Edad provecta ( y Claves de la vida 100)

La edad provecta es la edad madura propia ya de la vejez o senectud. Suele considerarse la edad más caduca y a veces caducada, la más contingente y la menos gloriosa, la más borrosa. A pesar de ello, la edad pro-vecta significa la edad vectorializada hacia adelante, adelantada o avanzada, por cuanto abierta (pro) a su enigma y estigma: la muerte como horizonte rasgado y sellado. La cual empero, como afirma Montaigne, es el como el finiquito de la vida, pero no su final o finalización absoluta, ya que la vida queda reflotando en el ser.

La edad provecta es la edad probada y provista de experiencia, la edad abierta y que proyecta lo último, las ultimidades, el término o conclusión de la vida, pero no su total oclusión. La muerte es el límite que se vivencia, la frontera que se cruza en el camino, el umbral que se atisba. Pero el límite está para cruzarlo, la frontera para transgredirla y el umbral para transitarlo. Porque la muerte no es un muro sino un tránsito a través de un túnel, no una explicación definitiva sino una implicación decisiva, el paso de lo visible o exterior a lo invisible o interior. Cierto, lo invisible no se puede ver, pero se puede oír a través de la música sutilmente.

La edad provecta es la edad de la asunción de casi todo lo que nos va llegando, lo que nos va llevando, la edad de la asunción de los contrarios, lo negativo y lo positivo, el normal sufrimiento de la enfermedad y la anormal felicidad de la interioridad, si se tiene alma y se cultiva. Anida en la edad provecta una melancolía típica del hombre, situado entre la finitud que se estrecha realmente y la infinitud que se abre surrealmente, entre la sujección al destino mortal y la liberación transmortal que se anuncia. Pues morir no es reducción a la pura nada, sino trascendencia impura, no es cerrazón sino apertura, no es exhumación del ser sino exhalación del alma, la cual en su fondo es urdimbre de amor.

El amor es la única prueba determinante de la existencia del alma y, finalmente, de Dios: al menos del Dios-amor. Mientras que el amor corporal es meramente procreativo, el amor anímico es creador o creativo y, por tanto, transmortal. Todo amor requiere eternidad, porque recrea un tiempo transtemporal y un espacio abierto al infinito, aunque esté atrapado o confinado en nuestra finitud. Precisamente la edad provecta se caracteriza por un amor provecto o de pro, dadivoso, caracterizado por el don, la dádiva o la donación, el amor propio del abuelo y la abuela. Nunca he olvidado a mi canonical tío-abuelo cuando siendo niño, tras haberme escapado enfurruñado de nuestra casa unas horas, me recibió sollozando a mi vuelta mientras me propinaba unas suaves bofetadas que a mí me parecieron caricias, una especie de bendición paralitúrgica del hijo pródigo.

El amor provecto suele ser un amor a fondo perdido, basado en la compasión propia y ajena, situado/sitiado ante la Parca que nos va aparcando a todos, despojado del propio ego que se tambalea y se vuelve niño. Este despojamiento del viejo provecto es el que posibilita el despejamiento de un horizonte temporal con un vector abierto a lo eterno. Es el amor el que finalmente rescata de la muerte, resucitando el/lo amado intempestivamente, como sabemos religiosamente por el amor de María Magdalena capaz de “resuscitar” a su amado Jesús. El amor suscita amor, el cual es la resurrección del otro/otra y de uno mismo a modo de insurrección vital. En este contexto, el amor provecto se distinguiría por su aferencia o afecto y su oferencia o ofertorio, ofrenda o oblación. Por eso el auténtico anciano provecto no responde ya a la figura del viejo carcamal, sino si acaso a la figura de un venerable carcabien con sus achaques.

La vida del provecto es un proyecto ya de vuelta, como su amor, ya vuelto de su vieja revuelta juvenil o estudiantil. Por eso le gustan, decía F.Bacon, los viejos leños del hogar y los viejos vinos, los viejos libros y los viejos amigos. Es el momento de vivir con filosofía, la cual conlleva una cierta dosis de escepticismo y estoicismo, pero sin renunciar a la resuscitación o animación del alma a través de una visión ya no meramente empirista o positivista de la existencia inmanente o cerrada, sino simbólica o trascendente, abierta a otra vida no meramente exterior en el mundo sino interior al cosmos. Por lo demás, ello significa entonces que otra vida es posible, también en este mismo mundo que feliz e infelizmente cohabitamos. Que nadie ni nada nos cierre los portones del más allá, hay que dejarlo todo bien abierto, como hace Mozart en su inolvidable Réquiem en el umbral de su transfiguración. Únicamente advertir finalmente que quizás el más allá no sea un presunto trasmundo, sino un más acá interior o intramundo, cohabitado por el silencio de Dios como éxtasis del ser.

CLAVES DE LA VIDA 100



AFORÍSTICA 161

---Jesús, abandonado en la Cruz por el Dios del Antiguo Testamento, proyecta el Dios del Nuevo Testamento.
---Dios como absoluto en absoluto: porque los absolutos llevan al absolutismo y resultan mortíferos.
---Credo quia confusum: porque Dios es la confusión de los contrarios (confusio oppositorum).
---En el Estado estamos todos: en la Iglesia estamos los que somos.
---El sentido del ser es el tiempo: pero el ser del sentido es el símbolo, el cual lucha con el tiempo trastemporalmente (espacialmente).
---La misericordia es la compasión por la miseria: propia y ajena.
---El diálogo humano es correlativo: te hablo para que me hables.
---La relación interhumana como egoísta y altruista: soy porque tú eres (reconocimiento mutuo).
---Las neurociencias y su neura contemporánea: cerebral.
---Como Dalí, soy excéntrico y concéntrico.
---Raúl Herrero habla de los huevos con ojos: fritos.
---Al final uno se acaba despidiendo de sí mismo.
---Angel Nogueira definía mi obra como un principio desintegrador, explosivo, de la realidad compacta: la simbolización posibilita esa radiación explosiva o quizás implosiva de lo real reificado.
---El sentido es la verdad con amor.
---La película Stargate: la belleza androgínica egipcia.
---El diferente como disidente: dis-idente.
---El teísmo militante como teísmo con fe de roca: el ateísmo militante como ateísmo con te de roca.
---La cueva, gruta o caverna de la Virgen del Pilar: y su columna como estalactica/estalagmita terrestre/celeste.
---Según R. Schusland, el héroe de las Guerra de las Galaxias (Luke Skywalker) sería neuetro Parsifal, el mago Obi-Wan sería Merlín, y Darth Vader el mal: dracontiano.
---El californiano Mark Hamill fue el joven Lukeskaywalker de Star Wars de G. Lucas: en el último episodio de la saga el actor vuelve hecho todo un viejo.
---El viejo asume el tiempo despacio: espaciosamente.
---El mar, desnudo siempre y jadeante (Unamuno).
---Dios es el frontón vasco del que rebota el yo unamuniano.
---El Nuevo Testamento muestra que no hay superación del Viejo Testamento sin supuración: la Cruz.
---Hay que desortodoxizar la ortodoxia: exorcizarla y desoxidarla.
---Todo sistema acabado acaba con todo en el Todo: totalizador/totalitario.
---La analogía del ser resulta estática: prefiero la dualéctica del ser que afirma la apertura y concreación de lo real.
---Las imágenes simbólicas nos salvan de la letra muerta.
---Si no llegas a la vejez no llegas a la madurez: y si logras la vejez malogras la madurez.
---La vejez como interiorización del sentido: hasta su calcinación final.
---Antiquam exquirite pietatem: desescombrar la vieja piedad.
---El increyente cree que quedará reducido a algo menos o menor (reduccionismo): el creyente cree que acabará haciendo parte de algo más o mayor (Deus semper maior).
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