¡Ama a todos!
Los pobres de este mundo.
Los de tu ciudad.
Tu pueblo.
Comunidad de vecinos. Compañeros de trabajo.
Asociación, etcétera. Sin hacer distinciones.
Amándoles, amas al mismo Jesús.
No haciéndolo, estás contra el mismo Jesús (tu hermano)
¡Estás contra tu hermano!
Jesús te entrega su corazón para amar.
No para odiar, aborrecer.
¡De ti depende, estar con él o contra él!
Para ser tan libre como su palabra.
Valiente con su Voz Humilde como su madre.
Fuego-Vida, con su espíritu.
Ya nada ni nadie te podrá hacer daño.
Tienes el espíritu de Jesús y lo mantienes en María-
porque vives en Humildad.
Ya no viviendo de tu corazón, viviendo desde
el corazón de tu Padre
y de tu hermano Jesús.
Siendo tú, la vida de ellos.
Cuentas con María
la mujer más amada de tu hermano, Jesús.
Y hoy le dices: María, Mamá, préstame tus labios-
para suplicar a mi Padre lo que necesito.
Con tus labios me escuchará. Y no me negará lo que le ruego.