Cristo se mueve y nadie le espera
Y en su espera, alarga toda su esperanza
para creer en el hombre...
Y en la alargada esperanza,
se hace siervo muy pequeño para servirme,
para que con ello aprenda a tener sus mismas actitudes
Y no digamos que el Evangelio no se puede vivir,
Si se vive ya es Evangelio.
¡Hermano mío, hermano tuyo!
Hermano
¡Pobre y desvalido!
¡Dónde te acomodaré en esta noche!
Que de un cuarto no dispongo
Y el patrón hoy no me ha pagado mi salario,
Y él me ha contestado:
Ven conmigo, amigo mío.
Tú vives en mi Reino
Acompáñame:
Y te mostraré el lugar que te tengo reservado,
Porque tú, aun no teniendo nada,
me has acogido,
y me has mostrado tu corazón.
Y él me hizo subir a lo alto de la montaña,
y ver el corazón de la humanidad,
de toda la humanidad,
Y vi y entendí el corazón del hombre.
¡Qué pobre es,
El corazón del hombre,
Qué pobre Dios mío!! ¡Qué le queda al hombre ,
que sin él nada le sacia!
Y en su saciedad,
pierde la belleza de su creador.
¡Qué pobre es el corazón del hombre,
que pobre es Dios mío!
Y luego me hizo ver el Corazón gigante de Él,
y juntó a su mano con la mía,
Y al instante vi cómo sangraba,
y con su sangre, hacía llover,
y luego empapar sus gracias,
para toda la humanidad, para toda.
¡Qué grande es el corazón de Cristo,
Qué Grande es!
¡Hay muchos que tienen poco,
y no me reciben en su casa!
¡Hay muchos que tienen mucho,
y no me reconocen!
¡Pero hay, los que tienen corazón de carne,
esos, esos, son los imprescindibles!
Del Evangelio a la Vida
De la Vida al Evangelio