III VIERNES DE ADVIENTO/ CICLO C/21-12-2018.
III VIERNES DE ADVIENTO/ CICLO C/21-12-2018
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 1,39-45
En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
COMENTARIO:
Celebramos el Viernes de la Tercera Semana de Adviento. El Tiempo de Adviento viene cada año para que nuestra vida reencuentre su justa orientación hacia el rostro de Dios.
La Navidad se acerca. En este tiempo mágico de la Navidad todo quiere ser contemplado y admirado, saboreado y asimilado, amado y conquistado desde el Niñito de Belén.
La realidad que no es amada se mantiene callada para el hombre pero cuanto es deshojada y abrazada hasta los hechos más lamentables y terribles para el ser humano cobran un significado especial.
En el Evangelio de este Viernes de la Tercera Semana de Adviento leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 1,39-45). María, la jovencita de Nazaret, embarazada, movida por el Espíritu, quiere hacer sin tardanza una visita a Isabel, embarazada de Juan Bautista.
Este relato es significado. Juan Bautista, representante de la espiritualidad de Israel, antes incluso de nacer, salta de gozo ante María que trae en su seno al Mesías esperado.
Es un encuentro lleno de ternura y de misterio. Isabel dirá a María: ... Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá".
Dirijámonos a la Virgen María para que interceda por nosotros: ”Santa María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño, limpio, puro y transparente, como un manantial. Oremos por la unidad de los cristianos y ejercitemos las obras de la misericordia.
www.marinaveracruz.net
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 1,39-45
En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
COMENTARIO:
Celebramos el Viernes de la Tercera Semana de Adviento. El Tiempo de Adviento viene cada año para que nuestra vida reencuentre su justa orientación hacia el rostro de Dios.
La Navidad se acerca. En este tiempo mágico de la Navidad todo quiere ser contemplado y admirado, saboreado y asimilado, amado y conquistado desde el Niñito de Belén.
La realidad que no es amada se mantiene callada para el hombre pero cuanto es deshojada y abrazada hasta los hechos más lamentables y terribles para el ser humano cobran un significado especial.
En el Evangelio de este Viernes de la Tercera Semana de Adviento leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 1,39-45). María, la jovencita de Nazaret, embarazada, movida por el Espíritu, quiere hacer sin tardanza una visita a Isabel, embarazada de Juan Bautista.
Este relato es significado. Juan Bautista, representante de la espiritualidad de Israel, antes incluso de nacer, salta de gozo ante María que trae en su seno al Mesías esperado.
Es un encuentro lleno de ternura y de misterio. Isabel dirá a María: ... Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá".
Dirijámonos a la Virgen María para que interceda por nosotros: ”Santa María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño, limpio, puro y transparente, como un manantial. Oremos por la unidad de los cristianos y ejercitemos las obras de la misericordia.
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