Hace 65 años: Gandhi, paloma asesinada
GANDHI, MAESTRO EN EL CAMINO DE LA SAL
Gandhi, maestro en el camino de la sal:
cuando tu mente pura se adelanta hacia el mar
nunca enturbia tus ojos la duda de los pájaros,
nunca es tu cuerpo sombra
ni apagado sol tu calva
ni nube la blanca sábana que cubre tu desnudez;
jamás olerán a yugo los collares de flores que ahogan la pureza de tu cuello
ni alineará turbión o trueno el clamor de los hindúes a tu paso.
Non son rendida alfombra las cabezas que se inclinan a ambos lados de tu estela
ni balazos las palmas del aplauso
ni brazos de amenaza los millares de brazos unidos a los pechos.
Juntas sus manos,
jamás, llama tan alta, se alargaron los dedos
en el fervor del hombre por el hombre.
Salve, Gandhi, blanco en la marcha de la sal,
salve a tu cuerpo deleznable donde rebota la gloria,
salve a tus hombros débiles, al atadijo de lino que abrazas en torno de tu vientre.
Salve a tus piernas desnudas de hombre sin más, tan próximo al insecto
o a la estricta desnudez con que la tierra nos pare.
Salve en la multitud tras la ascética miopía de tus ojos.
Conforme tú te acercas
bulle la sal y se encumbra la espuma
y se arquean las olas como naves de templo.
Cuando llegues habrá un viento solemne, habrá fragor de bóveda.
Antes de entrar marcarás de tu huella la arena de los atrios
y las aguas amargas se dejarán atrapar
hechas sabiduría y victoria en tus manos.
(Obra poética, p. 547).