Antes, antes, Miguel de Cervantes

La reciente búsqueda de los restos de Cervantes da mucho que pensar. Y deja no poco al desánimo y hasta a la indignación. Somos mucho más negligentes que los países de nuestro entorno para conservar y honrar los restos de nuestros grandes personajes. Más descuidados que los ingleses, los franceses o los portugueses, por ejemplo. ¿Ignorancia? ¿Incuria? ¿La famosa envidia hispánica? ¿Dónde están y cuáles son los huesos de Velázquez, Calderón, Lope de Vega y una larga listas de genios enterrados en tumbas sin nombre o mezclados en osarios comunes? Desde ahora aviso que los versos que siguen son circunstanciales, casi escolares, bastante más modestos que los de los grandes poetas cuyos restos se hallan olvidados o perdidos.

ANTES, MIGUEL DE CERVANTES


Antes, antes,
Miguel de Cervantes,
debieron honrarte
reyes, gobernantes,
pillos y tunantes,
guapos y danzantes.

Antes,
cuatro siglos antes,
ruines e ignorantes
debieron prestarte
honores bastantes.

Antes, antes
falsos caballeros
quietos, que no andantes,
debieron besar
tu mano y tu pluma,
Miguel de Cervantes.


¿Cuatrocientos años
no fueron bastantes
para honrar tus huesos?
Antes, antes, antes…

No tuviste entierro,
Miguel de Cervantes,
como el que gozaron
bobos importantes.

Don Quijote grita:
“¡Bellacos, farsantes!
¿No hay más que molinos?
¿Dónde los gigantes?
¿Se habrán vuelto todos
cuerdos delirantes?
¡Ya no hay caballeros,
faltan Rocinantes!
Tengo yo la vida
que me dio Cervantes.
¡Toda gloria es suya
ahora como antes!”.

Da España a sus genios
trato de bergantes
y olvida en la fosa
común a Cervantes.

Antes, antes...

(Abril de 2015)
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