¿Qué piden, y qué ofrecen, a los Reyes Magos, y a la sociedad, pensadores y líderes religiosos? Queridos Reyes Magos: la 'carta' de la Iglesia española para 2022
Sor Lucía Caram: "Pido a los magos de Oriente que la luz del Evangelio brille en las conciencias de nuestra Iglesia, que devuelva la vista a los que tienen responsabilidades para que sean coherentes con el Evangelio. Que vean que es incompatible ser discípulo de Jesús y vivir en las tinieblas de la corrupción, el uso y abuso del poder"
Juan José Omella: "Queridos Reyes Magos, os deseo un feliz año a todos, un año lleno de salud y de esperanza. También os ruego que nos ayudéis a avanzar con buen pie por el camino sinodal que hemos iniciado con tanta ilusión"
Jesús Díaz Sariego, op: "Les pediría a los Magos de Oriente nos ayudarán a todos a ser más autocríticos y menos excluyentes. A ser más responsables y poner en el centro de nuestra vida, dando testimonio con la propia vida, el mensaje del Evangelio"
José María Castillo: "No sé por qué hay un Santo Oficio para controlar la doctrina y no hay un Primer Oficio para controlar el seguimiento de Jesús"
Tíscar Espigares: "Que sea una Iglesia humilde, que no finja fortaleza ni escape de su fragilidad, sino que haga de ella una ocasión para renacer, depositando su confianza en la docilidad al viento siempre libre del Espíritu"
Fernando Valera, obispo de Zamora: "Quiero escuchar el latido profundo de tantas personas y ponerme a caminar con ellos anunciando la Buena Noticia de Jesús a los pobres"
Jesús Díaz Sariego, op: "Les pediría a los Magos de Oriente nos ayudarán a todos a ser más autocríticos y menos excluyentes. A ser más responsables y poner en el centro de nuestra vida, dando testimonio con la propia vida, el mensaje del Evangelio"
José María Castillo: "No sé por qué hay un Santo Oficio para controlar la doctrina y no hay un Primer Oficio para controlar el seguimiento de Jesús"
Tíscar Espigares: "Que sea una Iglesia humilde, que no finja fortaleza ni escape de su fragilidad, sino que haga de ella una ocasión para renacer, depositando su confianza en la docilidad al viento siempre libre del Espíritu"
Fernando Valera, obispo de Zamora: "Quiero escuchar el latido profundo de tantas personas y ponerme a caminar con ellos anunciando la Buena Noticia de Jesús a los pobres"
Tíscar Espigares: "Que sea una Iglesia humilde, que no finja fortaleza ni escape de su fragilidad, sino que haga de ella una ocasión para renacer, depositando su confianza en la docilidad al viento siempre libre del Espíritu"
Fernando Valera, obispo de Zamora: "Quiero escuchar el latido profundo de tantas personas y ponerme a caminar con ellos anunciando la Buena Noticia de Jesús a los pobres"
"Queridos Reyes Magos...". Así arrancan millones de cartas que en las últimas semanas, han recibido los Magos de Oriente. Antes de que nos visiten esta noche, teólogos, religiosos, obispos, cardenales y responsables de instituciones cívicas de la Iglesia española han querido enviar su particular 'Carta a los Reyes' y, de paso, también a la sociedad, y a la propia Iglesia.
Estas fueron las preguntas:
¿Qué le pides a los Reyes este año para la Iglesia y la sociedad (hasta tres presentes)?
¿Qué puedes regalar a la Iglesia y a este mundo en 2022?
Y éstas, las respuestas:
Fernando Valera, obispo de Zamora
Pido una Iglesia sinodal, donde caminemos juntos y vivamos en comunión y anuncio del Evangelio, donde se comparta el misterio profundo de Dios y amemos y sirvamos de corazón
1. Queridos Reyes Magos, sé que siempre sois generosos y que me ofrecéis más regalos de los que merezco. Pero aquí van mis tres peticiones (ya sabéis que tendréis paja y cebada para los camellos y dulces de las monjas de Zamora con un chupito):
1) Pido una mirada de fe ante la realidad, que mire como Jesús, que sea una participación en su modo de ver (cf. LF, 18). Una mirada humilde, sencilla, esperanzada, llena de alegría.
2) Pido para la sociedad de la Diócesis de Zamora un camino de “amistad social”. Construir lazos de encuentro y proyectos comunes para servir a todos, especialmente a los pobres y a todos los que están sufriendo las consecuencias del COVID-19.
3) Pido una Iglesia sinodal, donde caminemos juntos y vivamos en comunión y anuncio del Evangelio, donde se comparta el misterio profundo de Dios y amemos y sirvamos de corazón.
2. Quiero regalar mi persona y ministerio a los demás. No me pertenezco. Soy de Cristo y de la Iglesia y en esta experiencia “permanecer en su amor, haciendo una entrega total de mi propia vida. Quiero escuchar el latido profundo de tantas personas y ponerme a caminar con ellos anunciando la Buena Noticia de Jesús a los pobres.
Sor Lucía Caram, Directora Fundació del Convent de Santa Clara
Pido que los políticos se dejen de milongas y nos traigan políticas sociales y económicas garantizando el acceso a una vida digna a todos. Quiero tolerancia cero a que haya persones viviendo en la calle, a los desahucios
En un día mágico para los niños, intento entrar en la magia de su inocencia y en la madurez de la fe que nos abre al misterio para pedir con confianza a los magos de Oriente que la luz del Evangelio brille en las conciencias de nuestra Iglesia, que devuelva la vista a los que tienen responsabilidades para que sean coherentes con el Evangelio. Que vean que es incompatible ser discípulo de Jesús y vivir en las tinieblas de la corrupción, el uso y abuso del poder. Les pido que salgamos de las “sacristías” y “palacios” y que confiemos de verdad en la providencia, que vivamos sin retener y que seamos creíbles por nuestra vida....
Pido que los políticos se dejen de milongas y nos traigan políticas sociales y económicas garantizando el acceso a una vida digna a todos. Quiero tolerancia cero a que haya persones viviendo en la calle, a los desahucios.
Xabier Pikaza, teólogo
Pido a la Iglesia que ajuste su rumbo, que mire la Estrella, que está en Belén, no en Roma. Que no siga dando lecciones
1.- A la sociedad: Que nos enseñen a mirar a los astros, manteniendo el equilibrio de la naturaleza: Que cuidemos el mundo, en especial para los pobres
A la iglesia: Me da que haperdido , su “derrota” en la navegación: Que ajuste su rumbo, que mire la Estrella, que está en Belén, no en Roma.
A cada uno de nosotros. Estar en el entorno de Belén tiene su coste, como “supieron” María y José (no tener lugar en la Posada, en la casas de los grandes); como supieron los inocentes. ¿Estamos dispuestos a sufrirlo?
2.- Que se olvide de sí, que salga y se ponga a caminar, ligerísima de equipaje como los magos; que no sepa de antemano lo que quiere buscar, pues en ese caso sólo se encontrará a sí misma
Que no siga dando lecciones. Que pase diez años (muchos años más) sin dictar sentencias, sin enseñar a diestro y siniestro, que escuche en silencio, con todos los que sufren y escucha, y esperando la Palabra.
Que sepa morir, como grano de trigo. Sólo muriendo, como empezó Jesús en Belén se puede dar fruto
José María Castillo, teólogo
Pido para la Iglesia que le pierda el miedo al seguimiento de Jesús
Pido para la Iglesia que le pierda el miedo al seguimiento de Jesús. Le tenemos miedo a seguir a Jesús. Es más fácil creer en Jesucristo que seguir a Jesús. No sé por qué hay un Santo Oficio para controlar la doctrina y no hay un Primer Oficio para controlar el seguimiento de Jesús.
Tíscar Espigares, responsable de Sant'Egidio en España
La Iglesia puede ser semilla de fraternidad y arca de compasión, que, fomentando la cultura del encuentro y el diálogo, recompone el tejido humano lacerado por miserias, divisiones y conflictos
1.- Pediría que la Iglesia se convierta en escuela de fraternidad y comunión, donde se desarrolle el arte de crear comunidades ancladas en el Evangelio y abiertas, que no sientan ajeno nada de lo que le ocurre a los hombres y mujeres de este mundo. Que la Iglesia sea familia de comunidades, donde el espesor humano sea más importante que los organigramas, que viva hasta sus últimas consecuencias que amar a Dios pasa por amar al prójimo.
Que rezume un cristianismo “afectivo” más que “organizativo”, es decir, un cristianismo que se convierte en afecto hacia las personas, vivido como cuidado, participación, relación personal y sentido cálido de responsabilidad; que contagie alegría, entusiasmo y esperanza. Que sea una Iglesia humilde, que no finja fortaleza ni escape de su fragilidad, sino que haga de ella una ocasión para renacer, depositando su confianza en la docilidad al viento siempre libre del Espíritu.
2.- La Iglesia puede regalar a la sociedad ese humanismo cristiano que recupera el sentido del “nosotros”, de un destino común, enseñando el arte de la convivencia entre diferentes, liberando de ese mal consejero que es el miedo al otro, creando un mundo de hermanos, un mundo “Fratelli Tutti”.
Puede contribuir a erradicar esa pandemia mucho más profunda y peligrosa que el covid-19, que es la indiferencia ante el dolor ajeno. La Iglesia puede ser semilla de fraternidad y arca de compasión, que, fomentando la cultura del encuentro y el diálogo, recompone el tejido humano lacerado por miserias, divisiones y conflictos.
Juan José Omella, presidente de la CEE
Jesús es el mayor regalo de Navidad que jamás haya recibido la humanidad
Los regalos de Dios son los más valiosos que podemos recibir. El primero que recibimos es la vida. Dios nos regala la vida y nos rodea de muchísimos elementos para que la vivamos en plenitud: las estrellas, la luna, el mar, el cielo, la tierra, los animales, las personas que amamos… Además, Dios nos ha dado inteligencia para que lo podamos conocer y voluntad para que lo podamos elegir libremente y amar.
Jesús es el mayor regalo de Navidad que jamás haya recibido la humanidad. Dios nos ofreció este regalo aun sabiendo que su hijo iba a sufrir la más cruel de las muertes. Lo hizo para poder liberarnos del pecado y para que pudiéramos alcanzar la vida eterna.
Queridos Reyes Magos, os deseo un feliz año a todos, un año lleno de salud y de esperanza. También os ruego que nos ayudéis a avanzar con buen pie por el camino sinodal que hemos iniciado con tanta ilusión.
Jesús Díaz Sariego, op, presidente de Confer
"Pido mayor salud democrática y madurez participativa, tanto para la Iglesia en el camino sinodal emprendido, como para la sociedad en general"
1.- Yo le pediría a los Reyes Magos para la Iglesia y para la sociedad en general (La Iglesia forma parte de la sociedad y no está ajena ni alejada de ella) algo que ambas pueden dar, porque está al alcance de sus recursos y de sus posibilidades:
En primer lugar, les pediría escucha muy atenta a la gente que más sufre y a sus necesidades básicas (techo, educación, sanidad, integración, promoción humana desde las diferencias, trabajo, Esta responsabilidad no sólo es para la Iglesia, aunque también, sino para las instituciones públicas en una democracia como la nuestra; en segundo lugar, mayor salud democrática y madurez participativa, tanto para la Iglesia en el camino sinodal emprendido, como para la sociedad en general; en tercer lugar, honestidad y transparencia. Menos ideología y más compromiso honesto con los valores éticos, también evangélicos, que integren y no excluyan, que acojan y no denigren, que promuevan el bien común y no los intereses partidistas. Les pediría a los Magos de Oriente nos ayudarán a todos a ser más autocríticos y menos excluyentes. A ser más responsables y poner en el centro de nuestra vida, dando testimonio con la propia vida, el mensaje del Evangelio.
2.- El regalo pretende ser una muestra de afecto, consideración y reconocimiento a quien es agraciado por lo que se le ofrece. El regalo es un gesto de gratuidad. Su valor, más allá de su utilidad hacia quien va dirigido, está en no esperar nada a cambio.
La Iglesia tiene un Evangelio que ofrecer, una Buena Noticia que dar y un mensaje claro que predicar: Jesucristo. En coherencia con este patrimonio espiritual y cultural, las diversas instituciones eclesiales seguirán ofreciendo al conjunto de la sociedad lo que ellas saben hacer al servicio de las personas. Quisieran seguir ofertando, más allá de sus límites y defectos como instituciones humanas que son, espacios de hospitalidad y acogida a miles y miles de personas, migrantes o no, que a lo largo del año acuden a Caritas, a las parroquias, a los conventos y monasterios buscando dignidad y reconocimiento. Es justo valorar y agradecer esta labor callada de la Iglesia en su conjunto. Lo seguirá haciendo, va en su identidad y misión, aunque no sea reconocida por ello.
La Iglesia quiere regalar algo importante para este mundo: referentes de espiritualidad, valores éticos bajo el prisma del Evangelio, un patrimonio cultural y espiritual con más de dos mil años de experiencia, de luchas, de aciertos y errores, de búsquedas y encuentros. Una sabiduría de la vida, la cristiana, que nos proporciona calidad humana y sabor evangélico.
Etiquetas