva hoy en su cuerpo los daños de la guerra – explica Tronca – pero lo que más me ha impresionado es que nunca perdió la sonrisa a pesar del trauma sufrido. Se trata de otro regalo, quizá aún más hermoso, hecho al Papa Francisco, que ha subrayado repetidamente en sus discursos lo doloroso que es ver los rostros siempre tristes de los niños víctimas de la guerra, cuyos ojos gritan pidiendo ayuda».
El mensaje de esperanza que Tetyana envía al Pontífice y a todos a través de su sonrisa, prosigue el presidente de la asociación, «es la respuesta más elocuente a la inutilidad de toda guerra, en la que todos pierden. Quizá haya quien pierda menos y quien pierda más, pero no hay ningún vencedor».
Giampaolo y la tragedia del Rigopiano
Sesenta y dos horas atrapado en el hotel Rigopiano, en los Abruzos, en Italia, transformado en un infierno de nieve y escombros por una avalancha que se cobró 39 víctimas, entre ellas su mujer, el 18 de enero de 2017. Giampaolo Matrone, romano de 33 años, el último en ser extraído de aquella avalancha, quiso saludar el miércoles al Papa para regalarle el libro que escribió sobre la tragedia, pero sobre todo para testimoniar cómo la esperanza enraizada en la fe en Dios nunca lleva a la resignación.
«Lo primero que te abandona en esos momentos en que los muros se te vienen encima es la luz – explica – y todo desaparece, pero no esa luz en el corazón». Tras más de dos meses en el hospital y cinco operaciones por sus heridas, volvió a encarrilar su vida, aun con el dolor todavía intenso de haber perdido a su mujer, empezando de nuevo con su hija Gaia, que ahora tiene 13 años, y un nuevo trabajo en una pastelería de Monterotondo, a las afueras de Roma.
«Quisiera que en este Jubileo centrado en la palabra 'esperanza' cada peregrino que venga a la Ciudad Eterna, medite atentamente sobre la fuerza que puede dar el creer que las cosas pueden cambiar a mejor, incluso cuando todo parece perdido. La vida hay que vivirla en plenitud, a pesar de los dolores y las dificultades».
La solidaridad del papá Julio
Las que afrontó Enzo Cardassi, carioca de 13 años, que nació con una malformación cardíaca que requirió una delicada operación al año de edad con altos riesgos. Ahora estáb y juega al fútbol en el «Torneo Dente de Leite» de Tijuca, barrio de Río de Janeiro, que cuenta con la participación de los padres de los atletas como voluntarios.
«Me uní a esta realidad como agradecimiento a Dios por el bien hecho a mi hijo y ahora me dedico a donar artículos de primera necesidad a familias necesitadas y a enseñar a los más pequeños la solidaridad con el prójimo», comentó su papá Julio.
Un grupo de seminaristas anglicanos en el Aula
En plena Semana de oración por la unidad de los cristianos, un grupo ecuménico de seminaristas anglicanos de los Estados Unidos de América, en visita de estudios en Roma estos días, estuvo presente en la audiencia. Entre los prelados en la audiencia se encontraba también el obispo de Arezzo-Cortona-Sansepolcro, Andrea Migliavacca, que acompañaba a la Asociación del Carnaval de Foiano della Chiana, con el alcalde de la localidad toscana. Juntos obsequiaron al Pontífice una estatuilla de terracota que lo representa.
Etiquetas