Los obispos apuntan a 728 abusadores, de los que la mitad son clérigos La Iglesia admite casi un millar de víctimas, cuatro veces menos que las prospecciones de la auditoría de Cremades
"No hay prescripción, porque la condición de víctima no prescribe", señalan los obispos. Otra cosa, bien distinta, es la prescripción penal de los abusadores. Y es que el dolor nunca puede prescribir
Casi todos los agresores, el 99%, son hombres, aunque entre las víctimas un 17,38% pertenecen al género femenino. Los datos se han entregado al Defensor del Pueblo
Informe 'Para dar luz'
"Lo importante es que cualquier víctima de abusos sexuales cometidos en la Iglesia sepa que hay un lugar en el que se le quiere conocer. Un lugar que existe porque la Iglesia reconoce el daño causado y porque la Iglesia quiere ayudar a todas las víctimas en su acogida, en su acompañamiento, en su sanación y en su reparación. Y porque la Iglesia quiere que no pueda vuelva a pasar"
Informe 'Para dar luz'
"Lo importante es que cualquier víctima de abusos sexuales cometidos en la Iglesia sepa que hay un lugar en el que se le quiere conocer. Un lugar que existe porque la Iglesia reconoce el daño causado y porque la Iglesia quiere ayudar a todas las víctimas en su acogida, en su acompañamiento, en su sanación y en su reparación. Y porque la Iglesia quiere que no pueda vuelva a pasar"
'Para dar luz' es el título del primer informe sobre pederastia elaborado por la Iglesia española, que recoge los datos de todas las doscientas oficinas de abusos de diócesis, congregaciones e instituciones católicas. Con datos esclarecedores, pero que se quedan muy lejos de los ofrecidos por las investigaciones periodísticas, o las mismas prospecciones del futuro 'informe Cremades': 927 víctimas que han presentado testimonios sobre 728 abusadores en el ámbito de la Iglesia católica.
Es decir, cuatro veces menos de los más de cuatro mil casos que, sólo como prospección, estima la auditoría encargada por la Conferencia Episcopal a Cremades&Calvo Sotelo, y que sigue sin tener fecha de entrega. Casi todos los agresores, el 99%, son hombres, aunque entre las víctimas un 17,38% pertenecen al género femenino. Los datos se han entregado al Defensor del Pueblo. 9 diócesis y 69 congregaciones religiosas se negaron a aportar datos, aunque la CEE no quiso aclarar cuáles.
Más de la mitad, sacerdotes
Entre los abusadores, más de la mitad (el 52%, 378), son sacerdotes, aunque los agresores también son religiosos o religiosas -no ordenados- (208), y 92 laicos. También hay 23 testimonios en los que el denunciante no supo la condición eclesial del agresor, o se trataba de un diácono.
Dos de cada tres abusadores han fallecido, aunque un 36,4%, más de trescientos, están vivos. Y no han sido juzgados. En relación a la fecha en la que se cometieron los abusos, ordenados por décadas, se presenta que más del 80 % de los casos se produjeron en el siglo XX, y el 75% antes de 1990. Así, hubo 2 casos anteriores a 1950; 40 en la década de los 50; 137, en los 60; 172, en los 70; 127, en la década de los ochenta; 45 entre 1990 y 2000; y 114 en este siglo (20 en la primera década, 60 en la segunda, y 34 en estos últimos dos años y medio). 91 casos de abusos están sin datar.
Dimensión pastoral, no judicial
Las oficinas "tienen una dimensión pastoral, no judicial", aclara la CEE, que insiste en que "pueden acoger todos los testimonios: no hay prescripción porque la condición de víctima no prescribe". "Un testimonio siempre es relevante, aunque date de muchas décadas atrás, aunque se refiera a alguien que ya ha fallecido", señalan los obispos. Otra cosa, bien distinta, es la prescripción penal de los abusadores. Y es que el dolor nunca puede prescribir.
"Lo importante es que cualquier víctima de abusos sexuales cometidos en la Iglesia sepa que hay un lugar en el que se le quiere conocer. Un lugar que existe porque la Iglesia reconoce el daño causado y porque la Iglesia quiere ayudar a todas las víctimas en su acogida, en su acompañamiento, en su sanación y en su reparación. Y porque la Iglesia quiere que no pueda vuelva a pasar", concluye el informe. "El objetivo es evitar que los abusos puedan volver a producirse y para que los espacios eclesiales sean espacios seguros para los menores en los que puedan crecer en sus conocimientos, en sus cualidades humanas y en su dimensión espiritual".
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