El claretiano ya es el nuevo obispo de San Sebastián Fernando Prado: "Quisiera ser, si me dejáis, vuestro pastor, y pedir la gracia de no ser un estorbo, sino un instrumento"
"No se puede tener otro programa que no sea vivir el Evangelio evangélicamente, intentado que los que no cuentan, cuenten, colaborando con las instituciones de la sociedad en la búsqueda del bien común", señaló el nuevo obispo de San Sebastián
"Es tiempo de hacer operativa la sinodalidad, mantener abierto el horizonte de esperanza para todos, sanar heridas y acompañar soledades", destacó Bocos, quien pidió a Fernando Prado "audacia profética y mansedumbre evangélica"
"Se nota enseguida que habéis acogido muy bien, como pedía el papa Francisco, al nuevo pastor", señaló Pérez, quien dio la "bienvenida a monseñor Fernando" y las gracias por "dar su sí" a la tarea encomendada
En su intervención, el nuncio, dirigiéndose a Fernando Prado, recordó que "el mundo de hoy necesita el ministerio de quien les ofrezca valores que den al hombre de hoy razones de vida y esperanza"
"Se nota enseguida que habéis acogido muy bien, como pedía el papa Francisco, al nuevo pastor", señaló Pérez, quien dio la "bienvenida a monseñor Fernando" y las gracias por "dar su sí" a la tarea encomendada
En su intervención, el nuncio, dirigiéndose a Fernando Prado, recordó que "el mundo de hoy necesita el ministerio de quien les ofrezca valores que den al hombre de hoy razones de vida y esperanza"
Fernando Prado Ayuso ya es el nuevo obispo de San Sebastián, el séptimo desde la creación de esta diócesis vasca, hace 72 años, tras la ceremonia de ordenación episcopal celebrada esta mañana en la catedral del Buen Pastor, presidida por el cardenal Aquilino Bocos, claretiano como el nuevo pastor; el nuncio, Bernardito Auza; y el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez; y a quienes acompañaron una veintena de obispos y arzobispos, entre ellos, los cardenales Ricardo Blázquez y Carlos Osoro.
La nutrida asistencia daba muestra, como señaló Francisco Pérez, en su calidad de administrador apostólico, de la buena acogida brindada por la diócesis, en respuesta también a la petición que a través de una carta les había solicitado el papa Francisco.
El cardenal Bocos, en su saludo, recordó que se trataba de una ceremonia "profundamente eclesial, que vive la comunión y relanza la misión de la Iglesia de San Sebastián", en la que "Fernando quiere ser modelo en el amor, la fe y la esperanza, quiere ser padre, hermano y amigo de todos los miembros de esta Iglesia que se le ha encomendado".
El cardenal claretiano, quien hasta ahora compartía comunidad con el nuevo obispo en Madrid, recordó que la diócesis a la que ahora llega Prado, es "una comunidad fraterna, vida, mineras, compasiva y solidaria, donde nadie sufra por no ser acogido".
Predicando en San Antón, "una isla de esperanza"
El nuevo obispo de San Sebastián, que, recordó el cardenal Bocos, "fue ordenado en esa diócesis, es misionero claretiano, ha cultivado el servicio de la palabra hablada, escrita y enseñada, y también predicada en la iglesia de san Antón, una isla de esperanza para los más desfavorecido en Madrid".
"El obispo, cuando actúa, ni está solo ni puede hacerlo todo solo", subrayó el religioso claretiano y, dirigiéndose a Fernando Prado, le pidió que "vele con amor sobre toda la grey que se te encomienda y promueve la comunión, cuida la diversidad y apuesta por la complementariedad".
"Es tiempo de hacer operativa la sinodalidad, mantener abierto el horizonte de esperanza para todos, sanar heridas y acompañar soledades", destacó Bocos, quien pidió a Fernando Prado "audacia profética y mansedumbre evangélica". Y a los nuevos fieles, les exhortó a "haced que os conozca y os haga conocer, que os sirva y os haga servir".
En unas últimas palabras que resumían el profundo cariño y estima que el cardenal claretiano profesa a quien ha sido su alumno y de quien ha sido consejero y por quien ha velado como padre, señaló con emoción "Fernando ya tiene conquistada la ternura, por gracia y empeño se ha hecho todo corazón".
En su saludo, ya como obispo de San Sebastián, Fernando Prado, y después de la procesión bendición de su nueva comunidad -que quiso que fuera estando acompañado de sus predecesores, Juan María Uriarte y José Ignacio Munilla-, pidió perdón por saltarse el protocolo y comenzar sus primeras palabras como obispo, dedicándoselas "a las personas que habitualmente no cuentan para muchos, los que no hacéis historia y no formáis parte de la historia, todo lo más, un pequeño apartado en una crónica, la crónica negra en los periódicos".
"Mi cariño, mi cercanía -prosiguió- a todos vosotros, a los ojos de Dios sois grandes y eso os quiero decir hoy y decir siempre, a los ojos de Dios sois importantes, y por tanto, para mí también", señaló el nuevo obispo, que recordó que "para Dios nadie hay lejano ni invisible, todos contamos para él, y esta es la buena noticia del Evangelio".
Ya dirigiéndose a sus diocesanos, Fernando Prado señaló que "entre todos, trazaremos sueños y buscaremos solución a las cosas, juntos, en comunión, lo haremos todo y llegaremos muy lejos, porque sin esta unidad, difícilmente haríamos que la verdad de este Evangelio que queremos predicar sería creíble", añadió el obispo claretiano -el tercero entre el actual Episcopado español-, quien añadió que "siento hoy muy vivamente eso que el papa Francisco llama el gozo de sentirse pueblo. Con vosotros pueblo soy, este es mi lugar, mi referencia y mi ubicación fundamental".
"Hoy vuelvo a vosotros, tras haberme ordenado aquí hace 20 dos de manos de Juan Mari Uriarte, con toda la fuerza e ilusión del amor primero", señaló, para pedir que "quisiera ser, si me queréis y me dejáis, vuestro pastor y vuestro padre, y vuestro hermano y vuestro amigo, y quiera ser sobre todo amigo de los que no cuentan y que por múltiples razones, están más lejos de la comunidad cristiana, pero que nunca han estado ni estarán lejos del corazón de Dios. Quisiera pedir hoy al Señor la gracia de no ser un estorbo, sino la gracia de ser un instrumento".
"Sé de buena tinta que entre vosotros lo bueno abunda -prosigió-. Somos gente de pascua y la alegría del Evangelio es lo que nos concede el Señor a quienes vivimos cerca de Jesús, mantengamos la sencillez y la confianza sobre todo en Él".
Según Fernando Prado, su programa no es otro que "el de una Iglesia al servicio del evangelio, para vivirlo, celebrarlo, cultivarlo e intentar programarlo con la vida", porque "no se puede tener otro programa que no sea vivir el Evangelio evangélicamente, intentado que los que no cuentan, cuenten, colaborando con las instituciones de la sociedad en la búsqueda del bien común y donde la palabra de Dios sea nuestra guía", porque "hoy no convencen a nadie los buenos argumentos, sino el testimonio del amor que nos une".
"Sois mi joya y mi corona"
También tuvo palabras Fernando Prado de especial agradecimiento por "la presencia y la cercanía de mis amigos de San Antón, voluntarios y hermanos que allí hemos compartido vida, historias, alegrías y algunas lágrimas. Sois mi joya y mi corona. Manteneos fuertes en la esperanza, mirad siempre adelante y fijos los ojos en Jesús, ayudando siempre a todos a superar las dificultades".
Finalmente, el obispo, en un silencio que se cortaba por la emoción, dirigió sus últimas palabras a su madre y demás familia: "Os quiero hasta el infinito y mucho más", les dijo antes de que el templo se abriese en aplausos.
Previamente, la comienza de la ceremonia, algo más de dos horas antes, a las once de mañana, el nuncio Bernadito Auza, dirigiéndose a Fernando Prado, le recordó que "el mundo de hoy necesita el ministerio de quien les ofrezca valores que den al hombre de hoy razones de vida y esperanza" y, como miembro de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, pidió a la Virgen, "con el apoyo de Ignacio de Loyola, patrón de la diócesis", que le acompañe en su ministerio.
Francisco Pérez, en su calidad de administrador diocesano, señaló que "nada hay más hermoso en la Iglesia local que recibir al pastor", y señaló que "la unidad y la comunión en la Iglesia son la mejor garantía de que el Señor está entre nosotros".
"Se nota enseguida que habéis acogido muy bien, como pedía el papa Francisco, al nuevo pastor", señaló Pérez, quien dio la "bienvenida a monseñor Fernando" y las gracias por "dar su sí" a la tarea encomendada.
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