IV LUNES DE ADVIENTO/ CICLO C/24-12-2018.

IV LUNES DE ADVIENTO/ CICLO C/24-12-2018.

EVANGELIO DEL DÍA: Lc 1,67-79.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

COMENTARIO:

Estamos ya en las puertas de la Navidad. En este tiempo mágico de la Navidad todo quiere ser contemplado y admirado, saboreado y asimilado, amado y conquistado desde el Niñito de Belén.
La realidad que no es amada se mantiene callada para el hombre pero cuanto es deshojada y abrazada hasta los hechos más lamentables y terribles para el ser humano cobran un significado especial.

En el Evangelio de este Lunes de la IV semana de Adviento leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 1,67-79). Zacarías, el padre de Juan Bautista, entona el precioso himno del "Benedictus", para dar gracias a Dios por todos los beneficios que ha recibido su casa y su pueblo con este niño que ha nacido, y que va a realizar las promesas de la Alianza. Juan será el profeta que prepare la venida del Mesías.

Dirijámonos a Dios con la preciosa oración que usó Zacarías para alabar y dar gracias a Dios: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas..."

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