La exclarisa se mostró conciliadora con los miembros de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada "Por favor, no nos presione": La respuesta de la exabadesa de Belorado al último obispo que intentó mediar
El lunes 17 de junio, un obispo le envió un WhatsApp a la exabadesa de Belorado para ponerse a su disposición, por si podía ayudar a desatascar un lío que ya había generado demasiado escándalo y causado una imagen muy distorsionada de lo que es la vida contemplativa
Aunque ya se había puesto en contacto en otras ocasiones con la exclarisa, y había recibido de ella una carta en la que ésta le agradecía su predisposición y subrayaba su amabilidad en todo este proceso, la por aquel entonces todavía sor Isabel de la Trinidad, le dio a este obispo una respuesta de vuelta a su mensaje de WhatsApp de nuevo en tono amable, pero tajante, definitivo. "Por favor, no nos presione"
El lunes 17 de junio, un obispo le envió un WhatsApp a la exabadesa de Belorado para ponerse a su disposición, por si podía ayudar a desatascar un lío que ya había generado demasiado escándalo y causado una imagen muy distorsionada de lo que es la vida contemplativa.
Aunque ya se había puesto en contacto en otras ocasiones con la exclarisa, y había recibido de ella una carta en la que ésta le agradecía su predisposición y subrayaba su amabilidad en todo este proceso, la por aquel entonces todavía sor Isabel de la Trinidad, le dio a este obispo una respuesta de vuelta a su mensaje de WhatsApp de nuevo en tono amable, pero tajante, definitivo. "Por favor, no nos presione".
Luis Ángel de las Heras, obispo de León y presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, acogió con gran tristeza la respuesta, porque sabía que el camino de la excomunión parecía ya el recurso inevitable ante el empecinamiento de las cismáticas, y envió otro mensaje a la exabadesa: "Rezaré por ustedes".
Acababa así una tarea de intermediación que había comenzado semanas antes y que había tenido su punto álgido en una nota de la comisión episcopal que preside el también religioso claretiano, en donde, justo al inicio de este 'culebrón', mostraba su compromiso "a seguir esforzándonos en trabajar por la comunión fraterna en la Iglesia; evitar posturas extremas y polarizaciones; incrementar el discernimiento espiritual en
la vida cotidiana, personal y comunitariamente; crecer en la escucha a los
hermanos a la luz del Espíritu Santo, como el camino sinodal indica, y cuidar las
relaciones fraternas entre todos los miembros de la Iglesia".
De hecho, tanto De las Heras, como presidente, como la secretaria de esa comisión episcopal, María José Tuñón, han tenido un reconocimiento por parte de la exabadesa a su labor de acercamiento, como también lo habría recibido, según ha sabido Religión Digital, el arzobispo de Oviedo, el franciscano Jesús Sanz, todos ellos miembros de la Vida Consagrada.
Una asignatura pendiente para los obispos
Esta coincidencia en el origen de quienes al menos han recibido palabras de agradecimiento por parte de la exabadesa puede dar indicios también de la habitual torpeza, insensibilidad y desconocimiento de no pocos obispos a la hora de comunicarse con la Vida Religiosa y abordar las necesidades de los monasterios de vida contemplativa y acoger sus peticiones, a veces despachadas desde la autocomplacencia y la mirada por encima del hombro a 'las monjitas'.
No cabe duda de que los hechos de las monjas cismáticas no han dejado mucho margen de maniobra a los obispos, ni aquí, ni en el Vaticano, pero tampoco hay que echar la vista muy atrás para entender que venimos de una profunda desconfianza en las religiosas y los religiosos, a los que hasta no hace tanto no se les invitaba ni siquiera a asistir a las reuniones plenarias de la Conferencia Episcopal Española. Aquel 'cisma' no declarado.
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