La Comisión diocesana trabaja para que la Iglesia una su voz "alta y clara contra esta lacra" Madrid impulsa una 'red de parroquias' contra la violencia de género
La Comisión diocesana por una vida libre de violencia contra las mujeres, del Arzobispado de Madrid, ha vuelto a organizar un toque de campanas en todas las iglesias a las 20.00 horas y una vigilia de oración por las víctimas, bajo el lema ‘memoria y esperanza’
"Queremos tener una postura activa de denuncia sobre esta problemática, ayudar a su visibilización y sensibilizar a la comunidad cristiana sobre la misma, porque las parroquias son espacios muy apropiados para convertirse en entornos de acogida y escucha"
También detectan en sus visitas que, “al igual que está sucediendo en la sociedad, es un tema que está ideologizado y polariza” en algunas parroquias
También detectan en sus visitas que, “al igual que está sucediendo en la sociedad, es un tema que está ideologizado y polariza” en algunas parroquias
“En la violencia contra la mujer, nadie puede mirar ya para otro lado y, como Iglesia, es un asunto que nos atañe de primera mano. Las cifras son incontestables: 38 mujeres asesinadas en lo que va de año”, señala Carmen Montejo, de la Comisión diocesana por una vida libre de violencia contra las mujeres, del Arzobispado de Madrid.
Y la Iglesia, aunque todavía de manera tímida, no quiere soslayar esta dramática realidad y, en Madrid, esta novedosa comisión diocesana con apenas cuatro años de recorrido, ha vuelto a organizar un toque de campanas en todas las iglesias, incluyendo la catedral de la Almudena a las 20.00 horas, y una vigilia de oración por las víctimas bajo el lema ‘memoria y esperanza’
“Con nuestro trabajo, queremos tener una postura activa de denuncia sobre esta problemática, ayudar a su visibilización y sensibilizar a la comunidad cristiana sobre la misma, porque nos hemos dado cuenta de que la comunidad salva y las parroquias son espacios muy apropiados para convertirse en entornos de acogida y escucha, una red de apoyo para todas aquellas mujeres, de todas las edades que quieran hablar de lo que pueden estar viviendo en sus casas, porque son lugares apropiados para romper el silencio”, señala Montejo.
"La tarea es inmensa y somos pocas"
De hecho, en este tiempo de funcionamiento han visitado algunas parroquias y han establecido algunas bases para crear esa “red parroquial” contra la violencia de género, y aunque reconoce que “es un tema incipiente”, el deseo es que “toda la Iglesia una su voz, alta y clara, contra esta lacra”.
“La tarea por hacer es inmensa y somos poca gente”, señala Montejo, a pesar de los pasos dados, como las cartas enviadas desde la Vicaría de Pastoral a los párrocos para que se sumasen al toque de campanas, la asistencia del cardenal Carlos Osoro a la primera vigilia o la del auxiliar José Cobo a la del año pasado.
En todo caso, “la respuesta es desigual en las parroquias”, pero la experiencia “va cuajando”, como demuestran “las intervenciones que suele haber en las parroquias, sobre todo por parte de mujeres mayores, que están muy concienciadas sobre el tema”.
Pero también detectan que, “al igual que está sucediendo en la sociedad, es un tema que está ideologizado y polariza” en algunas parroquias. “De entrada, a algunos les sorprende y desconcierta y es una dificultad que hay que salvar, porque está latente una cierta prevención ante la lucha contra este tipo de violencia, nos dicen que hay que hablar de violencia intrafamiliar [el discurso de Vox], que no todas las violencias son iguales, que también hay mujeres que asesinan a los hombres…”.
A Montejo, como al resto de las seis mujeres que componen esta comisión diocesana, que encabeza Julia Almansa, “nos preocupa especialmente” la creciente violencia contra las jóvenes. “Salió en algún grupo de confirmación esta cuestión, el tema del control que ejercen los novios sobre los móviles, la forma de vestir… También aparecieron ahí las letras de las canciones de reguetón y la normalización que algunas jóvenes hacen de esas actitudes de sus compañeros”.
Por este motivo, desde la comisión diocesana quieren incidir de una manera directa tanto en la pastoral juvenil como en la familiar, pues consideran que la violencia contra las chicas “es un problema muy grave y que va a más”.
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