Elecciones y compromiso
| Faustino Vilabrille
Elecciones y compromiso
Poder para servir, no para servirse: Es más fácil empuñar el bastón de mando municipal que abrazar o dar la mano a un pobre, a un desvalido, a un adicto a dependencias muy difíciles de superar. Yo quiero un alcalde que haga lo segundo. Por tanto tengo claro a quien voy votar.
Como también es mucho más fácil celebrar una solemnidad en la catedral que dormir junto a los pobres sin techo en el palacio episcopal, como es mucho más fácil recibir la comunión en la mano que vivir a diario austeramente para ayudar a los empobrecidos del mundo. Es mucho más fácil organizar procesiones, peregrinaciones a santuarios y caminos de Santiago, a Fátima o a Covadonga que ir al encuentro de los empobrecidos de África, la India, Bangladés o América del Sur. Yo quiero una iglesia que haga lo segundo. En la otra no creo.
Una fe sin compromiso político-social, es solo religión para autojustificar la falta de compromiso con Jesús de Nazaret y su Mensaje Liberador de la Humanidad y la Creación.
Ascensión y triunfo: Celebramos hoy la fiesta de la Ascensión de Jesús. San Pablo dice que “Jesús, por la Resurrección, fue constituido Señor e Hijo de Dios”. Jesús, con la Resurrección, ya llegó a la plenitud total, al triunfo definitivo, para El, para todos los Seres Humanos y para la Creación. La Ascensión no le añade nada nuevo a Jesús, sino que es una forma de decir que llegó al triunfo total. Y llegó a este triunfo precisamente porque lo dio todo por los demás, empezando por despojarse de todo y hacerse esclavo, pasando por uno de tantos (δούλος en griego = esclavo, Carta a los Filipenses 2,7). Todos aspiramos a triunfar: Es una aspiración universal y legítima, pero hay una diferencia muy grande con Jesucristo: el triunfó por su total entrega y compromiso con los demás, pero en el sistema neoliberal-capitalista en el que estamos inmersos en el mundo occidental, que se extiende cada vez más, incluso en los países llamados socialistas-comunistas, lo que domina es triunfar a costa de los demás y de la creación, lo que conduce a unos pocos a tener mucho más de lo necesario, y a muchos más, una gran mayoría, a tener menos o mucho menos de los necesario; triunfar a costa de los demás es dejar víctimas por el camino, como no pagar un salario justo, hacer trabajar en exceso, incluso como esclavos, tal como a los niños en la minas de coltán del Congo, a quitarles sus tierras como en África, o contaminando tanto el planeta que origina el cambio climático con fatales consecuencias para los pobres a los que las lluvias torrenciales les arrebatan sus tierras, sus ganados, sus casas e incluso a sus familiares, como pasó estos días pasados en varios países africanos. Veamos: En Ruanda: 135 muertos, 110 heridos, 20.000 personas quedaron sin hogar, 3.963 casas arrasadas. En la R.D. del Congo: las lluvias desbordaron los ríos y provocaron desprendimientos de tierra que sepultaron unas 3.000 casas en la ribera del lago Kivu. Murieron 411 personas, y más de 5.500 personas permanecen desaparecidas. Otros países afectados por estas lluvias desbordadas son: Malaui, Madagascar y Mozambique. Los países mencionados han perdido por culpa de los desastres climáticos infraestructuras sociales y económicas esenciales, equipos de pesca, ganado y centenares de miles de hectáreas de cultivos en lo que va de año, según Patrice Talla, delegada de la FAO para el sur de África. Si antes de la pandemia había 828 millones de personas en alto riesgo de malnutrición, al final de la misma se le han sumado 350 millones más, sin contar con los que está generando la guerra de Ucrania.