EL PAPA ES -Y SERÁ- NOTICIA
El Papa es –y será- noticia. Además, llamándose, y queriendo ejercer de “Francisco”, lo es, y lo será, en mayor proporción, extensión y profundidad que lo fueron otros, predecesores cercanos, canonizados o en vías de serlo, sin absurdas e interesadas concesiones a episódicas y fugaces “papalatrías”. El Papa, -este Papa- es evangelio –“buena noticia”, por antonomasia. Sus palabras, gestos y silencios así lo proclama, con satisfacción por parte de muchos, dentro y también fuera de la Iglesia. Es de tal entidad esta apreciación, que en la hipotética “causa de los santos” que pretendiera seguírsele algún día, habría de inclinarse la balanza a su favor, aún con la anticipada seguridad de que el peso de cánones, canonistas y profesionales de la ley – del “sábado”-, difícilmente lo permitieran.
: El Papa Francisco es noticia diaria, una y más veces. Sus declaraciones y comportamientos lo demandan por su originalidad y “rareza”, consistiendo y coincidiendo esta tan solo con la forma de ser y actuar del “común sentir de los mortales”. Un Papa –persona normal, a ras de la tierra y, por tanto, más cerca de Dios y de cuanto llamamos “cielo”, es noticia espectacular y atractiva de las que los profesionales de la información están dispuestos a proporcionársela a sus clientes.
. El Papa Francisco tiene siempre algo nuevo y actual que decir, y lo dice. Acostumbrados a oír y leer candideces e inepcias episcopales “et ultra”, extra-terrenales, vaporosas y etéreas, sentirse partícipes de la sempiterna y plural novedad del evangelio encarnada y “evangelizada” por el Papa, es información- comunicación- reportaje con riqueza de contenido y contenidos ciertamente convincentes.
. Además, y para completar oferta tan atractiva en la asignatura- disciplina de la comunicación, el Papa- noticia en sus palabras y gestos es fiel transmisor de mensajes de alegría, paz, comprensión, amabilidad, ternura, salvación, sencillez, benevolencia, simpatía y respeto. Así administrado y servido el evangelio, con rigor bíblico y teológico, entraña infinitas posibilidades de convicción e interés salvadores para propios y extraños.
. El Papa Francisco es aún más noticia porque su palabra raramente condena, y en los casos en los que lo hace, su coincidencia con la ya dictada por el pueblo es plena y certera. Hasta el presente, palabras pontificias acaparaban los titulares de los espacios informativos con anatemas, censuras, reprobaciones, excomuniones y exposición detallada de sus correlativas incidencias en esta vida, y también en la otra.
. Las citas del Código de Derecho Canónico y del sagrado libro del Apocalipsis sobrepasaban en número e intensidad a las de otros del Antiguo y Nuevo Testamento. Compendiar las enseñanzas religiosas de la Iglesia en los catecismos al uso, “pastorales”, encíclicas y “hojas parroquiales” imposibilitan que la Verdad –con letras mayúsculas- alcanzaran salvadoramente, y tornaran personas libres a los “fieles cristianos”, miembros de cofradías y asociaciones.
. “Papas” y “noticia” establecieron en los últimos tiempos relaciones indisolubles con concentraciones masivas de afirmaciones- reafirmaciones a favor –y, por tanto, en contra- de algo o de alguien. La “religiosidad de las plazas”, espacios abiertos o cerrados “hasta no caber más” y las misericordiosas estadísticas que con exageradas prosopopeyas y números, serán referidas posteriormente, tienen poco –nada- de evangélicas. Suelen tenerlas cuando se echan las cuentas y, con datos probatorios, aparecen quienes fueron sus “patrocinadores” y cual la procedencia, legal o ilegal, del dinero invertido. El caso de la visita de Benedicto XVI fue, y sigue siendo, paradigmático, con mención para Cajas o “fondos” B, C y otras letras de los “abecedarios” político- eclesiásticos.
Al Papa Francisco no puede eximírsele de ser algún día aún más noticia, a consecuencia de algún atentado que justifiquen “las fuerzas del mal” y los “poderes infernales”, que con muchos y plurales. Los intereses personales, o de grupo, al dictado de fundamentalismos feroces e irracionales,, con invocación frecuente al sacrosanto nombre de Dios, es bastante más que una contingencia y riesgo, asumidos por el mismo Francisco, sin que por otra parte le preocupe en exceso y limite el ministerio de la renovación –refundación de la Iglesia con el que se siente comprometido, interpretando con fidelidad la vocación a la que fuera llamado desde su “Buenos Aires querido”, un lugar del “fin del mundo”, como él mismo dijera.
. Nos felicitamos de que un Papa, de sobrenombre Francisco, se nos haga presente en los espacios informativos de cualquier color, y se convierta en tema obligado de conversación. Es garantía de salud mental, tanto cívica como religiosa. Es invitación a la audacia y a la convivencia “en paz y en gracia de Dios”.
: El Papa Francisco es noticia diaria, una y más veces. Sus declaraciones y comportamientos lo demandan por su originalidad y “rareza”, consistiendo y coincidiendo esta tan solo con la forma de ser y actuar del “común sentir de los mortales”. Un Papa –persona normal, a ras de la tierra y, por tanto, más cerca de Dios y de cuanto llamamos “cielo”, es noticia espectacular y atractiva de las que los profesionales de la información están dispuestos a proporcionársela a sus clientes.
. El Papa Francisco tiene siempre algo nuevo y actual que decir, y lo dice. Acostumbrados a oír y leer candideces e inepcias episcopales “et ultra”, extra-terrenales, vaporosas y etéreas, sentirse partícipes de la sempiterna y plural novedad del evangelio encarnada y “evangelizada” por el Papa, es información- comunicación- reportaje con riqueza de contenido y contenidos ciertamente convincentes.
. Además, y para completar oferta tan atractiva en la asignatura- disciplina de la comunicación, el Papa- noticia en sus palabras y gestos es fiel transmisor de mensajes de alegría, paz, comprensión, amabilidad, ternura, salvación, sencillez, benevolencia, simpatía y respeto. Así administrado y servido el evangelio, con rigor bíblico y teológico, entraña infinitas posibilidades de convicción e interés salvadores para propios y extraños.
. El Papa Francisco es aún más noticia porque su palabra raramente condena, y en los casos en los que lo hace, su coincidencia con la ya dictada por el pueblo es plena y certera. Hasta el presente, palabras pontificias acaparaban los titulares de los espacios informativos con anatemas, censuras, reprobaciones, excomuniones y exposición detallada de sus correlativas incidencias en esta vida, y también en la otra.
. Las citas del Código de Derecho Canónico y del sagrado libro del Apocalipsis sobrepasaban en número e intensidad a las de otros del Antiguo y Nuevo Testamento. Compendiar las enseñanzas religiosas de la Iglesia en los catecismos al uso, “pastorales”, encíclicas y “hojas parroquiales” imposibilitan que la Verdad –con letras mayúsculas- alcanzaran salvadoramente, y tornaran personas libres a los “fieles cristianos”, miembros de cofradías y asociaciones.
. “Papas” y “noticia” establecieron en los últimos tiempos relaciones indisolubles con concentraciones masivas de afirmaciones- reafirmaciones a favor –y, por tanto, en contra- de algo o de alguien. La “religiosidad de las plazas”, espacios abiertos o cerrados “hasta no caber más” y las misericordiosas estadísticas que con exageradas prosopopeyas y números, serán referidas posteriormente, tienen poco –nada- de evangélicas. Suelen tenerlas cuando se echan las cuentas y, con datos probatorios, aparecen quienes fueron sus “patrocinadores” y cual la procedencia, legal o ilegal, del dinero invertido. El caso de la visita de Benedicto XVI fue, y sigue siendo, paradigmático, con mención para Cajas o “fondos” B, C y otras letras de los “abecedarios” político- eclesiásticos.
Al Papa Francisco no puede eximírsele de ser algún día aún más noticia, a consecuencia de algún atentado que justifiquen “las fuerzas del mal” y los “poderes infernales”, que con muchos y plurales. Los intereses personales, o de grupo, al dictado de fundamentalismos feroces e irracionales,, con invocación frecuente al sacrosanto nombre de Dios, es bastante más que una contingencia y riesgo, asumidos por el mismo Francisco, sin que por otra parte le preocupe en exceso y limite el ministerio de la renovación –refundación de la Iglesia con el que se siente comprometido, interpretando con fidelidad la vocación a la que fuera llamado desde su “Buenos Aires querido”, un lugar del “fin del mundo”, como él mismo dijera.
. Nos felicitamos de que un Papa, de sobrenombre Francisco, se nos haga presente en los espacios informativos de cualquier color, y se convierta en tema obligado de conversación. Es garantía de salud mental, tanto cívica como religiosa. Es invitación a la audacia y a la convivencia “en paz y en gracia de Dios”.