Esta mañana, Laura García de Viedma, la exabadesa de las monjas cismáticas de Belorado, está escenificando una vuelta de tuerca más en su lucha contra el comisario pontificio, Mario, Iceta, que acaba de poner en marcha el proceso de desahucio de las exclarisas.
Para eso, Laura García, ha sacado del monasterio a dos de las monjas mayores, para llevarlas ante un notario y hacer un negocio jurídico: conseguir su tutela. Con esta maniobra, la exabadesa mataría dos pájaros de un tiro.
Por un lado, echaría por tierra el argumento del comisario pontificio de que las monjas mayores no comulgarían con el cisma, demostrando ante notario que, la menos esas dos, sí que están a tope con ella y con sus decisiones.
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Por el otro, Laura García pasaría a cobrar y a controlar las pensiones de estas dos monjas mayores, que, hasta ahora, figuraban en las cuentas que controla monseñor Iceta. Eso supondría un alivio económico para la exabadesa y, en el próximo proceso de desahucio, podría utilizarlo, además, para demostrar que se está ocupando del cuidado de las monjas mayores.
Si se confirma la noticia, fuentes del arzobispado de Burgos creen que Laura García “estaría cometiendo un ilícito más”, porque estaría actuando en contra de las familias, que, en varias ocasiones, pidieron hacerse cargo de las monjas mayores.
Además, la decisión de la lideresa de las exmonjas atentaría, según el arzobispado, contra la autoridad del comisario pontificio y representante legal del Papa, que es el que tiene confiada la tutela de las monjas.