JESÚS NACE ENTRE EL BUEY Y EL ASNO.
ENTRE EL BUEY Y EL ASNO NACE JESÚS.
Benedicto XVI, en su libro "La Infancia de Jesús", afirmaba: "Recapitulemos: lo que Mateo y Lucas pretendían —cada uno a su propia manera— no era tanto contar «historias» como escribir historia, historia real, acontecida, historia ciertamente interpretada y comprendida sobre la base de la Palabra de Dios. Esto quiere decir también que su intención no era narrar todo por completo, sino tomar nota de aquello que parecía importante a la luz de la Palabra y para la naciente comunidad de fe. Los relatos de la infancia son historia interpretada y, a partir de la interpretación, escrita y concentrada".
Benedicto XVI puntualiza en libro que "ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno". Por esta razón, no se entiende el revuelo levantado con las palabras del Papa. Las palabras precisas del Papa son: "Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en ese caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: "El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende".
Sabiendo que "los relatos de la infancia son historia interpretada y, a partir de la interpretación, escrita y concentrada...y que hay palabras en el Antiguo Testamento que permanecen, por decirlo así sin dueño" (Benedicto XVI)", el Papa afirmaba que "en la singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25,18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo".
www.marinaveracruz.net
Benedicto XVI, en su libro "La Infancia de Jesús", afirmaba: "Recapitulemos: lo que Mateo y Lucas pretendían —cada uno a su propia manera— no era tanto contar «historias» como escribir historia, historia real, acontecida, historia ciertamente interpretada y comprendida sobre la base de la Palabra de Dios. Esto quiere decir también que su intención no era narrar todo por completo, sino tomar nota de aquello que parecía importante a la luz de la Palabra y para la naciente comunidad de fe. Los relatos de la infancia son historia interpretada y, a partir de la interpretación, escrita y concentrada".
Benedicto XVI puntualiza en libro que "ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno". Por esta razón, no se entiende el revuelo levantado con las palabras del Papa. Las palabras precisas del Papa son: "Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en ese caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: "El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende".
Sabiendo que "los relatos de la infancia son historia interpretada y, a partir de la interpretación, escrita y concentrada...y que hay palabras en el Antiguo Testamento que permanecen, por decirlo así sin dueño" (Benedicto XVI)", el Papa afirmaba que "en la singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25,18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo".
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