Quien cuida a un niño está cuidando a Dios

Marcos 9,30-37:

Instruía Jesús a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días, resucitará. Pero no entendían aque­llo, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos no contesta­ron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y le dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". Y acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mi, sino al que me ha enviado".




1.- Jesús se puso el último con los últimos. Pero los discípulos aun no lo habían entendido. Pensaban que Jesús iba a ser por lo menos el gran Rey de Israel, y desean saber cuál de ellos es el más importante al que le corresponderá ocupar el primer puesto. Es lo mismo que pasa hoy: la lucha, muchas veces encarnizada, por mantener o conseguir alcanzar el poder. Con demasiada frecuencia se va a la política, no para servir de verdad al pueblo, sino para situarse bien económicamente. Se trata más de una carrera económica que de una carrera política, y se pactan las cantidades a cobrar de tal manera que en esto casi todos (gobierno y oposición) se ponen de acuerdo. Hay algunas excepciones dignas de todo elogio, que rechazan sueldos elevados y después de acordar una cantidad justa, todo lo que pasa de ahí lo devuelven al erario público o a actividades sociales. Tenemos algunos ejemplos bien claros en algunos cargos municipales elegidos en las últimas elecciones. Ojalá cunda el ejemplo.



2.-Para Jesús está clarísimo que el poder es solo para servir a los demás, y poner a los demás por delante antes que a uno mismo, hasta llegar a ser el último de todos. Para Jesús la autoridad es solo para servir al pueblo, y no para servirse del pueblo, lo cual vale también para la Iglesia.



3.-Para mucha gente de nuestros días el más importante es el tiene más dinero, sin importar cómo lo consiguió. Hay que decir muy claro y alto que no hay ninguna riqueza inocente. Una cosa es la ley y otra la ética. Hay leyes manifiestamente injustas que permiten enriquecerse legalmente. Todo aquello que no necesitamos para vivir dignamente se lo debemos al prójimo más necesitado que nosotros.



4.-Con razón hemos dado mucho énfasis a la presencia de Jesús en la Eucaristía, pero no hemos hecho lo mismo con otras presencias de Jesús tan importantes para El como esa. En el Evangelio de hoy tenemos una bien clara: la presencia real de Jesús en los niños. Quien maltrata a un niño/a está maltratando a Dios, quien cuida a un niño/a está cuidando a Dios.



Los pedagogos, médicos y sicólogos están bastante de acuerdo en que el período que va desde la etapa prenatal hasta los 6-7 años, es el más importante para el futuro de la vida del ser humano, porque en él se forjan las estructuras básicas para el resto de su vida, y que la influencia de los padres en el niño/a es enorme, porque en ese período es totalmente receptivo a todo, incluso ya antes de nacer. Por eso decimos que el que siembra en un niño siembra para siempre. De ahí que la preparación integral para ser padres deba ser especialmente cuidada.



En una ocasión le hemos oído decir a una profesora que estaba embarazada: “Yo cuando comulgo sé muy bien que también le estoy dando la comunión a mi hijo, porque sé que le transmito todo lo mejor que yo siento y deseo en ese momento”.



Jesús dio tanta importancia a los niños que considera hecho a El mismo lo que les hacemos a ellos hasta el punto que vale más tirarse al mar con rueda de molino atada al cuello que causar daño a un niño (Ver Mateo 18,5-6; Lucas 9,47-48 y 17,2 y Marcos 9,42).



De ahí que la pederastia ha sido uno de los escándalos más graves que ha tenido la Iglesia en los últimos tiempos. Es inaudito y obsceno que se hayan tenido que gastar millones en indemnizaciones por esa causa en vez de socorrer con ellos a los empobrecidos del mundo. Que Dios nos perdone y repare tanto daño.



Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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