La catedral de Burgos acoge la presentación oficial de "Iesu Communio" Roma bendice el "milagro" de sor Verónica Berzosa
(Jesús Bastante).- Son jóvenes, guapas, con estudios... y hasta ahora mismo, clarisas. Con los tímidos rayos del sol de las cinco de la tarde, en una catedral de Burgos abarrotada, y con la presencia, entre otros, del Nuncio y el arzobispo de Burgos, 177 religiosas de los monasterios burgaleses de Lerma y La Aguilera abandonarán la orden para abrazar una nueva congregación, Iesu Communio.
El nuevo instituto nace con todas las bendiciones vaticanas y del sector más conservador del episcopado español, que ve en estas monjas un nuevo estilo de vida religiosa, más cercano a la espiritualidad de la "nueva evangelización" que al trabajo en las fronteras de la pobreza y la desigualdad.
Al frente de las mismas, sor Verónica Berzosa, hermana del nuevo obispo de Ciudad Rodrigo (Raúl, también presente hoy) y una de las mujeres con mayor poder en la Iglesia católica. Con hilo directo con el Papa e imbuida de un carisma arrollador, que le ha permitido crear una masiva e influyente congregación religiosa de la nada. Y en tiempo récord.
Y es que la erección canónica de Iesu Communio se ha llevado a cabo en el más estricto de los secretos. El "milagro de Lerma" esconde el proyecto de una gran congregación religiosa afín a los movimientos más conservadores. De hecho, muchas de las religiosas provienen de los Kikos, Comunión y Liberación o el Opus Dei.
Todas ellas juraron fidelidad al carisma franciscano (como clarisas), que ahora cambian por el de un nuevo instituto que tendrá su primer gran acto social en la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Donde, según se prevé, muchas jóvenes se ofrezcan a entrar en la nueva orden.
Sus hasta ahora hermanas, las clarisas, y los franciscanos, están molestos. Tanto, que no se espera que acuda representante alguno a la catedral de Burgos. Y es que, durante casi una década, el fenómeno de Lerma (y después, del monasterio de La Aguilera) concitó a casi todas las aspirantes a religiosas en España.
Durante años, y pese a las reiteradas peticiones de algunos conventos de clarisas que se quedaban sin monjas, sor Verónica se negó a enviar a sus jóvenes profesas. Sí acogieron a algunas religiosas mayores, a cambio de quedarse con el convento. De hecho, dos de estos monasterios, ya vacíos, serán vendidos a Patrimonio Nacional, que los convertirá en Paradores.
Ahora, todas -excepto cuatro- se marchan, dejando a las hermanas de Santa Clara sin relevo generacional. Sin previo aviso y sin pedir permiso. Y, lo que es más grave: según las constituciones, los conventos pertenecen a las religiosas, no a la congregación, de modo que tanto el convento de Lerma como el de San Pedro Regalado (cedido por los franciscanos) pasan a manos de la nueva congregación.
Para simbolizar el nuevo carisma y la ruptura con el pasado, las ex clarisas presentan esta tarde su nuevo hábito, de tela vaquera, con un cordón blanco. En la cabeza, lucirán una especie de pañoleta a modo de velo, también azul, con una medalla al cuello.
Según los estatutos aprobados por la Santa Sede, el nuevo instituto nace con la misión de "ser comunión de Jesús". Aunque siguen denominándose "religiosas contemplativas", todo parece indicar que la nueva congregación se convertirá en una "cantera de vocaciones" al sacerdocio y la vida contemplativa según el modelo de los movimientos más conservadores.