"Habría que buscar fórmulas de financiación para que la formación fuera gratuita" Se necesita un ejército de diáconos jóvenes

Diáconos en una celebración
Diáconos en una celebración

Necesitamos un ejército de diáconos para nuestra sociedad- ¡Cuánto bien se podría hacer! ¡Cuántas personas podrían encontrar la felicidad que solamente da Cristo! ¡Cuántos compañeros de trabajo, vecinos amigos, se encontrarían por la mediación de estos diáconos que anuncian a Jesucristo Siervo!, ¡Cuántos pobres podrían ser atendidos!

Vivimos en una sociedad muy secularizada, cada día más necesitada de evangelización, con una amplia mayoría que ni siquiera ha recibido el primer anuncio

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Desgraciadamente nos quedamos en el peinar y acariciar nuestras escasas ovejas (Papa Francisco), las de la parroquia de toda la vida, y valga el ejemplo de encontrarnos con que se organizan actividades de verano para niños en la parroquia y al final solo dejan participar a los hijos o nietos de los de siempre, las ovejas de siempre. Qué pena que se malgasten energías, horas, proyectos en impartir catequesis a niños que acabarán recibiendo su primera comunión muy ilusionados, pero que en una amplísima mayoría no volverán más a comulgar o lo harán en muy reducidas ocasiones por eventos familiares. Sobra señalar en que si la fe no se vive en la familia, será como metal que suena, címbalo que retiñe o como echar vino nuevo en odres viejos.

Todo el esfuerzo pastoral debe apuntar al corazón de la sociedad, en las familias, barrios, en lo cotidiano, ordinario, y es en este contexto, en medio de las responsabilidades ocupacionales, cívicas y públicas, donde encontramos una figura que debería ser clave en la Iglesia del siglo XXI, los diáconos. Estos, cuando son ordenados, el obispo les dice: “Recibe el Evangelio de Cristo, cuyo heraldo eres ahora. …”. Como heraldos, están llamados a llevar la Iglesia al mundo y el mundo a la Iglesia. Y ellos pueden hacerlo en sus quehaceres mundanos inmersos en la familia, el barrio, el mercado, el trabajo, donde en las situaciones cotidianas de la vida un diácono puede llevar el amor y la compasión de Cristo a aquellos que no tienen una relación con Dios. Ese es el ejercito que necesita la Iglesia, ante tanto sediento de la Buena Nueva. Ahí es donde hay que hacer el esfuerzo evangelizador, enviando apóstoles que sean testigos, más que en el “hacer”, en el “ser”, aquellos que viven en matrimonio, con hijos, con sus variados trabajos y que a la vez son ministros de la Iglesia y puedan mostrar el rostro de Cristo siervo. 

Ordenación de diáconos
Ordenación de diáconos

¿Qué les hace especialmente apropiados para el anuncio a estos del resto de hombres? Pues la gracia sacramental, que recibe el diácono, pero que no es exclusiva para el ordenado, sino que se derrama sobre todos los que le rodean esposa, mujer, vecinos, compañeros de trabajo.

Para conseguirlo es fundamental que se incentiven las vocaciones jóvenes. Cuando acude un joven aspirante a la formación diaconal se comete el error de decirle que espere hasta que el matrimonio esté asentado, los hijos crezcan y el aspirante se encuentre cerca de jubilarse. La presuposición es que el “ministerio real” de un diácono es lo que hace sacramentalmente o dentro de otras actividades de la Iglesia. Sin embargo, esta es exactamente la razón por la que debemos buscar hombres jóvenes para el ministerio, como bien expone el diácono Steve Kraner. “Comencé la formación diaconal a los 32 años y fui ordenado en 1994 a los 38 años. Nuestros dos hijos menores nacieron durante la formación. Los niños tenían 3, 4, 6 y 12 años en el momento de mi ordenación. Nuestra familia creció con la comunidad. Cuando hubo accidentes horribles, suicidios u otros momentos difíciles, pude ministrar a los de la comunidad. Cuando la escuela de mis hijos o los equipos deportivos tenían eventos, yo no solo era el diácono de la iglesia, sino también un padre compañero”. 

Encuentro de diáconos
Encuentro de diáconos

Que no sea nunca el impedimento para empezar la formación la temprana edad del aspirante. No tiene sentido impedir comenzar el curso propedéutico a candidatos que llegan ilusionados, porque no tienen la edad o los años de casados necesarios. La edad no debería ser nunca impedimento para comenzar la formación, y sí los años que la Santa Sede dispone en el momento de ordenación, que es distinto.

Fórmulas de financiación

Habría que buscar las fórmulas de financiación, becas, ayudas para que la formación fuera gratuita, porque ya no es el bolsillo del candidato, porque encima del esfuerzo que supone, no puede verse mermada la economía familiar.

Necesitamos un ejército de diáconos para nuestra sociedad- ¡Cuánto bien se podría hacer! ¡Cuántas personas podrían encontrar la felicidad que solamente da Cristo! ¡Cuántos compañeros de trabajo, vecinos amigos, se encontrarían por la mediación de estos diáconos que anuncian a Jesucristo Siervo!, ¡Cuántos pobres podrían ser atendidos!, y así cantar con el salmo 79: “Señor Dios de los ejércitos de diáconos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Etiquetas

Volver arriba