Donde no hay justicia no está Dios

Sin conciencia crítica ante la realidad concreta de cada situación histórica, es imposible una fe adulta y madura coherente con el Evangelio

Los donativos de los ricos para los pobres son un hipócrita lavado de cara: en vez de aceptarlos habría que denunciar su injusticia, porque no hay ninguna riqueza que sea inocente.

¡Que importante es abrir los ojos a los oprimidos, para que descubran el origen de su opresión y luchen contra ella para la liberación de todos, a fin de que los opresores sean liberados de oprimir, y los oprimidos de sufrir la opresión!



Lucas 7,11-17:
Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando estaba cerca de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, tuvo compasión y le dijo 'no llores'. Y acercándose, tocó el féretro y dijo: «Joven, a ti te lo digo, levántate». El muerto se incorporó y empezó a hablar y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios diciendo: «Un gran profeta he surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

Hay un hecho muy importante en el mensaje y en las palabras de Jesús que los Evangelios destacan sobremanera: la sensibilidad extraordinaria de Jesús ante los sufrimientos, el dolor, el desamparo y necesidades de los demás, y muy especialmente si estos son pobres e indefensos. Tal es el caso de las viudas, que además de ser mujeres encima eran viudas, y por eso mismo doblemente vilipendiadas, abusadas, y despreciadas. Es por lo que aparecen con frecuencia a lo largo de la Biblia (cerca de 50 veces), a las que Dios protege de forma especial, porque lo necesitaban más, equiparándolas a los extranjeros y a los huérfanos, porque en aquellos tiempos eran personas, y en muchos países también hoy, especialmente necesitadas, marginadas y explotadas.
Las guerras de Irak y Afganistán, han dejado más de un millón de viudas.
En algunos países del Tercer Mundo, si una mujer tiene un hijo discapacitado, el marido la abandona porque ella hizo algo "malo" que no le confesó a él. Ahí la deja sola.

Leemos en la Biblia:

Deuteronomio 10:17-18: "Dios es grande, poderoso... que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.”

¿La justicia es igual para todos? ¿Van igual a la cárcel los ricos que los pobres? ¿Qué diferencia hay entre el que puede pagar abogados o el que tiene que llevarlos de oficio? ¿Reciben el mismo trato los grandes ladrones que los pequeños hurtadores que no tienen para comer?

Deuteronomio 24:17-21: “Dice Dios: No torcerás el derecho del extranjero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda".

¿Cómo estamos tratando a los inmigrantes? ¿Por qué los devolvemos a la misma miseria de donde han salido? ¿No son acaso miserables allí porque con nuestras multinacionales les quitamos sus tierras, sus materias primas, y explotamos por unos céntimos su mano de obra?


¿Qué hacen en la India, en Brasil, Argentina o Guatemala los zaras, los mangos, los corte ingles, los pumas, los toppers, los benetton, los primark, etc. (Información de la ONG Alameda y la CGT, etc.)

Deuteronomio 26:12-13: “Dice Dios: De tus frutos darás también...al extranjero, al huérfano y a la viuda".

Los bienes de la tierra son para todos los hombres, y no para que unos pocos lo acaparen todo y dejen a los demás sin nada. Cada vez hay más desigualdad entre países y personas. Esta desigualdad aún es más grande entre los ricos de los países pobres y los pobres de los países pobres.

Deuteronomio 27:19: “Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.”

¿Aquí decimos todos Amén a esas palabras? Solo el pueblo unido será capaz de no ser vencido por los poderosos de este mundo.
Isaías 1:17: “Oíd una palabra de parte de Dios: Aprended a hacer el bien; buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.”

Los adinerados, los políticos, eclesiásticos, etc., hablan mucho de paz, pero no de justicia, porque hablar de paz les suena bien a los de arriba y a los ingenuos de abajo, pero hablar de justicia suena mal a los de arriba porque abre los ojos a los de abajo.

Sin conciencia crítica ante la realidad concreta de cada situación histórica, es imposible una fe adulta y madura coherente con el Evangelio. ¡Que importante es abrir los ojos a los oprimidos, para que descubran el origen de su opresión y luchen contra ella para la liberación de todos, a fin de que los opresores sean liberados de oprimir, y los oprimidos de sufrir la opresión!
Los gastos militares mundiales ascendieron en 2015 a 1, 56 billones europeos de €. Cada año aumenta más.

El gasto militar total español es de 17.465 millones de euros, tres veces superior al presupuesto presentado por el Ministerio de Defensa, que lo disimula repartiéndolo en diferentes ministerios.

La paz verdadera es fruto de la justicia, no de las armas ni del miedo de unos a otros.

Jeremías 7:6-7: “Palabra de parte de Dios:... y no oprimiréis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramaréis sangre inocente".

¡Cuánta sangre inocente, es decir, cuánta muerte violenta, cuánto asesinato, cuantas víctimas inocentes en las guerras que ni las causaron ni las quisieron, pero mueren injustamente por ellas; cuántos miles de personas, sobre todo niños, mueren a diario de hambre: es el asesinato más grande que nunca ha habido en la historia de la humanidad porque hoy hay de sobra para todos! Son el cuerpo de Cristo ensangrentado y muerto en los asesinados de hoy por el hambre injusta de la crisis, la emigración, los desplazamientos, las injusticias, causados por empresarios especuladores, multinacionales voraces, bandidos financieros, organismos al servicio de los grandes como el BM, el FMI, o la OMC, que están convirtiendo este mundo en salvaje, cruel y horroroso para muchos millones de seres humanos.

Jesús sigue la trayectoria bíblica de compromiso con los empobrecidos. En este pasaje de hoy le vemos sentir compasión de este viuda, no quiere que llore, y le devuelve vivo a su hijo: el sufrimiento, el dolor y el llanto, son a veces condición de la vida humana de este mundo, pero si son injustos e innecesarios, son contrarios al hombre y por tanto al mismo Dios, y no solo los del hombre, sino también los de los demás seres vivos de la creación. Donde hay justicia, está Dios, donde no la hay falta Dios.

En otro pasaje del Evangelio (Lucas 18, 1-5) cuenta Jesús que en una ciudad había un juez que no respetaba ni a Dios ni a los hombres, y una viuda que le clamaba: "Hazme justicia contra mi adversario", pero el juez no le hacía caso, hasta que un día, cansado de oírla, decidió hacerle justicia.

Millones de gritos, cada día más fuertes y doloridos, nos llegan de los países pobres a los países ricos, pidiendo que les hagamos justicia, que nos los explotemos más, que no vayamos por Africa como los chinos, los emiratos árabes y las multinacionales europeas, derribando sus chabolas, quitándoles sus tierras, obligándolos a marchar sin rumbo en busca de otro asentamiento hasta que llegue otra multinacional a quitársela de nuevo.

Otro tanto hacen las multinacionales de EE.UU. y Canadá en Centro y Suramérica. Lo pudimos ver y hablar con los indígenas de Guatemala que dormían de noche debajo de unos simples plásticos, turnándose en la vigilancia para que esas multinacionales no les invadiesen furtivamente sus tierras.

Finalmente Jesús destaca la generosidad de aquella viuda que echó en el templo todo lo poco que tenía para vivir, mientras que otros ricos echaban cantidad, pero de lo que les sobraba. Por eso Jesús concluye: Esta viuda pobre ha echado más que todos.

Una vez más tenemos que decir: hoy hay de sobra para todos, tenemos que gritar como aquella viuda, pidiendo justicia, exigiendo leyes justas y que con justicia las apliquen los jueces, en el orden nacional e internacional.Los donativos de los ricos para los pobres son un hipócrita lavado de cara: en vez de aceptarlos habría que denunciar su injustici,a porque no hay ninguna riqueza que sea inocente.

Seguir a Jesús exige una opción preferencial por la justicia a favor de los más empobrecidos y necesitados. Sin hacerlo así es imposible ser discípulo de Jesús.
Donde no hay justicia está Dios oprimido.
Donde hay justicia está Dios liberado.


Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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